1. Rajendra Pachauri y «la amazona de la libertad» El hindú Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, es una persona agradecida. En cuanto recibió el Premio Nobel de la Paz, junto con Al Gore, pagó su deuda con esta institución del imperialismo occidental, sugiriendo la expropiación de la […]
1. Rajendra Pachauri y «la amazona de la libertad»
El hindú Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, es una persona agradecida. En cuanto recibió el Premio Nobel de la Paz, junto con Al Gore, pagó su deuda con esta institución del imperialismo occidental, sugiriendo la expropiación de la Amazonia: «No voy a opinar sobre lo que debe hacer el gobierno brasileño, pero las selvas como el Amazonas son las mayores fuentes naturales para la captación del carbono. En el futuro debemos tener políticas claras y un acuerdo internacional para garantizar que la protección forestal aumente en el mundo».
La demanda de Pachauri renueva un viejo sueño del gran capital occidental. Hace años, la «amazona de la libertad» de la Internacional Socialista, la ex primer ministra noruega Gro Harlem Brundtland, propuso someter la Amazonia a una autoridad ecológica internacional, dependiente del Consejo de Seguridad de la ONU. El Grupo de los Siete se encantó con la idea y solicitó que la región fuese considerada una «herencia de la humanidad».
2. La inerte diplomacia sudamericana
La reacción de la elite brasileña a la creciente presión de desbrasileñar la Amazonia ha sido diversa. En el campo político, la famosa diplomacia de Itamaraty se ha quedado dormida, al igual que la de Venezuela, permitiendo, por ejemplo, que la Organización del Tratado de la Amazonia (OTCA) —bajo la conducción de su funcionario Rosalía Arteaga, nombrada por Lucio Gutiérrez— abriera las puertas del «oro verde» al imperialismo europeo (España, Alemania, Francia) y estadounidense.
Esta penetración, en la cual participan gobiernos, ONG´s, fundaciones y universidades, entre otros, se explica en parte por el estado de hibernación de la diplomacia de los países de la OTCA, en parte por el servilismo neocolonial de algunos de sus miembros (Perú, Ecuador bajo Lucio Gutiérrez, Colombia) y la absurda tesis de que se necesita la alianza con el imperialismo europeo para defender la Amazonia del imperialismo de Washington.
3. La respuesta militar brasileña
En lo militar, la reacción ha sido múltiple: a) la generación de una incipiente logística militar y de inteligencia en la Amazonia, p.e., Tabatinga en la triple frontera con Colombia y Perú, y el sistema de inteligencia electrónica, SIVAM; b) un acercamiento con las Fuerzas Armadas de Venezuela, con cuyas adquisiciones de nueve avanzados submarinos rusos, 24 aviones de combate Sukhoi-30, y sistemas misilísticos, los dos países tendrían un potencial militar convencional de gran envergadura; c) la creciente adopción de la doctrina de la guerra de guerrillas y, d) un gradual reacercamiento a la tecnología nuclear.
3.1 Guerra de guerrillas a la brasileña
Cuando la ex presidenta noruega hizo su propuesta de internacionalización de la Amazonia, el general Sotero Vaz anunció la «vietnamización» de la selva con las siguientes palabras: «Defenderemos a la Amazonia con una guerra de guerrillas».
Que esta decisión de los militares brasileños era real, se mostraba, entre otros elementos, en el envío de una misión militar a Vietnam, en el año 2005. La delegación, compuesta por coroneles y tenientes coroneles de centros de instrucción y escuelas de oficiales, tenía la misión de aprender de la guerra popular prolongada vietnamita contra Estados Unidos.
Según el general Cláudio Barbosa de Figueiredo, jefe del Comando Militar de la Amazonia (CMA), en un conflicto en la Amazonia, «la estrategia de la resistencia no difiere mucho de la guerra de guerrillas y es un recurso que el ejército no dudará en adoptar ante una posible confrontación con un país o grupo de países con potencial económico y bélico mayor que Brasil». Aseveró que «se deberá contar con la propia selva tropical como aliada para combatir al invasor». Recordemos, que son los coroneles y tenientes coroneles los que tienen el control operativo sobre las unidades de combate en las Fuerzas Armadas.
3.2 El componente nuclear
En cuanto al componente nuclear, fue el propio Lula quien lo dio a conocer el 10 de julio de 2007: «He autorizado los fondos para concluir el primer submarino a propulsión nuclear de la Marina de Guerra brasileña». «Si lo que faltaba era dinero, ya no va a faltar», dijo tras visitar el Centro Tecnológico de la Marina, en el estado de San Pablo.
«Asumí el compromiso de poner los recursos necesarios para que podamos concluir ese proyecto», confirmó ante los periodistas y explicó que la conclusión de ese submarino, en el que Brasil trabaja desde hace más de 20 años, requiere de una inversión de aproximadamente 68 millones de dólares durante ocho años, «y, quién sabe, si pudiésemos poner un poco más, podemos anticiparlo, porque está atrasado». Lula confirmó al mismo tiempo la construcción de la tercera planta nuclear brasileña, Angra III.
4. El «plan estratégico de defensa nacional»
Ante el planteamiento de Pachauri le tocó al Ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim, responder. La soberanía sobre el Amazonas es innegociable, decía Jobim, y recalcó que es «difícil recibir recomendaciones» de la India o de Europa. «Recuerden que ellos destruyeron todo. Vamos a cuidar del Amazonas porque es una cuestión nuestra; los brasileños saben cuidar lo que es suyo».
Una declaración del gobierno contextualizó las palabras del Ministro, informando que Jobim y los Comandantes de las fuerzas militares de Brasil visitaban los puestos militares de la frontera norte del país para comenzar a elaborar un «plan estratégico de defensa nacional», que pretende desarrollar la Amazonía.
Tomando en cuenta el brutal avance del capitalismo agroindustrial brasileño e internacional en la Amazonia, podría resultar difícil convencerse de que la burguesía brasileña sepa «cuidar lo que es ¿suyo?». Sin embargo, el punto central es que aunque la soberanía de la Amazonia no sea negociable, el futuro de esta región no se decidirá por la negociación, sino por la fuerza.
5. El poder de Brasil
El poder de Brasil radica en tres elementos. El primero es económico. El oxígeno que la humanidad respira es, en gran medida, un producto de la Amazonia. En la crematística capitalista mundial, este producto se convierte en una mercancía, semejante al agua. Aquellos que más consumen esta mercancía —y que más la contaminan— son Estados Unidos, Europa y China. Y la consumen gratuitamente. Si quieren que se preserve la ecología amazónica, tendrían que compensar a Brasil y los demás países de la cuenca amazónica por «costos de oportunidad», pagando el uso de esta mercancía.
El segundo factor es el desarrollo nuclear. Con las reservas sobreproporcionales en agua dulce, biodiversidad, petróleo y oxígeno, América Latina tiene que tener presente un axioma insoslayable de la realpolitik del siglo XXI, formulado hace algunos años con absoluta claridad por el Presidente Francois Mitterrand: que una verdadera soberanía en el siglo XXI solo existirá para los Estados nacionales o regionales que disponen de armas estratégicas.
El tercer elemento es la creación del Bloque Regional de Poder Latinoamericano (BRPL), sin el cual la defensa de la Amazonia, del acuífero guaraní, de la Patagonia y del petróleo de la Faja del Orinoco, son imposibles. Sólo la Unión latinoamericana permitirá a Brasil jugar en la liga de las grandes potencias.
Será difícil que su chovinismo se adapte a tal realidad. Pero si no lo logra, la misma realidad lo despertará un día no muy lejano del «jogo bonito» de sus fantasías de grandeza.