El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, comenzó su tercer año en el poder con la suma hoy de 57 solicitudes de destitución en la Cámara de Diputados e innumerables desafíos en los sectores sanitario, político, económico y social.
Según el periodista investigador Guilherme Amado, columnista de la revista Época, el ex capitán del Ejército cerró el 2020 como el mandatario que más recibió peticiones de impeachment (juicio político) durante un calendario desde la redemocratización (1985).
Con este guarismo, asegura Amado, el ex militar se adelantó a Dilma Rousseff (2011-2016), con 37 demandas en 2015, Fernando Collor de Mello (1990-1992), quien totalizó 24 en 1992, y Michel Temer (2016-2018), con 23 en 2017.
En la mayoría de los pedidos se cuestiona el comportamiento de Bolsonaro, quien desprecia la gravedad de la pandemia de covid-19 e ignora las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para contener la propagación de la dolencia.
Tales acciones convierten al gobernante ultraderechista en el mayor responsable del empeoramiento de la crisis en Brasil, donde se espera que en enero se supere las 200 mil muertes y los ocho millones de infectados por el coronavirus SARS-CoV-2.
La gravedad de la postura de Bolsonaro ante el patógeno conllevó en junio a que al menos seis partidos políticos presentarán el llamado Movimento Impeachment Já!
Organizaciones como el Socialista Brasileño, Democrático Trabalhista, Verde, Red de Sostenibilidad, Ciudadanía y Comunista procuraron presionar al titular de la Cámara baja, Rodrigo Maia, para abrir el proceso de destitución.
Para estos partidos, la debacle política instalada por el jefe de Estado, a pesar de haber sido elegido democráticamente, busca destruir las instituciones para gobernar de manera dictatorial.
Insiste el movimiento que el país enfrenta tres grandes crisis simultáneas: la causada por la covid-19, una severa recesión económica y otra político-institucional.
En los pedidos de cesación se acusa además a Bolsonaro de estimular los actos contra la democracia, el Congreso Nacional y el Supremo Tribunal Federal.
Para que se abra el proceso de impeachment, Maia debe estar de acuerdo, sin embargo, explicó que tenemos una pandemia creciendo y «esto debería ser nuestra prioridad».
Argumentó que un análisis de exoneración contra el presidente sería un proceso estresante que desviaría la atención que merece el coronavirus SARS-CoV-2.
Más allá de cualquier desafío, el principal para Bolsonaro será el combate contra el patógeno que sacude todo el sistema sanitario nacional y dependerá, la continuidad de su enfrentamiento, de disímiles factores.
En tal sentido se menciona la forma en que las autoridades exijan las medidas para frenar el avance del virus y los brasileños asuman y combinen el distanciamiento social con las vacunas.
Bajo este escenario, el ministro de Salud, Eduardo Pazuello, informó que los primeros inmunizantes contra la covid-19 podrían estar disponibles en Brasil para su aplicación en la población a partir de febrero.
Pazuello citó el pronóstico teniendo en cuenta la etapa actual de los fármacos que desarrollan la farmacéutica anglo-sueca AstraZeneca, junto a la Universidad de Oxford (Reino Unido), y el laboratorio chino Sinovac en asociación con el Instituto Butantan.
El plan contempla primeramente aplicar la vacuna, aún se desconoce cuál y la fecha de inicio, a 51 millones de personas consideradas vulnerables o expuestas a la enfermedad.
La estrategia del gobierno prevé finalizar la inoculación en 16 meses: cuatro para inmunizar a los grupos prioritarios y 12 para la población en general que se acerca a los 212 millones de habitantes.
Por su parte, las elecciones del 1 de febrero para comandar las dos cámaras del Congreso Nacional serán cruciales para definir la dirección del gobierno de Bolsonaro para los próximos dos años, alerta el portal Rede Brasil Atual.
Especialmente, apunta, la disputa en Diputados es una prioridad para el Palacio del Planalto (sede del Poder Ejecutivo).
Además de establecer el orden del día de la votación, resulta también responsabilidad exclusiva del presidente de la Cámara baja decidir sobre la continuación de las peticiones de destitución contra el jefe del Ejecutivo.
En la arena internacional, el demócrata Joe Biden asumirá el 20 de enero como 46 presidente de Estados Unidos, hecho no deseado por el ocupante del Palacio de Planalto, quien apoyó al republicano Donald Trump, su ídolo derrotado en las urnas.
Se pronostican fuertes roces entre ambos países por la política medioambiental, deteriorada en Brasil y prioridad para la administración de Biden.
Tras perder a Trump, su principal aliado ideológico, Bolsonaro, según analistas, está obligado a ceder para construir nuevas alianzas en el escenario foráneo e interno.
El duro revés sufrido en las elecciones municipales de noviembre presagia otro fracaso para el ex oficial de presentarse en las presidenciales previstas para el 2022.
De los 13 candidatos a alcaldías apuntalados por el gobernante, 11 fueron derrotados y solo dos resultaron elegidos.
Las justas comiciales revelaron el agotamiento del discurso conservador e hizo aflorar el vaticinio de que Bolsonaro tendrá dificultades para gobernar durante el 2021.