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¿Brasil encima de todo, (Norte) América primero o la fiesta de los banqueros?

Fuentes: Rebelión

Durante el proceso electoral se impuso en Brasil un eslogan, repetido por muchos sin que supieran efectivamente de lo que se trataba: «Brasil por encima de todo». En primer lugar, se trató de la traducción al portugués del eslogan utilizado por Hitler: Alemania por encima de todo o «Allesüber Deutschland» [1]. Esta consigna acabó llevando […]

Durante el proceso electoral se impuso en Brasil un eslogan, repetido por muchos sin que supieran efectivamente de lo que se trataba: «Brasil por encima de todo». En primer lugar, se trató de la traducción al portugués del eslogan utilizado por Hitler: Alemania por encima de todo o «Allesüber Deutschland» [1].

Esta consigna acabó llevando al inicio de la Segunda Guerra Mundial, donde 40 millones de personas murieron y seis millones, principalmente judíos, fueron eliminados en campos de concentración. Y, en segundo lugar, apareció el eslogan a «Dios por encima de todo», también inspirado en el mismo movimiento.

Pasada la elección se inició el montaje del futuro gobierno, y varias declaraciones del futuro presidente van revelando el carácter que tendrá. La primera declaración fue que Brasil no iba a priorizar el Mercosur; la segunda, que China debería ser cuestionada en los principios defendidos por el presidente estadounidense Donald Trump; la tercera es que Brasil debería tener embajada en Jerusalén, y la cuarta es que Brasil debería romper relaciones con Cuba.

Si se aplicaran todas estas propuestas tendríamos el fin del Mercosur y la pérdida de las exportaciones a Argentina, que agravarían aún más, el cuadro económico de aquel país, pero con serias repercusiones sobre el sector de los exportadores brasileños.

Si se concretara la salida de los BRICs y se tensaran las relaciones con China, se perdería el mayor mercado para las exportaciones brasileñas con grave consecuencia para el agronegocio de Brasil (la principal base de apoyo de éste futuro gobierno). Por otro lado, el cambio a la embajada a Jerusalén tendría como consecuencia represalias de los países árabes de boicot a productos brasileños (nuevamente el agronegocio queda en el punto de mira) [2].

El futuro presidente incorpora el «personaje Trump» e intenta ser su ventrílocuo en el escenario internacional, poniendo en riesgo incluso la forma de inserción internacional de Brasil, basada en la reprimarización económica, sin que se esté pensando en una política industrial alternativa.

Por el contrario, lo que ha manifestado su futuro ministro de Hacienda es la profundización de la apertura comercial, que determinaría la quiebra de gran parte de las industrias brasileñas, repitiendo lo ocurrido en el primer gobierno de Fernando Henrique Cardozo.

No satisfecho con eso, está en marcha el proceso de privatización de las estatales brasileñas como Petrobras, Banco do Brasil, Caixa Econômica, etc. Si esos hechos se concretizaran van a profundizar aún más el proceso de desnacionalización de la economía brasileña con serias consecuencias sobre la Balanza de Pago, en su histórico déficit de la cuenta de Servicios.

Mientras, el sector productivo va siendo amenazado por la crisis ya existente y por las acciones futuras que profundizará, el sector financiero se prepara para ganar más dinero, si se aprueba la reforma de la Seguridad Social, aún más severa que la propuesta por el actual presidente de facto Michel Temer.

En líneas generales, estas declaraciones siguen el principio ya antes defendido por el elegido vicepresidente, de que Brasil debería reorientar su pauta de exportación saliendo de los mulambios de África y de América del Sur, buscando mercados más consistentes. Sin embargo, lo que tenemos aquí es una suma de fundamentalismo religioso y un fundamentalismo ultraliberal, mientras que los derechos fundamentales son atacados junto con las libertades democráticas.

En resumen, de las propuestas iniciales lo que tenemos es el eslogan «Brasil por encima de todo», transformado en «América primero» (eslogan de Donald Trump que ha profundizado una guerra comercial con varios países). Es decir, Brasil propone la apertura comercial mientras que Trump amplía el proteccionismo para las empresas estadounidenses que perdieron competitividad con las industrias chinas.

En otras palabras, Brasil encima de todo funciona como el «América primero», de Trump. Lo que sobra, para Brasil ,y el eslogan: «banqueros por encima de todo».

Notas

[2] Ver https://www.revistaforum.com.br/miriam-leitao-diz-que-diplomatas-ja-recebem-alertas-de-retaliacao-dos-paises-arabes/?fbclid=IwAR0CTUi_ZlywaDW0i2MEYDU9qWXm5SUeRxGTm0f9N_edd27_u2LIGT6TLvg

José Menézes Gomez es economista, profesor de la Universidad Federal de Alagoas. Cofundador de la Red Internacional de Cátedra, instituciones y personalidades sobre la deuda pública.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.