Definitivamente para poder independizarse o depender lo menos posible de los organismos financieros internacionales, que tradicionalmente han impuesto sus condiciones, casi siempre leoninas, a las naciones en desarrollo, se hace necesaria la creación del Banco del Sur.La reciente decisión del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores y Economía del MERCOSUR (Mercado Común del Sur) reunidos […]
Definitivamente para poder independizarse o depender lo menos posible de los organismos financieros internacionales, que tradicionalmente han impuesto sus condiciones, casi siempre leoninas, a las naciones en desarrollo, se hace necesaria la creación del Banco del Sur.
La reciente decisión del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores y Economía del MERCOSUR (Mercado Común del Sur) reunidos en Paraguay, de aprobar el próximo 26 de junio el nacimiento del Banco del Sur, como una alternativa al Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Banco Mundial (BM), representa un fuerte golpe al hegemonismo financiero, económico y político que han ejercido durante décadas esas instituciones.
El acta fundacional tendrá lugar esa fecha en Caracas, en una ceremonia previa a la inauguración de la Copa América de fútbol, según confirmó el canciller venezolano Nicolás Maduro al concluir el Consejo de Ministros del MERCOSUR en el que participaron además de los miembros plenos, Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, Venezuela, Bolivia y Ecuador.
La fundación de esa entidad financiera sudamericana representa en estos momentos de auge progresista en Latinoamérica tres importantes aristas para la región: soberanía financiera; mayor integración para enfrentar las políticas económicas de los poderosos en contra de las naciones menos desarrolladas, e independencia a la hora de encauzar sistemas políticos a favor de los pueblos.
La idea inicial del Banco del Sur fue lanzada hace varios años por el presidente venezolano Hugo Chávez Frías. Su homólogo argentino Néstor Kirchner le dio un espaldarazo y posteriormente han dado su apoyo Bolivia, Ecuador, Paraguay y Brasil.
El diseño pionero de la futura institución fue realizado por los gobiernos de Caracas y Buenos Aires y se le ha ido eliminando acápites que no estaban claros o adicionándole nuevos elementos aportados en reuniones conjuntas en las cuales ha tenido un papel destacado el gobierno del presidente ecuatoriano Rafael Correa.
El Banco del Sur funcionaría como una organización que ayudaría al financiamiento de proyectos de desarrollo endógenos binacionales o multinacionales, no solo en las áreas económicas sino que además sirvan para garantizar el ejercicio efectivo de los derechos humanos, sociales y culturales de sus poblaciones, como son los servicios de salud, educación, deportes.
En la reunión efectuada el pasado 23 de mayo en Asunción, Paraguay, se habló de que el Banco comenzará con la participación de Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Brasil como socios y después, cuando los países lo consideren conveniente, se puede ampliar al resto de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR).
Ese último organismo de integración, fue creado en Venezuela por los doce países de Sudamérica y su secretaría se estableció en Quito.
Se conoció que el capital operativo inicial sería de 7 000 millones de dólares aportados por cada país de diversas formas.
Fundamental resulta la disposición de que cada socio tendrá un voto, independientemente de la contribución de cada país en la entidad, lo cual es un gesto muy significativo de las naciones más grandes de América del Sur hacia las más pequeñas y un estilo diferente al establecido por el BM y FMI donde los países que más aportan cuentan con más votos e imponen sus criterios.
También se analiza y fue aceptado en un principio por los futuros socios, la búsqueda de una moneda única sudamericana que permitiría los intercambios entre los países del área sin tener que recurrir al dólar.
Como es de esperar, se prevén desafíos que deberá enfrentar el Banco del Sur antes y después de su fundación, los cuales provendrán del FMI, el BM, de Estados Unidos y de otras naciones desarrolladas que no ven con buenos ojos que sus formas financieras de atar y controlar a los gobiernos de la región se vayan debilitando.
El canciller venezolano, Nicolás Maduro, expresó que el Banco del Sur es una alternativa que Sudamérica decidió apostar para terminar con monopolios financieros que nos saquean con la imposición de políticas neoliberales.
El ministro de Hacienda de Paraguay, Ernest Bergen lo calificó como «una señal clara de que queremos unirnos más, trabajar más y escucharnos más».
La nueva entidad financiera se encamina con sus primeros pasos a consolidar la soberanía, independencia e integración de Latinoamérica. Esperemos que pese a los posibles obstáculos, mantenga el rumbo.