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Brasil y los templos de la derecha

Fuentes: CELAG

El crecimiento de la población que profesa la fe evangélica en Brasil no para de crecer. Comenzó su ascenso en la década de 1960, pero se intensificó a partir de 1980-90. Según Datafolha, para diciembre de 2016, tres de cada 10 brasileños de más de 16 años son evangélicos y, si bien la religión católica […]

El crecimiento de la población que profesa la fe evangélica en Brasil no para de crecer. Comenzó su ascenso en la década de 1960, pero se intensificó a partir de 1980-90. Según Datafolha, para diciembre de 2016, tres de cada 10 brasileños de más de 16 años son evangélicos y, si bien la religión católica sigue siendo la mayoritaria en el país (50%). En 1994, los porcentajes eran 14% y 75%, respectivamente [1].

El universo de las iglesias evangélicas en Brasil es bastante variopinto. Se conocen como evangélicas aquéllas iglesias que tienen su origen en el protestantismo, pero actualmente se las divide en tres: las tradicionales (bautistas, presbiterianos, luteranos, adventistas y metodistas), las pentecostales y las neopentecostales. Son justamente estas dos últimas las que han registrado el mayor crecimiento en las últimas décadas, especialmente los pentecostales y neopentecostales, que hoy abarcan al 22% de la población.

Estas dos últimas corrientes han anclado fuertemente, aunque no de manera exclusiva, en la base de la pirámide social y en las zonas periféricas. Iglesias pentecostales (como Congregação Cristã no Brasil, Deus é Amor, Assembléia de Deus y Brasil para Cristo), y neopentecostales (como Igreja Universal, Evangelho Quadrangular, Sara Nossa Terra, Internacional da Graça de Deus, Renascer em Cristo, Igreja Mundial do Poder de Deus, Igreja Apostólica Fonte da Vida, Ministério Nova Jerusalém, Igreja Nacional do Senhor Jesus Cristo, Ministério Internacional da Restauração y Comunidade Cristã Paz e Vida) se han definido como una religión de personas de baja escolarización, sometidas a altos niveles de vulnerabilidad social y en espacios sociales marcados por la ausencia del Estado como agente proveedor de servicios y de control social de la violencia [2].

Luego de más de 20 años de crecimiento sostenido y consolidación económica, las iglesias evangélicas hoy funcionan como sofisticados dispositivos de propagación de ideología liberal y conservadurismo moral. Y, a diferencia de aquella neutralidad política, humanista, que revistió el activismo religioso dominante, llegan para erigir templos en la política y ocupar el Estado, para pesar como un grupo más con intereses claros. Aunque no definan su posición político-ideológica y se escuden en el referente Dios, es claro que forman parte de la máquina de dominación conservadora cuyo poder no sólo radica en su influyente presencia en los grandes escenarios políticos y mediáticos, sino sobre todo en su activismo cotidiano, en los territorios populares de nuestra América.

La «Teoría de la prosperidad», fortunas para algunos fieles y marketing religioso

La principal diferencia entre estas últimas dos corrientes del protestantismo es la adhesión, por parte de los neopentecostales -los que más crecen-, a la llamada «Teoría de la prosperidad». Se trata de un componente ideológico introducido por algunas iglesias protestantes en Estados Unidos en la posguerra, que enseña que la principal señal de salvación de un creyente es la riqueza, la obtención de prosperidad económica. En Brasil se le introdujo un elemento novedoso: aunque no esté escrito, se asume la doctrina capitalista -en su modelo estadounidense-como si fuese uno de los artículos de la fe [3]. Como se señaló en un reciente artículo [4], si bien los neopentecostales admiten la injusticia de la estructura social, enfatizan las soluciones individuales. Le toca a cada creyente esforzarse para progresar en la vida, pero no al modo del protestantismo clásico que colocaba el énfasis en el trabajo: se trata de convertirse en patrón. La Teoría de la Prosperidad imbuye al protestantismo de una clara cultura del consumo, la acumulación de bienes materiales y del emprendimiento personal [5].

Como muchas iglesias de otros cultos, estas dos variantes del pentecostalismo se financian con el diezmo y las donaciones de sus fieles. Difícil es conocer con certeza los volúmenes de la recaudación, puesto que gozan, como las demás iglesias, de inmunidad tributaria. Sólo un estudio, de 2009, constató que estas congregaciones habían recaudado ese año más de mil millones de reales [6]. Los pastores de iglesias como la Universal, hablan constantemente de dinero, no sólo en los púlpitos de todos los templos que hay diseminados hasta en el último rincón de Brasil, sino en los innumerables medios de comunicación que poseen. Los protestantes, en particular pentecostales y neopentecostales, entienden que la difusión de su doctrina es esencial, y no hay límites en cuanto a medios. Ello ha dado lugar a lo que se conoce como «telepentecostalismo»: una práctica comunicacional de la doctrina encabezada por pastores carismáticos, que utiliza televisiones, radios e Internet para extender los principales preceptos y captar nuevos fieles. Este marketing religioso ha podido hacerse realidad gracias a las enormes sumas de dinero invertidas por las iglesias en la compra de medios de comunicación y tiempo para pauta publicitaria en las televisiones abiertas.

La Igreja Universal, por ejemplo, posee emisoras propias de TV reunidas en la Red Record, comprada por su pastor, Edir Macedo, en 1989 por un monto de 45 millones de usd (se estima que hoy el valor de la Red es de dos mil millones de reales); también controla la Red Aleluia, que consiste en 36 emisoras de radio alquiladas por la Iglesia que alcanza al 75% del territorio; produce programas religiosos que emiten grandes televisoras como CNT o Grupo Bandeirantes y, a pesar del límite legal del 25% y la prohibición de la subconcesión de espacio publicitario en la TV, la Universal tiene el 90% de la pauta en CNT [7]. Salvo excepciones, todas estas iglesias funcionan como empresas que deben hacer marketing sobre los servicios (religiosos) que ofrecen, para incrementar donaciones y miembros, y mostrar la eficacia del dinero donado (invertido). La monumentalidad de sus principales templos, que van creciendo por todas las grandes ciudades, también es un reflejo del poder económico de estas iglesias; poder que van adquiriendo a medida que van sumando fieles. La  lógica de estas construcciones es mostrar la cercanía a Dios de cada congregación: si riqueza significa bendición, mientras más imponente es el templo, más chances tienen los fieles de esa iglesia de que el dinero donado redunde en prosperidad material. Por ejemplo, un templo de la Universal inaugurado en julio de 2014 en San Pablo costó 685 millones de reales; los más grandes tienen tamaños similares a los grandes centros comerciales y espacio para 30 mil fieles [8].

Tal vez el «éxito» de cada Iglesia se refleje en la situación de sus líderes: la revista Forbes, en 2013, listó a los pastores más ricos de Brasil: Edir Macedo (Universal), encabezaba la lista con 950 millones de dólares, Valdemiro Santiago (Igreja Mundial) poseía 220 millones, Silas Malafaia (Assembleia de Deus) en tercer lugar con 150 millones, mientras que RR Soares (Igreja Internacional) contaba 125 millones y Estevam y Sonia Hernandes (Renascer) tenían 65 millones [9].

Con el voto y con la cruz

El carácter laico del Estado nunca fue muy nítido en Brasil, un país profundamente religioso desde la Colonia. Sin embargo, la penetración de la religión en el Estado adquiere hoy nuevas modalidades: buena parte de estas iglesias-empresas han comenzado a entenderse a sí mismas como instituciones con caudal electoral propio, capaces de proponer y financiar candidatos propios; disputar el poder con un potencial electorado muy grande y enormes recursos financieros para apoyar al candidato. En definitiva, nadie mejor que un «irmao» para cuidar los intereses del culto en la vida pública, en particular en lo referido al mantenimiento e incremento de sus privilegios y que no prosperen proyectos legislativos o políticas públicas que atenten contra los principios de la familia cristiana.

La iglesia pionera en esta manera de actuar como partido político fue la Universal, a comienzos de la década de 1990 [10]. La cúpula elegía al candidato, que normalmente era un obispo o un comunicador sobresalientemente carismático; consiguió aumentar significativamente la cantidad de parlamentarios, y su estrategia sirvió de modelo a otras iglesias, como la Assembleia de Deus. Como señala la especialista Bruna Suruagy: «La iglesia Pentecostal, que trae consigo la Teoría de la prosperidad, que tiene bien presente al neoliberalismo y del conservadurismo institucional y moral, ya tiene esa cosa de prácticas políticas fisiológicas y clientelistas. Es un grupo heterogéneo, pero los parlamentarios pentecostales tienen una posición más orientada por las instituciones religiosas. El mandato no es del parlamentario; es algo del partido y mucho más de la institución. Y en el periodo electoral hay una mezcla entre religión y política que es muy clara, no está velada. Ella se da dentro del templo, el templo se convierte en tribuna política y las discusiones pragmáticas sobre las elecciones suceden en el púlpito. Tiene toda una pedagogía electoral en el templo, pero en el parlamento intentan separar el discursos político del religioso» [11].

La Universal ya tiene partido propio, el Partido Republicano Brasileiro (PRB), creado en 2005. La Asamblea de Dios (que contaba, en 2010, con 12 millones de fieles) también está formando su propio partido político, el Partido Republicano Cristiano que, según el Diputado Fonseca, tendría al menos 20 bancas en las próximas legislativas [12]. Pero en general, los parlamentarios evangélicos se postulan a través de partidos políticos «normales». Una vez en sus bancas, comienzan a componer el Frente Parlamentario Evangélico, que hoy cuenta con más de 70 miembros: la Iglesia que más legisladores ha aportado es la Assembleia de Deus (27), luego la Universal (12), la Bautista (9), al igual que la Presbiteriana, la Quadrangular (3) y Sara Nossa Terra (2), entre otras. En cuanto a los partidos, es el PRB el que ha colocado a más legisladores (14), seguido del PR (11), PSC (8), PSDB (8), PMDB (7), entre otros. El PT tiene 3 miembros en esa bancada [13].

Además de ofrecer misas en el recinto, que incluyen cánticos gospel y sonantes rezos, estos parlamentarios suelen participar en las comisiones que consideran más importantes, como la de Seguridad Social, de Derechos Humanos y Constitución, Justicia y Ciudadanía. Hay también quienes buscan presidir estas comisiones sensibles a sus intereses como fieles. Eduardo Cunha (PMDB), artífice del golpe parlamentario a Dilma Rousseff, era miembro de la Universal y Presidente de la Cámara de Diputados por entonces. Cuando asumió, sentenció: «aborto y regulación de los medios sólo serán votados pasando por encima de mi cadáver», y lo cierto es que la bancada evangélica ha conseguido frenar proyectos que amplían derechos, así como sacar adelante otros extremadamente conservadores, porque es influyente en toda la clase política. De hecho casi no hay candidato a presidente, gobernador, prefecto o concejal (vereador) que no busque su apoyo.

En las pasadas elecciones locales, el número de prefectos y concejales que tienen cargos en iglesias evangelistas también fue notable, siendo quizás el más representativo Marcelo Crivella, pastor y sobrino de Edir Macedo (Universal), quien se alzó con la Prefectura de Rio de Janeiro. Otros candidatos, no necesariamente evangélicos, fueron apoyados por éstos ante un rival asociado a ideas «peligrosas» para la congregación. Fue el caso de Joao Doria (actual prefecto de San Pablo) frente a Fernando Haddad, asociado a la causa LGTB.

Notas

[1] http://datafolha.folha.uol.com.br/opiniaopublica/2016/12/1845231-44-dos-evangelicos-sao-ex-catolicos.shtml

[2] http://www.anpocs.com/index.php/papers-39-encontro/gt/gt03/9456-religiao-no-debate-das-classes-pentecostalismo-e-as-fracoes-de-classe-trabalhadora/file

[3] http://diplomatique.org.br/neopentecostais-e-o-projeto-de-poder/

[4] http://www.celag.org/neocolonialismo-derecha-en-territorio/

[5] https://www.nexojornal.com.br/entrevista/2016/10/28/Qual-a-influ%C3%AAncia-das-igrejas-evang%C3%A9licas-na-pol%C3%ADtica-brasileira

[6] http://www.estadao.com.br/noticias/geral,doacoes-de-evangelicos-superam-r-1-bi-por-mes,449133

[7] https://oglobo.globo.com/brasil/desde-2010-uma-nova-organizacao-religiosa-surge-por-hora-21114799#ixzz4gyw5vHk1

[8] http://www.dw.com/pt-br/megatemplo-consolida-posi%C3%A7%C3%A3o-da-universal-no-mercado-das-religi%C3%B5es/a-17816522

[9] https://www.forbes.com/sites/andersonantunes/2013/01/17/the-richest-pastors-in-brazil/#8974a935b1e3

[10] La influencia de los evangélicos en el Estado comenzó con Sarney, cuando quiso aumentar su mandato por un año. Necesitó apoyarse en los evangélicos que habían sido electos para la constituyente a cambio de concesiones de emisoras de radios, lo que les ha permitido tener el emporio mediático que hoy poseen. A partir de entonces, y con el enorme crecimiento de los fieles de este culto, todos los presidentes tienden puentes con los evangélicos en las etapas pre-electorales.

[11] http://apublica.org/2015/10/afinal-o-que-os-evangelicos-querem-da-politica/

[12] http://www.jornaldacidadeonline.com.br/noticias/5434/a-evangelizacao-politica-do-brasil#

[13] http://apublica.org/2015/10/os-pastores-do-congresso/

Fuente: http://www.celag.org/brasil-y-los-templos-de-la-derecha/