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Bolivia y Brasil: algo positivo para empezar

Fuentes: Cubarte

Hay noticias que provocan alegría, aunque no sean una panacea para todos los males que afectan al mundo. Por lo menos, esas noticias reflejan la voluntad de ciertos gobiernos y personalidades de resolver problemas y conflictos, de ayudar a la solución de los entuertos naturales en las relaciones comerciales entre países de diferentes desarrollos económicos, […]

Hay noticias que provocan alegría, aunque no sean una panacea para todos los males que afectan al mundo. Por lo menos, esas noticias reflejan la voluntad de ciertos gobiernos y personalidades de resolver problemas y conflictos, de ayudar a la solución de los entuertos naturales en las relaciones comerciales entre países de diferentes desarrollos económicos, cuyos intereses no siempre coinciden, aunque pertenezcan a la misma región y carguen sobre sus espaldas las secuelas del subdesarrollo.

Tal vez en este caso estoy siendo demasiado optimista, tal vez estoy cometiendo el pecado politico capital de convertir mis deseos en realidades. Pero lo cierto es que el acuerdo entre los gobiernos de Bolivia y Brasil sobre el precio del gas que el primero vende al segundo, es una buena muestra de lo que puede hacerse al calor del proceso de integración económica y política, y de la mutua dependencia entre los pueblos y gobiernos.

Sobre todo si tenemos en cuenta que Petróleos de Brasil (PETROBRAS) no es, como muchos creen, una empresa estatal, si no un consorcio petrolero menor –en comparación con las grandes transnacionales del ramo–, cuyos accionistas controlan el 87% de las acciones, mientras que el estado brasileño apenas si tiene el 13% de estas. Recordemos que fue PETROBRAS una de las que más oposición hizo a la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia. Y solo la intervención del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula Da Silva, unida a la persistencia del gobierno de Evo Morales, lograron que se llegara a un acuerdo.

Ahora, ambos gobiernos llegaron a una fórmula de cálculo que eleva el precio del gas que Bolivia vende a Brasil –concretamente a la central termoeléctrica de la ciudad de Cuiaba, en el estado de Matto Grosso–, en un ¡285%! De 1,09 dólares el millón de BTU (unidad de medida calórica inglesa) a 4,20 dólares. Bolivia entrega a esa termoeléctrica 1,2 millones de metros cúbicos diarios. Eso significa un ingreso adicional de 145 millones de dólares a la economía boliviana.

En su discurso durante la firma del acuerdo, el presidente Lula destacó que «no siempre nuestros puntos de vista coinciden, y no todas las prioridades y soluciones son las mismas». Agregó que la visita del presidente boliviano y su delegación permitió «dar continuidad a nuestro diálogo franco, abierto y constructivo. Sin condicionamientos. Sin imposiciones. Sin amenazas de ruptura. Es así como se relacionan los países amigos y soberanos».

Evo Morales, por su parte, afirmó que Brasil no va a quedarse sin gas después de la revisión de los precios. «El precio justo para el gas es importante para nuestro país. Nosotros cumpliremos todos los contratos con PETROBRAS. Nunca faltará gas para Brasil». El ministro de Hidrocarburos, Carlos Villegas calificó de excelente el ambiente en que se desarrollo esta primera negociación sobre la política energética bilateral y apunto que «es la primera vez que se logra un incremento de esta dimensión en el precio del gas natural con Brasil».

En cuanto al precio del gas que Bolivia envía a Sau Paulo (26 millones de metros cúbicos diarios) no se van a producir cambios, pero la parte brasileña aceptó pagar un sobreprecio cuando el poder calórico del fluido sobre pase las 8 900 kilocalorías. Además, PETROBRAS aceptó pagar un precio adicional por los componentes «nobles» del gas, sobre la base de una ecuación que tendrá en cuenta el precio internacional del etanol (alcohol absoluto), el gas licuado del petróleo y la gasolina, todos combustibles alternativos al gas natural.

Un elemento a tener en cuenta, es que el acuerdo tiene una validez trimestral, por lo que cuatro veces al año se va a revisar el precio del gas boliviano. Esto se debe, según las partes, a los vaivenes del valor de los hidrocarburos en el mercado internacional, lo que puede beneficiar o perjudicar a Bolivia, según el caso.

El precio del gas fue sin dudas el más complicado de todos los acuerdos, pues estaban en juego no solo las ganancias que puede tener el gobierno brasileño, sino los de los accionistas de PETROBRAS. Pero, también se firmaron otros convenios no menos importantes que tienen que ver con el desarrollo económico de Bolivia y las relaciones entre los dos países. Entre los más importantes se encuentran:

El aporte de Brasil de 3 millones de dosis de vacunas para combatir la fiebre aftosa, que afecta al ganado en la zona oriental de Bolivia. La adquisición de maquinaria agrícola por parte de Bolivia, fabricada en Brasil. El inicio de los estudios de factibilidad para la construcción de una represa binacional sobre el río Madera, limítrofe entre los dos países.

Además, los convenios incluyen asuntos relacionados con la defensa, el apoyo de Brasil a la generación de biodiesel en Bolivia y, algo muy importante, la creación de corredores por territorio brasileño que faciliten el acceso de Bolivia al océano Atlántico. Todos esos acuerdos representan un gran paso adelante para que Bolivia pueda salir de la situación de pobreza en que se encuentra. Queda por ver ahora como se instrumentan.

Por último, con respecto al tema migratorio, se acordó establecer un registro laboral de los emigrantes de uno y otro país, con el fin de que los bolivianos que viven de forma irregular en Brasil no sean explotados y carezcan de todo derecho. Esas medidas serán aplicadas también a los brasileños que viven en Bolivia sin documentación.

Como señalan muchos observadores, Bolivia y Brasil han resuelto sus dificultades de forma amistosa y cooperativa. Incluso, Brasil ha ido más allá. Ya Argentina había llegado el pasado año a acuerdos parecidos, lo que contribuye a la solución de los graves problemas económicos y sociales que padece Bolivia.

Está por ver ahora si todo se cumple de la forma en que Lula y Evo Morales han acordado. Creo que esos convenios son un buen ejemplo de cómo dos países de desarrollo económico bastante diferente, miembros los dos del Tercer Mundo, pueden ayudarse y complementarse y, sobre todo, como el más desarrollado puede cooperar con el que lo está menos.

Siempre queda la duda, dadas las carácterísticas del mundo en que vivimos y de las fuerzas que se oponen a la integración latinoamericana, de si se podrán mantener y desarrollarse esos acuerdos o de si, por el contrario, no pasarán de buenas intenciones reflejadas en un papel y firmadas por dos mandatarios que, dentro de algunos años, darán paso a otros, cuyos intereses y filiación política todavía no conocemos. Esperemos que puedan continuar. Eso solo lo dirá el tiempo.