Los elevados precios del petróleo, con valores que llegaron incluso a los 53 dólares por barril, muestran la presencia de un elevado número de especuladores a la hora de negociar los contratos en los mercados de futuros. A los crecientes reclamos de una mayor producción -formulados en los más diversos foros- la Organización de Países […]
Los elevados precios del petróleo, con valores que llegaron incluso a los 53 dólares por barril, muestran la presencia de un elevado número de especuladores a la hora de negociar los contratos en los mercados de futuros.
A los crecientes reclamos de una mayor producción -formulados en los más diversos foros- la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) advirtió que el comportamiento de las cotizaciones esta lejos de reflejar el panorama real de oferta y demanda.
Los analistas estiman que hasta el 40 por ciento del actual nivel de precios obedece a la actividad de los especuladores, que centran su atención sólo en obtener ganancias, sin importar el costo que ello implique.
Los fondos de inversión y bancos acuden con frecuencia a los mercados para garantizar sus beneficios, en movimientos que asemejan en ocasiones una avalancha, en especial cuando existen señales favorables al encarecimiento de los energéticos.
En recientes declaraciones a la prensa, el titular de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Alí Rodríguez, indicó que la demanda global de crudo se sitúa en unos 81 millones de barriles diarios, en contraste con una producción superior a esa cifra en tres millones de unidades.
De ese total, la OPEP aporta unos 30 millone por jornada, (el volumen más alto en casi dos décadas) y el resto corresponde a los productores independientes, entre ellos Rusia, México, Noruega, Angola y Omán.
Asimismo, la propia Agencia Internacional de Energía -dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)- admitió que la extracción es superior en el 2,6 por ciento a las necesidades reales de hidrocarburos.
Esos datos contrastan con el balance de los mercados, donde se negocian cada día hasta 160 millones de barriles, de los cuales una parte importante fue calificada por Rodríguez como «barriles de papel» al no existir físicamente.
La situación no es nueva, pues ya durante la Cumbre de la OPEP que sesionó en Caracas en el 2000 el cártel advirtió que las transacciones diarias de crudo superaban varias veces la extracción.
Los ataques de los fondos de pensiones e inversiones a los mercados de materias primas en busca de beneficios ocurrieron también en épocas anteriores con otros productos básicos, como fue el caso del café, lo cual provocó un sustancial deterioro de las cotizaciones.
Por otra parte, los países industrializados acumulan importantes inventarios, como es el caso de los 670 millones de barriles concentrados en las reservas estratégicas de Estados Unidos y cuyo empleo esta contemplado sólo en caso de una situación de severa emergencia.
Otros volúmenes significativos están en manos de Japón y de las restantes naciones que integran la OCDE, en cantidades capaces de cubrir el consumo de mas de 60 días.
En esa coyuntura, cualquier signo de interrupción -desde Iraq hasta fenomenos meteorológicos como el huracán Iván- aporta una buena dosis de incertidumbre a un mercado donde la demanda se presenta como la más sólida en los últimos 24 años.