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Avanzan las empresas con la autogestión de sus trabajadores

Fuentes: Rebelión

Brasil no es aún, como desea el presidente Luis Inácio Lula da Silva, el país con mayor número de cooperativas del mundo, pero está avanzando considerablemente en el terreno de las empresas socialmente solidarias. De acuerdo con el Mapa de la economía solidaria, divulgado recientemente por el ministerio del Trabajo brasileño, ese tipo de empresas, […]

Brasil no es aún, como desea el presidente Luis Inácio Lula da Silva, el país con mayor número de cooperativas del mundo, pero está avanzando considerablemente en el terreno de las empresas socialmente solidarias.

De acuerdo con el Mapa de la economía solidaria, divulgado recientemente por el ministerio del Trabajo brasileño, ese tipo de empresas, caracterizadas por la autogestión de sus trabajadores, llega a un total cercano a las 15.000 en todo el país.

De ellas 8.151 están registradas como asociaciones, mientras 4.890 empresas, a falta de definiciones más precisas, fueron catalogadas como grupo informal, y apenas 1.604 son formalmente cooperativas.

Casi la mitad de esas empresas son originarias del medio rural y definen su actividad como servicios relacionados a la agricultura, cultivo temporario de productos, cultivo de cereales, pero entre ellas también se cuentan industrias, y no de las menores.

Geográficamente, las empresas de economía solidaria se concentran en mayor número en la región noreste de Brasil, que cuenta con 6.550 de ellas, encabezadas por los estados de Ceará (1.249), Bahía (1.096) , Piauí (1.066) y Pernambuco (1.044).

Luego viene la región sur (2.592), donde el estado de Río Grande del Sur cuenta con 1.634 empresas de ese tipo, el mayor contingente entre los 27 estados brasileños. El total regional es de 2.592, y la diferencia corresponde a los estados de Paraná y Santa Catarina.

En la región sureste el mayor contingente está en Río de Janeiro (723 empresas), seguido por Sao Paulo (641), Minas Gerais (521) y Espíritu Santo (259), pero es en esa región donde están algunas de las mayores empresas autogestionadas del país.

La amazónica región norte cuenta con 1.884 empresas de ese tipo, encabezadas por el estado de Acre, con 403, en su mayoría agrícolas y extractivistas, mientras la región centro-oeste, emporio de la iniciativa privada, cuenta con sólo 1.785 empresas.

Entre ellas se cuentan cooperativas de bordadoras del noreste, que resolvieron unirse para comprar más barato las materias primas y vender mejor sus productos, así como las cooperativas de moda de la región serrana de Río de Janeiro.

Pero también están en ese grupo algunas grandes empresas que fueron llevadas a la quiebra por negociados de sus antiguos propietarios, que luego fueron recuperadas por los trabajadores, que prefirieron ganar menos pero mantener sus empleos.

Entre ellas se cuenta la metalúrgica Uniforja, de la ciudad de Diadema, en Sao Paulo, de cuyos 520 trabajadores, 275 son socios que compraron la empresa quebrada, en 1997, al precio de trabajar varios meses sin recibir salario.

Actualmente, Uniforja tiene una facturación de 83,7 millones de dólares al año, lo que representa un crecimiento del 25 % sobre 2005, y está a la cabeza de un consorcio de empresas solidarias que disputa la construcción de un puerto en Río de Janeiro.

En promedio, ese tipo de empresas paga a sus empleados no socios salarios que llegan a los 360 dólares mensuales, mientras los trabajadores por cuenta propia ganan 375 y los empleados en la economía informal sólo 315 dólares al mes.

En conjunto, de acuerdo con un estudio del Banco Central, esas empresas son responsables por el 3 % de todo el crédito nacional, con un movimiento de 5.580 millones de dólares al año.

Así, lo que al principio fue una salida de emergencia para no perder el empleo o para poder sobrevivir en un mercado competitivo, se va afirmando como una alternativa económica que ya beneficia a 2,8 millones de personas.