La crisis bancaria imperial exportada desde Wall Street, que ya comienza a extenderse por todo el entramado globalizado del sistema financiero internacional, ya impactó en los principales bancos y grupos de inversión de EEUU y se proyecta como una pesadilla sobre la banca europea. En ese escenario, asoman los fondos soberanos como los nuevos actores de la (cada vez más definida) debacle financiera global.
«En aprietos, la banca occidental acude a fondos de inversión de Asia y Medio Oriente», titula este martes The Wall Street Journal, el vocero periodístico del sionismo financiero neoyorquino.
La necesidad de obtener capital está cambiando aceleradamente el panorama de la banca mundial, a medida que algunos de las principales bancos y grupos de inversión en crisis ceden participaciones accionarias a fondos estatales (fondos soberanos) de Asia y Medio Oriente que vienen en su rescate.
Como consecuencia de la crisis «subprime» en EEUU, la mayoría de los grandes bancos mundiales (incluidos los europeos) ha efectuado previsiones para evitar la depreciación de sus activos y reducir drásticamente sus costos, lo que ha conllevado la caída de presidentes y consejeros delegados de esas entidades, acompañados por decenas de miles de trabajadores despedidos.
La crisis bancaria (como efecto de las «subprime») proyectada de EEUU a Europa tiene como protagonistas a Bear Stearns, Lehman Brothers, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Citigroup y J.P. Morgan, entre otros.
El lunes le tocó el turno a la poderosa y legendaria Unión Bancaria Suiza, UBS, que anunció nuevas pérdidas por US$10.000 millones en el valor de sus activos financieros.
Frente a un severo problema de financiamiento, el gigante bancario suizo UBS AG recurrió a los gobiernos asiáticos y del Medio Oriente, los que (a través de sus fondos estatales de reserva) se están convirtiendo en los prestamistas de última instancia de muchas entidades financieras occidentales en crisis.
El acuerdo de UBS, que contempla la venta de hasta un 12,4% de la propiedad, se produce semanas después de que Citigroup Inc. recibiera una inversión de US$7.500 millones provenientes de fondos estatales de Abu Dhabi a cambio de una participación de hasta 4,9%.
Según The Wall Street Journal, la banca Suiza (UBS) recibió una inyección de 11.000 millones de francos suizos, y unos US$9.750 millones, proveniente de fondos estatales de Singapur.
De esta manera, la ciudad-estado se convierte en el principal accionista del gigante suizo. UBS también recibió 2.000 millones de francos suizos, es decir unos US$1.780 millones, de un inversionista del Medio Oriente que no quiso identificar.
El rescate de la banca suiza se trata del ejemplo más reciente en el que fondos estatales de Asia y del Medio Oriente asumen participaciones en entidades financieras occidentales afectadas por la crisis inmobiliaria de Estados Unidos.
UBS se suma a una creciente lista de bancos europeos y estadounidenses que han recibido inyecciones de capital de Asia y Medio Oriente este año, que incluye a entidades de primera línea como Bear Stearns, Lehman Brothers, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Citigroup y J.P. Morgan, entre otros.
Con abundante efectivo en sus manos gracias al auge en el precio de materias primas (principalmente petróleo, en caso de Medio Oriente y Rusia) y de bienes de consumo (caso de China y Asia), estos gobiernos han acumulado gigantescas reservas (fondos soberanos) que los sitúa en posición de capitalizar la caída los bancos occidentales imperiales.
Según cifras de Morgan Stanley, los fondos soberanos de inversión han invertido US$33.400 millones en activos financieros en Europa y EEUU desde enero de 2006.
«Se trata de una nueva señal de cómo está cambiando la economía global», dijo al The Wall Street Journal, Gerard Lyons, economista jefe del banco británico Standard Chartered. Agregando que «También refleja el actual estado de fragilidad del sector financiero de Occidente».
El avance de los fondos soberanos
Los llamados «fondos soberanos» son las reservas de divisas (sobre todo en dólares, euros o yenes) que los países que se encuentran con un superávit en cuenta corriente pueden administrar e invertir en el sistema financiero internacional.
Según Simon Johnson, funcionario del FMI, la designación fondo soberano de inversión es nueva, pero el concepto, no: se trata de activos de un gobierno que están denominados en moneda extranjera.
El origen de los fondos soberanos se remonta a la década de 1950, pero su volumen mundial total experimentó un crecimiento acelerado en los últimos 10 ó 15 años.
Estimado en US$500.000 millones en 1990, hoy el volumen total de activos financieros de esos fondos se calcula en US$3 billones y se estima que podría llegar a US$10 billones en 2012.
Para tener una dimensión de esta cifra hay que señalar queel volumen de activos financieros de los fondos soberanos equivale a un cuarto (25%) del PBI de EEUU (US$12 billones), y que su volumen alcanza al PBI total de América Latina.
Por países, los mayores fondos soberanos son los de Abu Dhabi (u$s625.000 millones), Noruega (u$s322.000 millones), Singapur (u$s315.000 millones), Kuwait (u$s213.000 millones), China (u$s200.000 millones) o Rusia (u$s128.000 millones), todo ello sin contar a países como Venezuela que ya están invirtiendo en sectores de la banca imperial.
Según The Wall Street Journal, «para los fondos soberanos, es atractivo invertir en bancos e instituciones financieras occidentales debido a los bajos precios de las acciones y las oportunidades de relacionarse con firmas como UBS, las cuales ofrecen experiencia calificada en servicios como la banca privada.»
Este año, Barclays, el tercer banco de Gran Bretaña, acudió a China Development y Temasek Holdings Pte., de Singapur, en busca de capital para financiar su infructuoso intento de adquirir al banco holandés ABN Amro Holding NV.
Más de un tercio de las acciones de la controladora de la Bolsa de Londres está hoy en manos de dos firmas de Medio Oriente con respaldo estatal: Borse Dubai y la Autoridad de Inversión de Qatar.
Londres se ha transformado en un centro neurálgico para muchos banqueros y abogados de EEUU y Europa que viajan frecuentemente al Medio Oriente para orquestar acuerdos financieros que tienen como actores centrales a los fondos soberanos con respaldo estatal.
Los fondos soberanos «son muy listos y están analizando todas las oportunidades disponibles hoy en el mundo», afirma citado por el Journal, Guy Cornelius, un director administrativo del departamento de renta fija de Lehman Brothers Holding. «Están viendo todo porque tienen el mayor crecimiento de capital y son muy, muy sofisticados, saben que tienen el sartén por el mango y tienen la capacidad de obtener condiciones fantásticas para sus inversiones de largo plazo».
Los fondos soberanos han adquirido relevancia en los países ricos en recursos naturales y en aquellos otros que han acumulado muchas reservas por ser grandes exportadores de productos industriales o de petróleo, como es el caso de Rusia y China.
China Investment Corp anunció que está dispuesta a jugar el mismo papel que otros fondos soberanos que han comprado participación en instituciones financieras afectadas por los problemas de las hipotecas subprime, dijo recientemente su presidente ejecutivo a Reuters.
Hace unos meses, China ingresó con sus rerservas estatales al fondo de capital riesgo Blackstone, y en septiembre, el emirato Abu Dhabi compró con su fondo estatal una parte de Carlyle.
Otro fondo soberano esta vez de Dubai, anunciaba recientemente que se quedaba con una «participación sustancial» (se estima que entre el 3,5% y el 5% del capital) de la multinacional japonesa Sony.
Lo ocurrido recientemente con la empresa de microprocesadores AMD, el grupo aeronáutico EADS o los casinos MGM Mirage (que abrieron participación a fondos soberanos) es indicativo de lo que se veía como una excepción hoy comienza a ser la regla.
En el contexto global del volumen mundial de los títulos negociados en dólares (que ronda los US$165 billones) los aproximadamente US$3 billones que suma el volumen de los fondos soberanos no son significantes, pero su agresiva penetración y crecimiento en el «mercado occidental» del dinero adquiere relevancia estratégica por la procedencia de esos fondos.
En efecto, el protagonismo de Rusia, China y países árbaes (algunos cercanos al «eje del mal») produce escalofríos en los analistas y estrategas que comienzan a vislumbrar una grieta peligrosa que amenaza al sistema financiero imperial globalizado.
En esa orientación, el G7 (Grupo de los Siete principales países industriales) ya está adoptando previsiones para intentar neutralizar la creciente influencia de los fondos soberanos en el sistema financiero internacional controlado por el sionismo europeo y estadounidense.
Representantes del G7 ya expresan abiertamente su temor de que estos fondos se conviertan en una fuente desequilibrante para los mercados financieros o intenten adquirir participaciones en empresas claves para la seguridad nacional de sus Estados imperiales.
Pero la discusión central pasa sobre el rol cada vez más relevante que juegan los fondos estatales de Rusia, China, Rusia y algunos países árabes y musulmanes emparentados con el «terrorismo islámico», como es el caso de Irán.
Algunas potencias europeas, como Alemania, y a expresaron su preocupación por el avance de estos fondos estatales en sectores estratégicos en la Unión Europea.
En EEUU (la locomotora del sistema) las usinas estratégicas del mundo financiero y los «tanques de pensamiento» ya debaten como detener el avance de los fondos estatales (sobre todo de China y de Rusia) sobre sectores y empresas claves de la primera economía imperial.
Curiosamente, y como una paradoja de su crisis y decadencia, el sistema financiero capitalista teme caer en la redes del propio juego que inventó como dinámica especulativa de apoderamiento de mercados y de recursos estratégicos en todo el planeta.