El Sur, como región que identifica a los países pobres, podría terminar a mediano plazo con uno de sus principales dilemas: endeudamiento para el desarrollo, de avanzar la propuesta venezolana de un Banco del Sur. El proyecto, delineado en ocasiones anteriores por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue puesto en las carpetas de los […]
El proyecto, delineado en ocasiones anteriores por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue puesto en las carpetas de los presidentes de los bancos centrales de la región el pasado 24 de marzo, durante una reunión en la capital venezolana.
Un seminario internacional sobre cooperación financiera sirvió de marco para el lanzamiento de la idea, que significa para muchos países la luz al final del túnel financiero hacia el desarrollo.
Un aspecto claro de la propuesta es que no se trataría de una institución financiera usual, sustentada en una práctica de condiciones onerosas a la entrega de préstamos.
En opinión del presidente del Banco Central de Venezuela, Gastón Parra, llegó la hora de que los bancos centrales se aboquen a hacer realidad el Banco del Sur, «que contribuya al financiamiento del desarrollo, de las inversiones de capital».
La propuesta fue bien recibida por el representante del Banco Central de Argentina, Luis Corsiglia, para quien «el Banco del Sur es una propuesta muy importante que estamos comenzado a analizar y la deben considerar quienes toman la decisión política».
En opinión de Corsiglia, la escasez de capitales afecta el fiananciamiento de proyectos de infraestructura que contribuyan al crecimiento y garanticen a la población los servicios mínimos.
Por su parte, el presidente del Banco Central de Brasil, Henrique de Campos Meirelles, consideró clave la formación de bloques regionales para evitar lo que denominó «proceso de desintegración que el poder global trata de introducir en nuestros países».
Precisamente, en opinión de Parra, la idea responde a las posiciones de la estructura económica mundial de impedir la creación de un fondo que ayude a disminuir la dependencia del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Al hablar en el Seminario de Integración Financiera de América Latina y el Caribe en Caracas, Chávez abogó por la revisión de la realidad, desde distintos enfoques, para construir espacios de progreso y demostrar la caducidad del pensamiento único.
En este contexto, Chávez remarcó la importancia de la creación de un espacio financiero, espíritu que le llevó junto a los presidentes de Argentina, Néstor Kirchner y de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva a proponer la realización del encuentro.
La filosofía del Banco del Sur se sustenta en la imposibilidad demostrada históricamente para los países pobres de consolidar su desarrollo en el contexto de las condiciones financieras internacionales vigentes.
Se trata, en opinión de Chávez, de un esquema diferente a las «iniciativas capitalistas y la hegemonía del pensamiento que ata e impide crear estrategias de crecimiento».
Para ello, el presidente venezolano advirtió que se debe romper con la ortodoxia: «No podemos seguir subyugados al llamado sistema o arquitectura financiera internacional», subrayó.
El Banco del Sur, de avanzar la propuesta, se uniría a proyectos como PetroSur, PetroCaribe y TeleSur, elementos de un proceso que gana cuerpo, no sin obstáculos y resistencia.
Estas proyecciones parten del criterio de que se necesita una nueva estrategia para sacar del atraso a América Latina, una región golpeada por el subdesarrollo y la pobreza, pese a sus enormes recursos naturales.
La nueva propuesta para la integración financiera, según lo presentado en Caracas, podría avanzar con el esquema «de menos a más», como comenzó Telesur, con la participación de dos o tres países a los cuales se podrían ir sumando otros posteriormente.
Concretamente, la propuesta venezolana se basa en la instalación del Banco del Sur «en cualquiera de nuestros países» con aportes de las reservas de divisas internacionales de estados interesados.
Venezuela, con más de 20 mil millones de dólares de reservas, expresó ya la disposición a aportar una parte de los recursos, a lo cual -según los adelantos- podrían sumarse los de estados de otras regiones del planeta.
La propuesta podría resultar atractiva para algunas naciones árabes que están retirando sus cuentas de Estados Unidos y Europa, como resultado de la vinculación que se les hace con grupos terroristas.
«Cada día que perdamos en esta tarea es irreparable, desde el punto de vista de nuestra generación y la de nuestros hijos pudiéramos decir que es ahora o es nunca», ha dicho Chávez, uno de los principales impulsores del proceso de integración actual.
«Vivimos -alertó- una oportunidad memorable para dejarles a nuestros hijos y a nuestros nietos aunque sea un piso lo más sólido posible para construir la nueva América, la nueva historia, la nueva sociedad, el nuevo tiempo».
*El autor es Corresponsal Jefe de Prensa Latina en Venezuela.