Cuando en varias regiones del mundo se forman alianzas económicas para tratar de frenar los embates de la globalización, el mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro que acaba de ocupar la presidencia pro tempore del Mercado de Sur (Mercosur) quiere convertir ese mecanismo en un Mercoliberal.
La reciente cumbre de jefes de Estado del Mercosur, efectuada en forma virtual con los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Brasil, Jair Bolsonaro; Uruguay, Luís Lacalle Pou y Paraguay, Mario Abdo Benítez, reveló la gran división existente en ese mecanismo regional.
Bolsonaro, como de costumbre, mostró su irresponsabilidad y prepotencia durante el discurso de 20 minutos pronunciado por Alberto Fernández. Cuando las cámaras lo proyectaban, hacía gestos de cansancio, bostezaba y en otros momentos se mostraba distraído sin prestar atención o poniéndose los espejuelos para leer mensajes.
Los dos principales aspectos en discusión que se arrastran desde hace unos años, son: la reducción del Arancel Externo Común (AEC) y la negociación individual con otros bloques comerciales.
El AEC es la alicuota que deben tributar los productos de terceros países para ingresar al mercado regional y Argentina propone llevarlo delante de manera conjunta en base a prioridades comerciales existentes en el bloque.
Buenos Aires aboga por no afectar los bienes finales, resguardar la competitividad del sector industrial para no dañar a los más sensibles.
Bolsonaro insiste en reducir el AEC a la mitad (hoy el promedio es de 13 %) y que cada miembro pueda negociar acuerdos comerciales individualmente. El régimen uruguayo de Lacalle Pou también se unió a la posición brasileña.
A esa política aperturista se oponen la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación Nacional de la Industria de Brasil (CNI) que en comunicado conjunto tildaron de “inoportuno una reducción unilateral en una coyuntura global tan compleja e incierta, que genera además la dificultad de medir su impacto competitivo para la actividad productiva de la región, frente a la inminente competencia desleal de excedentes de la producción mundial de bienes en condiciones no competitivas”.
En la Cumbre, Pou reafirmó como lo había declarado hace unos meses, su posición de llevar adelante negociaciones individuales con otros bloques comerciales, cuestión que fue enaltecida con efusión por Bolsonaro. Esto rompe una de las bases del Mercosur que desde su fundación establece la obligación de sus miembros a negociar acuerdos en forma conjunta.
O sea, Brasilia y Montevideo insisten en una mayor apertura al libre comercio lo que para el presidente argentino sería un golpe a las industrias de las naciones que conforman ese mecanismo de integración.
Paulo Guedes, ministro de Economía brasileño y acérrimo crítico del bloqueo desde que asumió el cargo, aseguró que Brasil no pretende abandonar el Mercosur, aunque sí «modernizarlo» con la reducción de la tarifa externa común para permitir el ingreso de productos importados de otras regiones y la modificación del Tratado fundacional de Asunción dirigido a negociar acuerdos en forma unilateral con otros bloques o países.
El Mercosur se fundó el 26 de marzo de 1991 en Asunción, Paraguay, y entró en vigencia el 29 de noviembre de ese año. Los cuatro primeros socios (Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina) buscaron la ampliación de los mercados nacionales mediante la unión, lo cual constituye una condición fundamental para acelerar sus procesos de desarrollo económico con justicia social.
Tres años más tarde, en diciembre de 1994, durante la Cumbre de Ouro Prieto se firmó el Tratado de Asunción con el objetivo de buscar la integración de los Estados miembros, a través de la circulación de bienes, servicios y factores productivos; aranceles externos y adopción de políticas comerciales comunes; coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales y armonización de legislaciones en las áreas pertinentes, para lograr el fortalecimiento del proceso de integración.
En julio de 2012 se fortaleció con la entrada de Venezuela.
Se iniciaba así un despegue geopolítico de la institución al incorporar (con criterios de soberanía latinoamericana) zonas amazónicas, andina y caribeña, extender el bloque económico desde el extremo sur hasta el norte del continente, y contar con las tres grandes cuencas de los ríos Orinoco, Amazonas y La Plata.
En julio de 2015 durante la XLVIII Cumbre del grupo efectuada en Brasilia se aprueba la entrada oficial de Bolivia lo cual reforzó en esos momentos el sentido de unión sudamericana y de fortaleza integracionista, económica y política de la región.
Por presiones de Washington, en agosto de 2017, los cuatro miembros fundadores suspendieron del bloque a la República Bolivariana de Venezuela.
Ahora en 2021, el Mercosur esta sufriendo uno de los ataques más fuertes contra su funcionamiento y el programa de integración regional, llevado de la mano de los derechistas regímenes de Brasil y Uruguay.
Como enfatizó el presidente argentino durante su intervención, “la columna vertebral del bloque es el consenso”, y contra esa dirección están apuntando sus armas Bolsonaro y Pou con miras de desintegrarlo o llevarlo hacia el camino de un futuro Mercoliberal.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.