La injerencia estadunidense en Venezuela ha aumentado peligrosamente a medida que se acercan las elecciones presidenciales del 3 de diciembre, alertó hoy en París la abogada Eva Golinger, estadunidense de origen venezolana y autora de dos libros sobre las relaciones entre Washington y Caracas. «Estados Unidos está atacando en tres frentes: la financiación de la […]
La injerencia estadunidense en Venezuela ha aumentado peligrosamente a medida que se acercan las elecciones presidenciales del 3 de diciembre, alertó hoy en París la abogada Eva Golinger, estadunidense de origen venezolana y autora de dos libros sobre las relaciones entre Washington y Caracas.
«Estados Unidos está atacando en tres frentes: la financiación de la campaña del candidato de la oposición, Manuel Rosales, el terrorismo diplomático o uso de estructuras multilaterales para agredir a Venezuela y la guerra sicológica», explicó Golinger en rueda de prensa.
Según la abogada, que publicó en 2005 el libro El Código Chávez y acaba de lanzar Bush versus Chávez: la guerra de Washington contra Venezuela , Estados Unidos no deja de «manipular y asociar a Caracas con un eje del mal que lo vincula a países como Cuba, Irán o Corea del Norte».
«Dentro de su guerra sicológica, el gobierno de Estados Unidos desea que la opinión pública de Venezuela y fuera del país crea que Chávez es un dictador asociado con el terrorismo que va a desestabilizar América Latina entera», declaró, y de esa manera lograr su aislamiento, impedir que los venezolanos voten por él y piensen que «les conduce a una guerra contra Estados Unidos y contra el mundo».
Además, dijo, Washington ha estado apoyando a la oposición política desde 2002 mediante sus agencias National Endowment for Democracy o la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo», bajo la cobertura de «impulsar la democracia y la prosperidad», y ha fortalecido su presencia militar en el Caribe.
Por último, Golinger consideró que la victoria de los candidatos demócratas en las pasadas elecciones legislativas estadunidenses no cambiará «en absoluto» la política de Estados Unidos hacia Venezuela».
La nueva presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, «fue la primera demócrata que se pronunció contra el presidente Chávez tras su discurso del pasado septiembre en Naciones Unidas, además de que lo calificó de dictador ordinario», recordó la abogada.
Mientras tanto, el subsecretario estadunidense de Estado, Nicholas Burns, llamó este día al presidente boliviano, Evo Morales, a alejarse de la «influencia» de su homólogo Hugo Chávez y sumarse a «la corriente dominante» de América Latina, al considerar que el mandatario venezolano «está perdiendo influencia» en la región a pesar del reciente triunfo del sandinista Daniel Ortega en Nicaragua.
Afirmó el funcionario que en las elecciones celebradas en «México, Costa Rica, Panamá, Perú y quizá Ecuador, donde habrá segunda vuelta el domingo 26 de este mes, además de Colombia, Brasil y Chile, fueron elegidos gobiernos responsables de centroizquierda o de centroderecha».
En tanto, Chávez tendría 48 por ciento en la intención del voto frente a 42 por ciento del principal candidato opositor, Manuel Rosales, el favorito de Washington para los comicios del 3 de diciembre, según un sondeo de la encuestadora estadunidense Penn, Schoen y Berland.
Sin embargo, la conocida firma venezolana Dananálisis daba entre 50 y 55 por ciento para Chávez contra 25 a 30 por ciento para el candidato de la oposición.
El mismo Chávez se declaró inconforme con un sondeo de opinión que le daba casi 60 por ciento, y comentó que si le dijeran que tenía 80 por ciento «todavía creo que es bajo», en su búsqueda para un segundo mandato de seis años.
En este contexto, el humorista Benjamín Ruasseo, El Conde del Guácharo , declinó su candidatura en las presidenciales y dejó a sus partidarios en libertad de decidir en favor de Chávez o de Rosales.
Una semana después de ser hospitalizado debido a «una crisis hipertensiva», Ruasseo cumplió lo que había anunciado al inscribirse como candidato a la presidencia, hace tres meses: renunciar si las encuestas no lo situaban como favorito para intentar frustrar los anhelos de relección del mandatario venezolano.