Colombia era el mejor aliado de Washington en la región. Ahora se acerca a Brasil con quien comienza a tejer una sólida red de vínculos comerciales, financieros y políticos. Washington se va quedando sin aliados como parte del rediseño geopolítico global y regional en marcha. «Cuando me preguntan, ¿qué quiero ser cuando sea grande?, respondo: […]
Colombia era el mejor aliado de Washington en la región. Ahora se acerca a Brasil con quien comienza a tejer una sólida red de vínculos comerciales, financieros y políticos. Washington se va quedando sin aliados como parte del rediseño geopolítico global y regional en marcha.
«Cuando me preguntan, ¿qué quiero ser cuando sea grande?, respondo: yo quiero ser como Lula». La frase no fue pronunciada por ningún presidente progresista de la región sino por el más conservador de todos: Juan Manuel Santos. El presidente de Colombia abrió de ese modo el Primer Foro de Inversión Colombia-Brasil, en Bogotá, el 4 de agosto, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, en el que la figura destacada fue Luiz Inacio Lula da Silva.
El expresidente brasileño no se quedó atrás: «Llegó el momento de que pensemos en nosotros mismos. ¿Dónde está nuestro potencial de crecimiento? Entre nosotros», dijo para mostrar que la región sudamericana debe dejar de mirar hacia el Norte.
«Hoy no necesitamos la espada de Bolívar, sino bancos de inversión y crédito. No hay que tener miedo de prestarle a los pobres, porque además de que pagan se vuelven compradores de lo que producen las empresas», concluyó Lula al destacar la importancia de las políticas que reducen la pobreza[1].
El foro Colombia-Brasil muestra que un nuevo eje se está formando entre dos países que hasta ahora desconfiaban el uno del otro. El ex presidente Alvaro Uribe, conservador y amigo de George W. Bush, con su visión ideologizada del mundo siempre creyó que el Brasil de Lula era una liado de las FARC. Los brasileños a su vez desconfiaban por la sólida alianza que tenía con Washington.
Ante 500 empresarios y autoridades de ambos países, Lula miró a Santos y se refirió a su relación con la presidenta Dilma Rousseff: «Pueden hacer mucho más de lo que hicimos el presidente Uribe y yo; teníamos una buena relación, pero con mucha desconfianza, no confiábamos el uno en el otro»[2]. Santos aseguró que nunca antes había llegado a Bogotá una delegación tan numerosa de empresarios brasileños.
Para Brasil es importante el vínculo con Colombia. Y viceversa. Cada uno tiene intereses particulares pero en absoluto contradictorios. Aunque se habló mucho de economía, de inversiones y de finanzas, la política también estuvo presente, aunque de estos temas no se suele hablar en público.
Santos se autonomiza
Juan Manuel Santos pertenece a una de las más rancias y antiguas familias colombianas, cuya fortuna y poder se labró con la posesión de tierras en el período de las independencias hace ya 200 años. El hermano de su abuelo fue presidente (1938-1942) y en su familia hubo por lo menos otro presidente, en 1882. Varios miembros de la familia participaron en el proceso independentista.
Durante los ocho años que gobernó junto a Alvaro Uribe (2002-2010) no mostró en público mayores diferencias. Fue su ministro de Defensa entre 2006 y 2010 y estuvo vinculado al escándalo de los «falsos positivos» en 2008-el asesinato de civiles inocentes por parte de Ejército para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate. Desde la elección de Barack Obama, sin dejare de representar a las élites del país, Santos comenzó a trazar una política para despegarse de Uribe con el objetivo de sintonizar con el nuevo marco internacional y regional.
Eligió a Angelino Garzón como su candidato a la vicepresidencia. Garzón tiene una larga trayectoria como sindicalista, fue Secretario General de la central de trabajadores CUT entre 1981 y 1990, fue vicepresidente del partido Unión Patriótica (vinculado al Partido Comunista y las FARC), y luego militante de la Alianza Democrática M-19 hasta 1994. Fue ministro de Trabajo del gobierno de Andrés Pastrana, y aunque haya cambiado Garzón tiene una trayectoria vinculada a la izquierda, algo que todos los colombianos conocen.
María Emma Mejía fue propuesta por el gobierno de Santos como Secretaria General de Unasur desde marzo de 2011. Integró la dirección nacional del partido de centroizquierda Polo Democrático Alternativo. Preside la Fundación Pies Descalzos de la cantante Shakira y dirigió un programa de televisión.
¿Porqué Santos, un hombre de la derecha conservadora, elige dos personas con perfil de izquierda para cargos que no son decisivos pero tienen importancia simbólica? Santos sigue siendo un hombre vinculado a las altas finanzas y a los intereses de las empresas multinacionales, y seguirá siendo un buen aliado de Washington. Pero cree que debe adaptarse a los nuevos tiempos.
En tres sentidos. Primero, porque está «rodeado» de gobiernos de izquierda y progresistas y ya no tiene a su fiel aliado Bush en la Casa Blanca. Segundo, Estados Unidos y Europa atraviesan una crisis muy seria y no podrán seguir siendo sus principales mercados. Tercdero, porque una vez neutralizada la guerrilla y tomada la iniciativa en el conflicto armado, busca desactivar el conflicto social con políticas hacia la pobreza y buscando cooptar o neutralizar a los movimientos sociales[3].
Lo cierto es que esa política está dando buenos resultados. Colombia tiene muy buenas relaciones con sus vecinos, tanto con Venezuela como con Ecuador, y también con el resto de la región. Esta «normalización» de las relaciones era un paso obligado que su antecesor no podía dar por la seguidilla de conflictos y enfrentamientos, incluso personales, que tuvo con varios países y presidentes.
En cuanto a los movimientos sociales, ha tejido alianzas importantes. En octubre de 2010 acudió al congreso de los indígenas embera en El Dovío, en Valle del Cauca. Fue el primer presidente en acudir a esa población. Desayunó con ellos, estuvo en el rito de la bendición y les habló en lengua embera[4]. Dijo que respetará las autonomías indígenas y anunció la creación de una Comisión de Alto Nivel integrada por académicos, sectores sociales y políticos e indígenas para que elabore recomendaciones al Estado para cumplir sus compromisos con pueblos indígenas y afrodescendientes.
Este año firmó un acuerdo con la Confederación General del Trabajo (CGT), una de las tres centrales sindicales, con el auspicio del vicepresidene Garzón, para establecer marcos de negociación, garantizar el ejercicio de la actividad sindical y establecer el derecho de los empleados públicos a la negociación colectivo que vienen demandando hace 40 años[5].
Esa relativa autonomización de Colombia respecto de la política estadounidense y su necesidad de insertarse con mayor vigor en la región, ha sido leída por la diplomacia brasileña como una oportunidad que debe ser aprovechada. A nivel económico, con inversiones y presencia empresarial; a nivel geopolítico, porque puede ganar un aliado y construir otra salida al Pacífico y al Caribe.
Lula habló de grandes inversiones estratégicas: represas hidroeléctricas, carreteras, gasoductos, biocombustibles, industria automotriz. Sectores en los que Brasil tiene enorme experiencia. El ex embajador de Colombia en Brasil, Mario Galofre Cano, fue transparente al hablarle a los brasileños: «Acá pueden instalar sus maquilas con miras al mercado del Caribe y del Pacífico, sobre todo teniendo en cuenta nuestra ventaja energética»[6]. Luis Carlos Sarmiento Angulo, el hombre más rico de Colombia, demandó en el foro un Tratado de Libre Comercio con Brasil y pidió la asociación entre las bolsas de valores de ambos países[7].
Economía e infraestructura
El gobierno de Colombia instalado hace un año, definió cinco locomotoras de la economía: la inversión en infraestructura, la tierra y el agro, vivienda, minería y energía y la innovación científica y tecnológica. De todos ellos el más dinámico es la minería y los hidrocarburos, que están creciendo a una tasa de alrededor del 9% anual. En el caso del petróleo, la producción diaria pasó en promedio de 788 mil barriles en agosto de 2010 a 930 mil en julio de 2011[8].
El informe del BID presentado en el foro lleva por título «Tumbando la pared», en alusión a una frase de Uribe que dijo que entre ambos países «pareciera que no teníamos una frontera sino una pared». En efecto, pese a los 1.950 kilómetros de frontera común hasta hace unos años casi no había comercio ni inversiones. El gran problema, según la mirada del BID, es la falta de infraestructura que facilite el comercio.
Hasta el año 2000 el comercio bilateral no superaba los mil millones de dólares. En 2010 Brasil exportó a Colombia 2.000 millones e importó 350 millones de dólares. Representa apenas el 0,7% del total del comercio de ambos países. En tanto, el comercio intra-regional de ambos ya alcanza el 20%. Brasil representa el 4,2% del comercio exterior colombiano, muy lejos de Estados Unidos, su principal socio, con el 34%, seguido de China con el 9%[9].
Este es justamente el punto. Colombia necesita a Brasil, como señala el informe del BID, porque su sobreexposición al comercio con Estados Unidos la coloca en pésima posición a corto plazo. Una ventaja adicional es que el comercio binacional es mayoritariamente de manufacturas, mientras el comercio Sur-Norte sigue siendo de materias primas. El 60% de las exportaciones de Colombia a Brasil son manufacturas mientras sólo el 22% de sus exportaciones totales pertenecen a ese rubro[10].
PVC, aeronaves, neumáticos, laminados de hierro y acero suman 35% de las exportaciones de Colombia a Brasil. Pero el 80% de lo que Colombia importa de Brasil son también manufacturas: propileno, autos, alimentos procesados, laminados planos de acero, motores, aluminio y neumáticos entre los más destacados. En suma, ambos ganan ya que consiguen un patrón comercial mejor superior a las exportaciones de commodities.
Las inversiones también han dado un salto importante. Entre 2005 y 2010 las inversiones brasileñas en Colombia treparon de 93 a 775 millones de dólares, concentradas en manufacturas, minería y construcción. Petrobras, la minera Vale, las siderúrgicas Gerdau y Votorantim, la constructora Camargo Correa y la fabricante de vehículos Marcopolo son las más destacadas. Petrobras anunció la inversión de 430 millones de dólares para abrir pozos off shore en el Caribe. Hasta ahora explota 16 bloques, ocho de ellos off shore (costa afuera), y produce 40 mil barriles diarios en Colombia.
Las inversiones colombianas en Brasil suman 605 millones de dólares en energía eléctrica, petróleo, plásticos, servicios financieros y resinas[11]. La creciente presencia de empresas privadas en cada uno de los países indica que las exportaciones seguirán creciendo a buen ritmo. En 2010 Colombia se asoció al proyecto de avión de transporte militar KC-390 que desarrolla Embraer para competir con el Hércules, que puede llevar a instalar una fábrica de partes en Colombia y la compra de doce aviones.
Pero la parte medular del documento del BID y del foro realizado en Bogotá, gira en torno a la intensificación de obras de infraestructura para facilitar el comercio. El BID asegura que los dos países están «muchos más distantes de lo que su vecindad sugiere»[12]. La distancia entre las principales ciudades de ambos es de 4.157 kms, mientras la misma distancia entre Basil y Argentina es de 2.391 y entre Colombia y Venezuela de 961 kms.
El 98% de las exportaciones colombianas a Brasil van por vía marítima y el 1,9% por aérea. En contraste, el 45% del comercio entre Brasil y Argentina es por carretera. Eso hace que el flete llegue a representar el 33% del valor final de las exportaciones, porcentaje mayor que en el comercio entre Colombia y Canadá, encareciendo enormemente los productos. Las conclusiones a las que llega el BID son muy claras: hace falta un plan de obras de infraestructura para reducir los costos e impulsar el comercio.
No es extraño que el BID diga eso, ya que es el inspirador de la IIRSA (Iniciativa para la Infraestructura de la Región Suramericana), la mayor inversión jamás realizada en la región para lubricar el comercio, o sea la rápida salida de las materias primas a los mercados globales. Para Brasil es una excelente oportunidad para tener otra salida más al Pacífico y ahora también al Caribe. El Banco do Brasil anunció la apertura de su primera oficina en Colombia[13].
Nuevas y viejas alianzas
En pocas semanas la estrategia estadounidense sufrió varios reveses. El triunfo electoral de Ollanta Humala en Perú es una derrota para la Alianza del Pacífico que recién se había estrenado. En efecto, el 28 de abril México, Perú, Colombia y Chile suscribieron una acuerdo para promover el libre comercio que en los hechos se ofreció como alternativa al Mercosur y la Unasur, donde Brasil y Argentina tienen un peso decisivo.
Tres de esos países tienen vigentes TLCs con Estados Unidos. Falta Colombia que está a la espera de ser ratificado por el Congreso. Se trataba de los más firmes aliados de Washington en la región. Pero la crisis mundial y el avance de las fuerzas progresistas y de izquierda sigue mermando su poder, sobre todo en Sudamérica. En el escenario regional el gran vencedor con el triunfo de Humala es Brasil, que consolida la salida por el Pacífico de su enorme producción de soja con destino a Asia.
Colombia es mucho más que geopolítica y obras de infraestructura. Es uno de los países más dinámicos de la región. Se acerca a los 50 millones de habitantes, es el tercer producto bruto de la región sólo superado por Brasil y Argentina, su producción de hidrocarburos puede crecer considerablemente y tiene una industria importante si se la compara con los países andinos. Capta más inversión extranjera directa que Argentina y sus inversiones directas en el exterior son las que más crecieron en esta década: de 16 millones en 2001 pasó a 6.500 millones en 2010[14].
La reacción conservadora a la visita de Lula no se hizo esperar. Tres días después del foro de Bogotá, la prensa difundió un reporte de la embajada de Estados Unidos en Brasil que señala que «quedaron dudas sobre la forma en que quedó refugiado el presunto jefe de las FARC, Francisco Cadena, al parecer por presión del gobierno Lula»[15]. Se trata de un hecho diplomático sucedido en 2006 cuando Brasil otorgó asilo a Cadena descartando la extradición. Pero el tema vuelve a ser usado para atacar a Lula.
El día que finalizó el foro binacional, la prensa informó de que siguen existiendo santuarios de las FARC en suelo venezolano. El ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, debió salir al paso diciendo que «hoy no hay santuarios para que los criminales y terroristas de las FARC se escondan en ninguna parte del vecindario colombiano»[16]. Hugo Chávez dijo que Washington está detrás de esas denuncias y aseguró que las relaciones con Colombia son excelentes.
La Casa Blanca y la derecha colombiana tienen cada vez menos cartas para jugar. Sin duda seguirá poniendo palos en la rueda de la política exterior de Santos y en particular de sus planes de estrechar lazos con Brasil. Un punto a favor de Washington sería la aprobación del TLC con Colombia, pero las dificultades por las que atraviesa el gobierno de Barack Obama no permiten aventurar ninguna hipótesis.
Santos, por su parte, tiene todo para ganar. Sin romper lazos con Washington, siguiendo con la política de «seguridad democrática» y el Plan Colombia, consigue establecer lazos sólidos con el nuevo hegemón regional. Los movimientos indígenas, afrodescendientes y sociales tienen todo para perder porque la represión y al usurpación de sus territorios por las multinacionales siguen siendo el eje de la política del gobierno Santos[17].
Raúl Zibechi es analista internacional del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales. Escribe cada mes para el Programa de las Américas (www.cipamericas.org/es).
[1] «Empezó el Primer Foro de Inversión Colombia-Brasil en Bogotá», 3 de agsoto de 2011 en www.portafolio.co
[2] «Colombia y Brasil deben invertir juntas: Lula da Silva», 4 de agosto de 2011 en www.portafolio.co
[3] Véase la introducción de mi libro «Contrainsurgencia y pobreza», Desdeabajo, Bogotá, 2010.
[4] «Gobierno creará programa presidencial para indígenas y afrocolombianos», El Tiempo, 13 de octubre de 2010.
[5] «Gobierno, empresarios y trabajadores firman histórico acuerdo laboral», El Tiempo, 26 de mayo de 2011.
[6] «Colombia y Brasil deben invertir juntas: Lula da Silva», 4 de agosto de 2011 en www.portafolio.co
[7] Idem.
[8] «Sector minas e hidrocarburos lidera crecimiento económico», 5 de agosto de 2011 en www.portafolio.co
[9] Banco Interamericano de Desarrollo, ob cit p. 8.
[10] Idem p. 9.
[11] Idem p. 11.
[12] Idem p. 18.
[13] Semana, 5 de agosto de 2011.
[14] CEPAL, «La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe», 2009.
[15] «El refugio a un líder de las FARC», El Espectador, 7 de agosto de 2011.
[16] «Chávez acusa a EEUU de amparar intentos de dañar lazos con Colombia», Semana, 5 de agosto de 2011.
[17] Véase la página de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN): www.nasaacin.org
Recursos
Banco Interamericano de Desarrollo (BID): «Tumbando la pared. Comercio e integración entre Brasil y Colombia, 2011.
El Espectador: www.elespectador.com
El Tiempo: www.eltiempo.com
Portafolio: www.portafolio.co
Semana: www.semana.com