La segunda Conferencia sobre los Efectos de la Crisis Económica Mundial sobre Asia, organizada por Third World Network (TWN) y la Asociación de Consumidores de Penang (Malasia), tuvo lugar la semana pasada en un clima de optimismo por la recuperación de la economía mundial. No obstante, varios expertos de las Naciones Unidas presentes en la […]
La segunda Conferencia sobre los Efectos de la Crisis Económica Mundial sobre Asia, organizada por Third World Network (TWN) y la Asociación de Consumidores de Penang (Malasia), tuvo lugar la semana pasada en un clima de optimismo por la recuperación de la economía mundial.
No obstante, varios expertos de las Naciones Unidas presentes en la conferencia declararon que en esta etapa no esperaban una recuperación mundial sostenida, ya que es posible que los efectos positivos de los programas de estímulo desaparezcan.
En la conferencia participaron funcionarios de bancos centrales, ministerios de Economía, investigadores y miembros de ONG, hubo presentaciones de organismos de las Naciones Unidas, como la Secretaría General, el PNUD y la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico, y se presentaron ponencias sobre los efectos de la recesión en China, India, Indonesia, Pakistán, Corea, Filipinas, Malasia, Tailandia y Turquía.
En agosto de 2008, cuando se realizó la primera conferencia, la crisis mundial estaba comenzando a afectar a Asia. En el año que transcurrió desde entonces, la mayoría de los países asiáticos experimentaron enormes caídas de las exportaciones y una sustancial disminución del PIB.
En julio se informó de una reanudación del crecimiento económico en varios países de Europa y Asia. No obstante, los expertos presentes fueron cautos y varios de ellos advirtieron que esto se debe a los programas de estímulo fiscal, cuyos efectos son temporales. Por lo tanto, podría haber una «recuperación» con altibajos: la economía baja, se recupera y luego vuelve a bajar. Gráficamente, como una W.
Numerosos participantes propusieron que los países asiáticos tuvieran un enfoque más proactivo, que se traduzca en utilizar sus programas fiscales para comenzar a construir nuevos modelos de desarrollo, y en utilizar su peso económico para impulsar una reforma del sistema financiero internacional.
Andrew Sheng, ex presidente de la Comisión de Valores de Hong Kong y actual asesor de la Comisión de Regulación Bancaria de China, declaró que Asia tiene tres opciones: ceñirse al status quo, adoptar medidas defensivas o pasar a la ofensiva, es decir, asumir un papel de liderazgo en la reforma del sistema internacional que ha sido el origen de los problemas. En este momento, Asia está en una posición entre el status quo y la defensiva, afirmó.
Si bien con la última crisis Asia aprendió que la solución del FMI es la bancarrota, la crisis actual también demostró la bancarrota del pensamiento colectivo a escala regional. «No sabemos cómo responder», dijo Sheng, señalando a la Iniciativa Chiang Mai como un primer paso necesario para trabajar juntos.
Sheng instó a las autoridades asiáticas a trabajar colectivamente en la reforma de la arquitectura financiera mundial y lograr una «gobernanza compartida», imprescindible para superar la crisis financiera sistémica.
Y.V. Reddy, ex gobernador del Banco de Reserva (central) de India, coincidió con Sheng en que Asia debería hacer algo más que estar a la defensiva, ya que la región tiene el sesenta y siete por ciento de las reservas mundiales de divisas, el cincuenta y cinco por ciento de la población mundial y una proporción sustancial del PIB mundial.
Sugirió la creación de un gabinete estratégico que asesorara a las autoridades, y que la región adoptara medidas para recuperar el equilibrio del sistema financiero mundial. Por ejemplo, sólo hay dos organismos de crédito y dos agencias de noticias financieras con influencia mundial, todos occidentales. Los asiáticos podrían crear organismos similares, utilizando la perspectiva de los países en desarrollo.
Tanto Sheng como Reddy responsabilizaron a la estrategia de las empresas financieras de apropiarse de altos cargos políticos, especialmente en Estados Unidos, como la principal causa de la creciente influencia del sector financiero y sus actividades especulativas, en detrimento de la economía real.
Sheng también advirtió que «salirse» de los actuales programas fiscales y de rescate sería problemático, especialmente con relación a quién pagaría los costos. Advirtió que los fondos utilizados para eso crearían otra gran burbuja y sólo benefician a quienes saben cómo hacer burbujas y pasárselas a otros para que carguen con los costos.
Yilmaz Akyuz, asesor económico de South Centre y ex economista principal de la Unctad, dijo que es posible que Estados Unidos y Europa pronto abandonen el estímulo fiscal. El crecimiento del consumo experimentaría una caída en Estados Unidos y habría un periodo de crecimiento débil y errático en los países desarrollados.
El desafío para Asia ahora consiste en cómo reducir la dependencia de los mercados extranjeros, mantener la estabilidad financiera y del tipo de cambio, y reducir su exposición al dólar como moneda de reserva.
Akyuz señaló como problemas el bajo consumo de China y la escasa inversión en otros países asiáticos, mientras que otros países todavía tienen una baja capacidad de ahorro y dependen del capital extranjero.
Akyuz también se refirió a la necesidad de una cooperación regional para resolver el problema de la inestabilidad de los tipos de cambio entre los países asiáticos, que altera el desempeño comercial y puede impedir la cooperación comercial de la región. En la conferencia se identificó como prioridad la falta de incentivos a la inversión nacional y se discutió la forma de superarla.
Martin Khor, fundador de Third World Network (TWN), es director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.