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Elecciones parlamentarias en Venezuela

Batalla política por supervivencia del socialismo

Fuentes: CubAhora

En vísperas de las elecciones parlamentarias, del próximo 26, la coalición oficialista liderada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) continúa un amplio despliegue político a nivel de barrio, explicando la trascendencia del evento, mientras organismos internacionales como la USAID y la gran prensa privada arrecian sus campañas contra el proceso revolucionario de ese […]

En vísperas de las elecciones parlamentarias, del próximo 26, la coalición oficialista liderada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) continúa un amplio despliegue político a nivel de barrio, explicando la trascendencia del evento, mientras organismos internacionales como la USAID y la gran prensa privada arrecian sus campañas contra el proceso revolucionario de ese país suramericano.

Millares de miembros del PSUV en los 23 estados venezolanos visitan cada familia, para profundizar en los programas y proyectos del gobierno bolivariano, del presidente Hugo Chávez, y la necesidad de asistencia a las urnas, y de que la Asamblea Nacional posea una mayoría de legisladores revolucionarios.

Lo que está en juego es la vida del proceso político iniciado por Chávez hace poco más de una década, siempre bajo el fuego enemigo de la oligarquía nacional, orientada por Estados Unidos, una fuerte campaña mediática en su contra, y la presencia en el país de entidades como la Agencia Internacional del Desarrollo de Estados Unidos (USAID), que desempeñan un papel básico en el asesoramiento y financiamiento de la oposición interna.

El día 26 los 17 millones de votantes convocados deben escoger a los 165 miembros del Parlamento Venezolano, que está integrado en solitario por representantes de partidos del oficialismo, ya que la oposición se retiró el día de las elecciones en el 2005, pero que, según previsiones, ahora puede ganar varias de las bancas en juego.

Para el Ejecutivo venezolano es fundamental obtener los dos tercios de los escaños en disputa en el Legislativo, ya que si este órgano cae en manos de la oposición se volvería un muro de contención a las leyes y regulaciones que impulsan los programas y proyectos socio-económicos, de enorme importancia para la población de menos recursos, en el proceso que Chávez califica de Socialismo del Siglo XXI. Incluso, si los representantes de la oligarquía obtuvieran mayoría parlamentaria podrían revocar las conquistas de los últimos 10 años.

De ahí que la batalla librada ahora en Venezuela es por el futuro que trata de frenar la contrarrevolución, la cual apela a los métodos más sucios para desacreditar a la Revolución Bolivariana y a su líder, y que incluso ha llegado a cometer sabotajes para tratar de desestabilizar la tranquilidad ciudadana en los últimos días.

Mientras los voluntarios de la coalición oficialista toman las calles, en el orden organizativo, continúan los preparativos para lograr la transparencia del proceso de votación.

Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), informó que ya están desplegados el 70% de los equipos que serán empleados en los comicios, los cuales son sometidos a la revisión de las autoridades competentes, agrupaciones políticas y observadores nacionales. Las elecciones parlamentarias se realizan cada cinco años, están totalmente automatizadas y para ellas se instalarán 36 mil 773 mesas de votación, en más de 12 mil centros habilitados.

Lucena precisó, en conferencia con periodistas, que hay un proceso de investigación en marcha por presuntas violaciones de las normas establecidas para las elecciones por la oposición, agrupada en la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD), a la que solicitó respetar el proceso y su transparencia.

LAS CARAVANAS ROJAS Y LA CONTRARREVOLUCIÓN

El presidente Chávez se ha integrado también a las llamadas Caravanas Rojas, que recorren los estados del país, acompañando a los previamente seleccionados como candidatos a diputados por el PSUV y otros integrantes de la coalición oficialista en elecciones libres de su membresía.

Rodeado por millares de simpatizantes, el líder del PSUV visitó el estado de Falcón, donde defendió su derecho a participar personalmente en las movilizaciones de la nombrada maquinaria roja (por el color utilizado por el Partido), en respuesta a críticas opositoras.

Mientras enormes movilizaciones populares ocurren en las diferentes localidades de la nación suramericana, una poderosa campaña mediática de los medios privados de comunicación trata de confundir a la población e incita a la abstención en las urnas.

Los principales periódicos y cadenas de radio y televisión son propiedad de representantes de la oligarquía venezolana, carente de un partido político de oposición de raigambre popular. Desde el pasado día 25, cuando comenzó la última parte del proceso previo a las elecciones, lanzaron otra furibunda campaña contra Chávez y el Socialismo del siglo XXI.

De ahí que el mandatario, en un improvisado discurso en Falcón, advirtió que «estamos obligados a conservar la mayoría calificada en la Asamblea Nacional para garantizar la paz, la estabilidad y el desarrollo de la nación rumbo al socialismo».

Los medios privados están ahora en función de dar a conocer los candidatos de la contrarrevolución en anuncios plagados de promesas, con los cuales pretenden ganar votos y granjearse el apoyo de los electores indecisos.

Además, la veintena de organizaciones opositoras que integran la Mesa de la Unidad Democrática anunciaron que también pronto recorrerán las barriadas en una misión que denominaron Amarre.

Sin embargo, el PSUV y sus dirigentes están convencidos de que, aun cuando la lucha es muy ardua, obtendrán la mayoría parlamentaria, lo cual está avalado hasta ahora por el amplio respaldo popular a las movilizaciones en marcha.

Pero la preocupación por el abstencionismo está presente, pues hacia esa postura enfoca en gran medida su propaganda la contrarrevolución.

En declaraciones a Prensa Latina, el dirigente del PSUV, Jesús Farías, también candidato a diputado, significó que la coalición gobernante posee la mayoría política, pero necesita la primacía electoral.

La encuestadora Datanálisis informó que si las elecciones fueran hoy serían ganadas por los candidatos socialistas (lo cual no significa que obtendrían el ciento por ciento de los curules), en tanto Hiperenlaces, por el contrario, ofreció ventaja a los opositores.

Aunque los resultados de las encuestas pueden ser engañosas, más en estas elecciones venezolanas, en las que la oposición paga para que las investigaciones supuestamente les favorezcan, Hiperenlaces divulgó que el 41 por ciento de los interrogados daría su voto a la oposición, mientras el 37 lo haría a favor de la alianza política formada por el PSUV y el Partido Comunista de Venezuela.

Hay que tener presente la práctica de compra de votos que tradicionalmente ha utilizado la contrarrevolución venezolana en época de comicios.

La MUD posee un importante apoyo económico proveniente de entidades de Estados Unidos, como la USAID, que penetró en Venezuela en el 2002, tres años después de la asunción presidencial de Chávez, con el objetivo fundamental de destruir la Revolución Bolivariana, para que no sirviera de ejemplo, como lo es la Revolución Cubana, sobre diferentes opciones políticas al capitalismo y al imperialismo.

En un informe de este año, la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE) de Estados Unidos señaló que en el 2010 fueron invertidos entre 40 y 50 millones en sectores de la contrarrevolución venezolana, los cuales son canalizados por distintas agencias de ese país, en especial la USAID, a la Mesa de la Unidad Democrática antichavista.

En reciente artículo publicado en Centrodealerta.org, la periodista Eva Golinger refirió que «durante ocho años, la USAID ha financiado partidos y organizaciones políticos y medios de comunicación en Venezuela, ayudándolos a crecer y unificarse, y alimentando sus dirigentes con dólares, asesoría estratégica, y recursos para sus actividades políticas», aun cuando ni ha firmado un acuerdo ni tiene autorización legal del gobierno venezolano para su accionar en el país.

Esa es una de las estrategias utilizadas por las administraciones norteamericanas, primero de George W. Bush, ahora de Barak Obama, con el objetivo de destruir al gobierno de Chávez, dotando a la contrarrevolución de financiamiento para que crezca, y asesorando a sus dirigentes en sus acciones políticas.

Es por esa y otras muchísimas razones que el líder bolivariano acude a la conciencia popular. Para evitar que la injerencia norteamericana, escudada en sus agencias y su embajada en Caracas, alcance sus objetivos e insista en que el voto popular en las elecciones parlamentarias es el mejor y más claro camino para que sobreviva la Revolución.

Fuente: http://www.cubahora.cu/index.php?tpl=principal/ver-noticias/ver-not_ptda.tpl.html&newsid_obj_id=1038213