«Yo creo que el presidente Fox estuvo un poquito apresurado’, dijo el lunes al diario argentino Página 12 el asesor presidencial brasileño Marco Aurelio García –considerado entre los colaboradores más cercanos al presidente Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva–, en vísperas de la reunión prevista para el miércoles entre el mandatario de Brasil y Néstor Kirchner, […]
«Yo creo que el presidente Fox estuvo un poquito apresurado’, dijo el lunes al diario argentino Página 12 el asesor presidencial brasileño Marco Aurelio García –considerado entre los colaboradores más cercanos al presidente Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva–, en vísperas de la reunión prevista para el miércoles entre el mandatario de Brasil y Néstor Kirchner, de Argentina.
La discusión del ALCA nunca estuvo en la agenda de la Cumbre Presidencial de Mar del Plata, pero su imposición en la agenda fue la prueba de fuego para el fracaso del pretendido ‘liderazgo’ latinoamericano pro estadounidense que buscaba en la región el presidente mexicano Vicente Fox. El rol del mandatario azteca se asemeja hoy al que desempeñó Carlos Menem durante la primera guerra del Golfo, cuando se declaró ‘aliado’ del presidente George Bush padre, a comienzos de los ’90, pero al fin de cuentas, la ansiedad del mexicano le hizo un flaco favor a EEUU, porque precipitó una crisis y acortó el plazo para el inminente funeral del ALCA, por lo menos en los términos en que lo deseaban sus progenitores. ‘Habrá ALCA con o sin MERCOSUR’, amenazó en Mar del Plata el mandatario mexicano Vicente Fox, cuando bregó en solitario por sacarlo de su agonía, secundado apenas por Canadá y los países de Centro América, que son los más empobrecidos del continente y, quizás precisamente por lo mismo, son a la vez los más sensibles a las dádivas de la política exterior estadounidense.
‘En primer lugar, lo que Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, y después Venezuela, hicieron en Mar del Plata fue ratificar lo que se acordó en la reunión en Miami, cuando planteamos que el proceso de integración se tiene que dar en múltiples planos, no solamente en uno solo, ya sea el ALCA o cualquier otro’, aclaró García.
‘Habría que entender que los países tienen diferentes realidades, posiciones y prioridades’, dijo. ‘Nosotros no tratamos de imponer a nadie el MERCOSUR. Lo llevamos adelante en nuestro marco. Pero nadie nos consultó para discutir en esa reunión la Asociación de Libre Comercio de las Américas o un tratado de Libre Comercio. Era un tema que estaba fuera de agenda y que se trató de imponer allí’.
‘Yo creo que el presidente de México estuvo un poquito apresurado cuando hizo esa declaración que enojó mucho a la gente, de que habría ALCA con o sin MERCOSUR; fue una declaración totalmente innecesaria que provocó irritación y tiñó el tono de la reunión’, sentenció el asesor de Lula. Después del fracaso de su gestión en el balneario argentino, Fox descargó sus iras verbales contra Kirchner y el venezolano Hugo Chávez, pero hoy aspira a que el gobierno de Caracas le presente disculpas, que deberá esperarlas ‘sentado’, en el decir del vicepresidente José Vicente Rangel.
Las relaciones entre México y Venezuela pasan por su peor momento, quizás desde el asilo otorgado en 1988 a dos sobrevivientes de 16 víctimas de la matanza de El Amparo –Wollmer Gregorio Pinilla y José Augusto Arias– que buscaron refugio fuera de Venezuela para resguardar sus vidas, a fines del gobierno socialdemócrata de Jaime Lushinci. Pero ambas cancillerías procuran bajarle el perfil al intercambio verbal.
García es un asesor especial de Lula que manejó las relaciones internacionales del Partido de los Trabajadores por una década. Se trata de un historiador –doctorado en Francia– sindicado por la prensa como un estratega clave en el diseño de la política exterior de Lula y uno de los funcionarios más ‘integracionistas’ del entorno presidencial.
Tanto Brasil como Argentina cultivan la ideología de ‘proyecto país’ que desapareció en México con su entrega total a la economía global que impone Estados Unidos en su propio beneficio y sin haber necesitado ninguna dictadura militar. ‘Argentina está haciendo un gran esfuerzo para reindustrializarse y nosotros entendemos bien que las políticas que fueron seguidas desde la dictadura militar, y se acentuaron en la década pasada, tuvieron efectos terribles’, manifestó García.
‘En Brasil tuvimos un proceso parecido pero que no llegó a ese nivel de intensidad’, dijo. ‘Nuestra posición es que ojalá ese proceso de industrialización vaya lo más rápido posible porque creemos que no sólo no entorpece sino que crea las posibilidades para crear una articulación entre los dos países’.
El brasileño cree que la incorporación del Venezuela le dará al MERCOSUR la energía que estaba necesitando, más allá del discurso del presidente Chávez, más ideologizado respecto a EEUU que el de sus colegas Kirchner y Lula. ‘Es positiva porque tendremos un MERCOSUR más amplio, no tan encajonado en el sur’, dijo. ‘Es un país que tiene un gran potencial energético y que está interesado en llevar adelante un proceso de industrialización que nosotros apoyamos mucho y se lo decimos cada vez que hablamos con el presidente Chávez, además creo que será muy beneficioso también para las economías más chicas’.
-Pero si bien hay afinidades concretas con el gobierno venezolano, el discurso del presidente Chávez resulta más ideológico que los de Lula o Kirchner…, acotó Página 12.
-Eso se resuelve de manera muy sencilla. Nosotros no proponemos a nadie que renuncie a sus políticas nacionales. Una de las cuestiones fundamentales del MERCOSUR hoy en día es darle más importancia a su institucionalidad; yo digo que hay que ‘bruselizar’ Montevideo. El MERCOSUR no puede depender de las reuniones presidenciales o de cancilleres que se hacen cada tanto. Debe mantener una actividad permanente.