La Fiscalía de Colonia abrió una investigación contra banco presidido por Ana Botín en junio de 2018
Entrada a la Ciudad Financiera del Santander en Boadilla. (EFE- archivo)
Más de 10.000 millones de euros. Es la cantidad que se estima que la trama investigada en Alemania robó de las arcas públicas alemanas. Bancos, fondos de inversión, asesores fiscales, abogados. Durante años figuras del mundo financiero desfalcaron al fisco alemán con total impunidad.
Ahora el escándalo de las operaciones cum/ex avanza lentamente en los tribunales germanos. Hace ya dos años que lo reveló la investigación transnacional coordinada por el medio alemán Correctiv , que tuvo a El Confidencial a su socio en España.
Dos banqueros británicos, Martin Shields and Nicholas Diable , se sientan en el banquillo de los acusados en Bonn. Pero no van a ser los únicos. Aparte del presunto cerebro de la trama, Hanno Berger -exiliado en Suiza para huir de la justicia alemana-, hay cerca de 300 acusados, entre los que se encuentran empleados de entidades bancarias como Deutsche Bank, Macquaire y Barclays. Así lo enumera Christoph Trautvetter, de la Netzwerk Steuergerechtigkeit (Red por la Justicia Fiscal).
«Uno de los acusados en el juicio nombró al Santander como una de las instituciones que participaban en el plan»
«Supongo que la Fiscalía de Colonia también tiene al Santander en su radar. El banco es nombrado varias veces como un gran vendedor en corto. Pero en qué procedimientos y con cuántos acusados, lamentablemente, no le puedo decir. En este caso, se trata solo de los cuatro bancos que crearon los fondos o compañías cum/ex», explica Trautvetter.
Preguntada por Público acerca del papel del Santander, la Fiscalía de Colonia aseguró que no realizaba comentarios al respecto. En junio de 2018 esta oficina abrió una investigación fiscal al banco presidido por Ana Botín debido a su presunta implicación en la trama. Consideraban que el banco había «planeado y ejecutado transacciones» que facilitaron una «importante evasión fiscal» desde 2007 hasta 2011.
«Uno de los acusados en el juicio que ya se está celebrando, Martin Shields, nombró al Santander como una de las instituciones que participaban en el plan», añade Trautvetter. «El banco también está implicado en operaciones cum/ex a través de una conversación de correo electrónico de 2010 por parte de su filial, Cater Allen, con Clearstream (entidad financiera con sede en Luxemburgo). Por lo tanto, es muy probable que los fiscales sigan interesados en el papel que jugó el Banco Santander».
¿Qué son las operaciones cum/ex?
Cum/ex es el nombre que, en el argot financiero, se le dio a comprar y vender acciones de grandes empresas en muy poco tiempo y entre un grupo cerrado de inversores con el objetivo de obtener devoluciones fiscales del Estado , a pesar de no haber pagado nunca esos recargos.
Pero ¿cómo funcionaba realmente?
Cuando se compran bienes en el extranjero, dependiendo de dónde se esté y qué se compre, se puede tener derecho a que el país de residencia devuelva el IVA que se ha abonado al adquirir el producto.
Las acciones de una empresa funcionan de forma parecida. El Estado retiene una parte de esas acciones cuando se realiza el pago de los dividendos, es decir, cuando una compañía reparte entre sus inversores los beneficios empresariales.
Lo que hacía la trama era vender en corto las acciones antes y después de que la empresa pagase los dividendos
Lo que hacía la trama era vender en corto las acciones antes (denominadas por ello «cum dividendo») y después («ex dividendo») de que la empresa pagase los dividendos y, por tanto, el Estado retuviera los impuestos correspondientes. Para comprender el funcionamiento de la confabulación es importante saber que las «cum» valen más que las «ex», pues las primeras incluyen el dividendo que la empresa está a punto de repartir entre los poseedores de acciones. Hasta ahí todo normal. La trampa estaba en esas llamadas ventas en corto.
¿Y qué es la venta en corto?
Las ventas en corto se producen cuando un inversor cede temporalmente sus acciones a otro inversor a cambio de una comisión. Pero la operación no se registra en el momento, sino que transcurren varios días hasta que se hace. La trama aprovechaba ese desfase temporal para venderse y revenderse entre ellos las acciones alrededor del día del cobro de dividendos.
El truco es que un inversor vendía en corto su inversión cum (con dividendo), pero cuando esta volvía a él lo hacía ya siendo ex (sin dividendo), por lo que, aunque al final todos los títulos quedaban en las mismas manos que antes de la primera venta, recibía una compensación sujeta a retenciones fiscales. Y según la ley vigente en Alemania hasta 2012, el comprador a corto podía usar un banco con sede fuera del país germano para emitir un documento que afirmase que la retención se había producido, sin obligación de comprobar si era cierto o no.
Es un mecanismo confuso y complejo, pero con una conclusión clara: se les devolvían impuestos que nunca habían pagado
Y es la devolución de esas retenciones fiscales, que han surgido de la nada -pues no son las mismas que la retención fiscal al dividendo en sí- las que los miembros de la trama reclamaban y con las que se llenaban los bolsillos. Es un mecanismo confuso y complejo, pero con una conclusión clara: se les devolvían impuestos que nunca habían pagado.
Por supuesto, las operaciones (y, por tanto, las devoluciones fiscales) eran por valor de millones de euros, lo que hacía que el saqueo fuera multimillonario. Para llevar a cabo esta pirueta de ingeniera financiera eran necesarios numerosos agentes y una coreografía perfectamente entrenada. Es uno de los motivos que las autoridades esgrimen para considerar que la trama funcionaba como «organización criminal».
Cambios insuficientes de legislación
A lo largo de los años se ha intentado cambiar las leyes para poder frenar los desfalcos de las arcas públicas. Pero los resultados no son todo lo satisfactorios que los legisladores desearían.
«En Alemania entró en vigor una ley el uno de enero de 2012 que hacía muy difícil la doble devolución del impuesto a las plusvalías, pues los certificados fiscales pasaban a ser emitidos por un único organismo», asegura a Público Fabio De Masi , diputado de Die Linke y portavoz de política financiera de la formación. «Pero todavía hay informaciones, por ejemplo en el contexto de los documentos cum/ex (la investigación coordinada por Correctiv), que muestran que en Alemania operaciones similares siguen siendo posibles», añade.
A nivel europeo también se intenta tomar cartas en el asunto, como con la Directiva 2018/822. «La directiva tiene que implementarse en las leyes nacionales antes del 31 de diciembre de 2019», señala Christoph Trautvetter, de la Red por la Justicia Fiscal. «La directiva requiere que los Estados miembro compartan automáticamente los acuerdos transfronterizos, lo que incluiría los cum/ex. Los intermediarios, como los asesores fiscales, deben notificar a las autoridades tributarias los acuerdos transfronterizos cuyos beneficios provengan principalmente de los beneficios fiscales».
No obstante, las operaciones cum/ex, las que las autoridades alemanas consideran propias de una «organización criminal», no son las únicas con las que los inversores consiguen llevarse el dinero de los contribuyentes.
« Las operaciones cum/cum son incluso un escándalo más grande que las cum/ex porque, aunque en menor medida desde que se revelaron públicamente en 2016, continúan realizándose», sostiene en declaraciones a este diario el experto financiero Christoph Spengel, de la Universidad de Mannheim. Spengel estima que, entre 2001 y 2016, las arcas alemanas perdieron 24.600 millones de euros debido a la práctica del cum/cum.
Esta operación es una versión algo más sencilla de la cum/ex, en la que un banco asiste a un inversor extranjero para recibir una devolución fiscal que, en realidad, no le pertenece. Es una práctica jurídicamente cuestionada, pero, a diferencia de las cum/ex, no está considerada ilegal.
La pregunta entonces es: ¿realmente se puede poner fin a estas prácticas?
«Mientras la política y la supervisión financiera no inviertan en más personal y conocimientos técnicos para hacer frente a la industria de los embaucadores de impuestos, el próximo escándalo solo es cuestión de tiempo», considera Fabio De Masi. El diputado de Die Linke considera, además, que se necesitan «penas más severas».
La misma opinión comparte Christoph Trautvetter: «Incluso tras investigaciones que acaban con éxito, en muchos casos las empresas y los trabajadores implicados no deben afrontar penas significativas. Las contra-medidas políticas suelen llegar tarde y dejar demasiado espacio para nuevas confabulaciones. Tal y como están las cosas, por tanto, existe una alta probabilidad de que haya más escándalos fiscales».