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Breve análisis marxista de la propuesta de Reforma Constitucional del presidente Chávez

Fuentes: Rebelión

La velocidad de los cambios en el proceso bolivariano es asombrosa, hace apenas 7 años el pueblo en un proceso Constituyente reformó la vetusta Constitución de aquel lejano 1961 por la ahora vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) incorporándole un cariz progresista y patriótico. Sin embargo el avance del proyecto ha hecho […]

La velocidad de los cambios en el proceso bolivariano es asombrosa, hace apenas 7 años el pueblo en un proceso Constituyente reformó la vetusta Constitución de aquel lejano 1961 por la ahora vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) incorporándole un cariz progresista y patriótico. Sin embargo el avance del proyecto ha hecho que la novel CRBV se considere ya un obstáculo y se opinen que ya: «no nos sirve, pues en ella predominan los elementos económicos y políticos de corte capitalista» . En lo anterior podemos estar todos de acuerdo, y vemos con simpatía la propuesta de cambio de la misma, aunque el método y la esencia de esa propuesta luzcan distantes de la necesidad científica inmediata de trascender el sistema. Sin abordar las 33 reformas propuestas, considero perentorio contribuir en los aportes críticos a los aspectos puntuales referentes a la Economía Política, a lo que falta y lo que parece relativamente incierto.

Sin esquematizar en exceso es menester ahondar en algunos artículos básicos y enmarcarlos en un contexto familiar que los pueda relacionar de forma simple. En ese análisis estarán a su vez propuestas que espero se puedan incorporar a la discusión del texto previo a su examen refrendario en diciembre de este mismo año.

El advenimiento de la reforma

«El pasado 15 de agosto, Chávez presentó en la Asamblea Nacional su anunciada reforma constitucional luego de meses de hermetismo» Tras medio año de rumores y secretismo el presidente nos ofrece una propuesta de cambios a la Constitución para discutir con el método del parlamentarismo de calle y tal vez incorporar (no sabemos como es ese procedimiento de acopio de sugerencias) algunos detalles para que luego se apruebe o no por la vía refrendaria.

¿Es ese el procedimiento de la democracia participativa y protagónica? ¿Es esa la vía más expedita para recoger los verdaderos clamores del pueblo? No. De manera categórica lamento la no convocatoria a una Asamblea Constituyente que pueda discutir desde las bases, organizar y desarrollar un trabajo político consecuente en la necesidad no de reformar una constitución abiertamente capitalista, sino en la prioridad objetiva de extraer de raíz su esencia burguesa y de la mano del pueblo enterrar las nociones más reaccionarias de la misma. Ese proceso hubiera encendido la participación política del proletariado, coadyuvado al reconocimiento de sí mismo como autor del cambio social que necesita la sociedad lo que representaría un serio avance en el proceso de ganar conciencia de clase y en su valiosa diferenciación con respecto al instinto espontáneo de clase que al final se bifurca entre el atraso y la conciliación de clases.

La ausencia o puntos oscuros de muchos factores se hubieran evitado, el proceso de radicalización del proceso hubiera avanzado y las más profundas hebras de clase hubieran hecho saltar a gran parte de Chavistas que sólo defienden cargos de 5 mil dólares o la odiosa alianza con federaciones patronales como FEDEINDUSTRIA, quienes jamás harán socialismo en ninguna parte.

La reforma se debe apoyar incondicionalmente y en bloque

El chavismo acrítico y de grandes recursos provenientes de su desarrollo como social-boliburguesía ha salido a las calles a juramentar batallones por el sí, sin apenas hojear el texto de la reforma. Argumentan que cualquier persona que no le agrade la reforma ¡completa¡ es imperialista y escuálido. El fervor adulante de la parte más derechosa del chavismo opinaba de la reforma antes de siquiera el presidente anunciarla, había que defenderla a sangre y fuego. Insistían que cualquier intento examinador debe ser sumamente positivo y constructivo, es decir, no se puede protestar con severidad lo que aparece como objetivamente incompleto y confuso.

¿Votar en bloque? Debe respetarse la opinión y determinación de votar por la propuesta que se desee excluyendo las que no conviene. Hacer esto no es contrarrevolucionario (aunque aclararlo sea una perogrullada) es ejercer de forma natural el criterio y la necesidad de discernir. La burda excusa de la integralidad del proceso o su resquebrajamiento por la negación de algún artículo, pone en duda la creencia en la inteligencia y capacidad mínima de análisis de un pueblo que dicen considerar «sabio», pero que no puede determinar que está conexo o ajeno al ideal social que presupone.

Esa forma de pensar lejos de ser revolucionaria le ha hecho gran daño al novel proyecto bolivariano y a otros procesos revolucionarios del mundo, exaltar lo bien hecho y tapar los errores es sinónimo de prepotencia e ignorancia. Es necesario el duro fuete de la autocrítica, la revolucionaria que viene desde la izquierda (no del izquierdismo) y la de la derecha con sus reaccionarios planteamientos, está última de acuerdo al grado de virulencia y estolidez permitirá saber que se hace bien y que no. De no existir, la villa socialista se deforma en un campo adulacionista donde el más generoso en el agasajo obtiene la mayor aceptación. Por tanto, no es un derecho, es un deber socialista examinar con dureza todas las propuestas y políticas hecha por cualquier gobierno del nivel que sea, comunal, estadal etc.

Revisión y crítica de algunos artículos

Del breve Artículo 16 de CRBV se ha elaborado una compleja reforma basada en el reordenamiento político-territorial. Allí surgen los conceptos como comunas, formas de autogobierno, ciudad comunal y la posibilidad de que el Presidente previa aprobación de la Asamblea haga mediante Decreto provincias y ciudades federales además de crear cualquier entidad que esté en la ley. Los trascendentales cambios que acá se proponen requieren a mi criterio una sustentación más formal y completa, la ley que artículo dice sustentará debe ser claramente explicitada y profundamente revisada en sus implicaciones y alcances. Votar por ese conjunto de ideas representa un acto de fe, debido a que se desconocen los procesos reales de la materialización de la misma.

El Artículo 54 de la CRBV reza: «Ninguna persona podrá ser sometida a esclavitud o servidumbre. La trata de personas y, en particular, la de mujeres, niños……» Sin embargo, el agigantado sector informal (cerca del 50% de la totalidad de empleados), el buhonerismo y otras relaciones de producción al margen de la ley han venido precarizando de forma infamante el empleo, y en particular desarrollando el trabajo infantil de forma extendida. No son en las oscuras plantas de las industrias inglesas de finales de siglo XVIII, no, los infantes trabajan a la luz del día, en plena calle y sometidos a la más brutal explotación del capitalismo nómada. Este artículo, no ha sido considerado en la reforma, y debería contener la total prohibición de ejercer empleo alguno a cualquier niño.

El Artículo 59 trata: «El Estado garantizará la libertad de religión y de culto. Toda persona tiene derecho a profesar su fe religiosa y cultos……….» Sin embargo el Estado aún apoya con inmensos recursos financieros escuelas e incluso universidades católicas como la UCAB, que tienen la estricta misión de alienar a nuestros jóvenes, formándolos en las filas del más enconado odio contra el proletariado. El Estado refuerza una superestructura que propugna la ideología burguesa, con sus premisas y toda clase de prejuicios anticomunistas, retardatarios y que manipulan de forma natural los reales sentimientos de cooperación y solidaridad. Las grandes corporaciones eclesiásticas a las que se financian cumplen un carácter plenamente ideologizador y antirrevolucionario, predican las bondades y la conformidad ante el sistema a pesar de la más terrible miseria que produce. El estado aún cuando burgués es laico, el de la transición al socialismo no debe ser menos. Este artículo ni se cuestiona en la reforma.

La reforma propone algo interesante en medio de la economía informal: «la ley creará un fondo de estabilidad para los trabajadores por cuenta propia, con aportes del Estado y el trabajador» Esto hará que trabajadores por afuera del sistema convencional tengan jubilaciones, pensión, paro forzoso etc. Esta gran idea debe instituirse no como un Seguro Social II, que los patrones escurren y adeudan cantidades asombrosas, este Seguro Social al igual que el primero debe estar gestionado directamente por los contribuyentes en gestión directa, para que puedan fiscalizar y vigilar de cerca sus recursos. Debe estar compuestos por una serie de gremios, que debido a la gran diversidad de oficios deben segmentarse alrededor de una Central única, la organización y administración del mismo han faltado en la reforma.

La gran oportunidad laboral

Es sin duda una hermosa ocasión para la reducción de la jornada de trabajo a 6 horas diarias, y un máximo de 36 semanales. Una reducción de 18% de las horas entregadas al explotador, debe servir para la construcción de un ser humano integral que pueda usar su tiempo en la diversidad de facetas que le ofrece la vida, Marx lo afirmaba una y otra vez, en la sociedad burguesa es imposible el desarrollo de las múltiples potencialidades del hombre, su crecimiento espiritual, físico e intelectual. Proveer de más tiempo de ocio colaborará sin duda en este propósito, a su vez que proporcionará mayor tiempo para actividades políticas fundamentales en el proceso de toma de conciencia.

En la sociedad burguesa el: «trabajador desciende al nivel de una mercancía, ya que cuanto más duro trabaja, cuanto más produce, se vuelve tanto más miserable» por tanto reducir la explotación, al arrebatar horas de la misma al patrón debe ser apenas el comienzo de la necesaria disputa de la plusvalía expropiada por quienes viven del trabajo ajeno, sin embargo es menester crear un frente unitario de trabajadores que puedan llevar a cabo un radical y estructural cambio en la Ley Orgánica del Trabajo, que desde hace 8 años sólo ha recibido retoques y que es esencialmente blanda y dócil con los compradores de trabajo, a tal punto que de no hacerse latente el cambio en ella, esta reforma positiva quedará entre los hermosamente inútiles derechos que a la burguesía le gusta atropellar.

Entre los derechos laborales olímpicamente avasallados se encuentran en la CRBV los artículos 91: «Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente Se garantizará el pago de igual salario por igual trabajo y se fijará la participación que debe corresponder a los trabajadores y trabajadoras en el beneficio de la empresa» y 92: «El salario y las prestaciones sociales son créditos laborales de exigibilidad inmediata. Toda mora en su pago genera intereses» Ambos extractos pueden ser empalagosamente engañosos, salvo para un trabajador cualquiera que reconoce lo fácil que le es al patrón pisotearlos impunemente. Es menester repetir lo necesario de crear una nueva Ley del Trabajo, que en verdad lo dignifique y arranque las concepciones más lacayunas que esta ley arrastra.

Hace poco que la llama de la protesta estudiantil de derecha se apagó y desapareció en la humareda de de la defensa de las corporaciones de comunicación y el antichavismo más elemental. A pesar de la manifiesta mediocridad de la derecha anquilosada en las universidades (todas las privadas y las públicas de vieja data) en la propuesta se deja intacto uno de los mejores engaños para aburguesar y estupidizar a estudiantes, el discurso de la «Autonomía Universitaria» y seudo-universalista de estas lupanares de ideologías liberales. El articulo 109 de CRBV donde se consagra la autonomía ha quedado fuera de revisión, y en él se estipula: «El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda….» Los antivalores y la continua exaltación colonialista y egoísta prepara en las (j)aulas a los opresores para pisotear y a los oprimidos para recibir la suela entera.

Necesario es plantearse como enemigo radical la superestructura educacional y darle un real cariz humanístico, pero no del humanismo abstracto de la derecha, se trata de hacer la educación para emancipar, imaginar, crear y construir una realidad donde la explotación sea vista como una gesta bárbara y salvaje, si se desea al llamado «hombre nuevo», des-mercantilizar la educación y arrancarla de un puño de académicos burgueses es poco menos que imprescindible. Los cambios en la materia Económica, lucen estrechos

El artículo 112 es requisito de cualquier patronal en el mundo: «Todas las personas pueden dedicarse libremente a la actividad económica de su preferencia, sin más limitaciones… El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la creación y justa distribución de la riqueza…» Este artículo no fue susceptible a cambio, y es el verdadero trasfondo de la presión burguesa sobre la base jurídico política de su organización básica de represión, el Estado.

En la etapa actual del capital por la historia agudiza su tendencia a la concentración y centralización de capital, arremete contra el trabajador y le desplaza cada vez más de la riqueza producida por ellos mismos. Cada día, el capitalismo coloca las técnicamente llamadas barreras a la entrada que se comprenden como un inmenso arsenal de obstáculos que dificultan o hacen prohibitivos cualquier intento de poner en marcha cualquier empresa. Por tanto, la libertad de empresa es una falacia, que encubre en la inmisericorde absorción y proletarización de millones de personas que son separadas de los medios de producción y que objetivamente están vendiendo su fuerza de trabajo en condiciones de hambre y abatimiento.

El estado debe dejar de defender y estimular la «iniciativa privada» y el falso discurso de la justa distribución de la riqueza, que jamás se podrá realizar en una sociedad cuyas relaciones de producción sirvan para muy pocos vivan del trabajo de muchos. Plantearse la repartición del excedente anual o beneficio neto de las empresas en una tasa de al menos 50% para trabajadores y el resto para burgueses sería un paso propio de la transición al socialismo y que si puede plantear contradicciones de mayor dimensión en la sociedad.

El cambio propuesto al artículo 113 de la CRBV que prohíbe el monopolio parece ser un avance, sin embargo sería interesante ver como en una economía dominada ampliamente por empresas que manejan cuotas de mercados de hasta 70%, o dúos de transnacionales que poseen el 90% de las colocaciones, se podrá revertir de forma efectiva este flagelo natural del capitalismo del siglo XX y más aún del XXI. Sin la construcción de un gran parque industrial de millares de trabajadores será imposible sustituir la producción o importación de mercancías de los oligopolios. El desarrollo de este parque no luce factible al corto plazo, las empresas de computación en alianza con China y la de automóviles en alianza con Irán, han probado lo difícil que es instalar y poner en marcha una compleja industria.

El escándalo de la propiedad. La derecha más atrasada ha salido a prevenir el peligro que corre la propiedad privada y las posibilidades reales que se plantean en la reforma de facilitar los procesos de expropiación, sin embargo «En la propuesta de reforma al artículo 115 se continúa garantizando la propiedad privada en todos sus órdenes y en lo fundamental, la de los medios de producción» La descripción de otras formas de propiedad no estriba en mi criterio, ningún avance práctico y mucho menos como dicen algunos: «la democratización real de la propiedad….. Donde de manera revolucionaria aniquila el criterio único de la propiedad privada excluyente, generadora de desigualdades e injusticias»

A mi entender la propuesta carece de una explicación sólida referida a la diferencia entre propiedad personal y propiedad privada, bienes de consumo y medios de producción. A un estado socialista no debe interesarle la propiedad personal: la que se utiliza directamente en la satisfacción de una necesidad y no se utiliza para comerciar, pero si le es importante la propiedad privada: que se refiere a los medios de producción que en su diversidad sirvan para explotar trabajadores y generar plusvalor. La propiedad sobre los medios de producción sólo aparece relacionada a la propiedad privada, más no a las otras 4 (comunal, social, mixta y pública) y tampoco se entiende la colocación de la frase «medios de producción legítimamente adquiridos), es importante aclarar ese tema.

Otras de las innovaciones se refieren al artículo 136 habla de que el pueblo: «…es depositario de la soberanía y la ejerce a través del Poder Popular», lo cuál ha emocionado a muchos intelectuales de la izquierda, sobre todo a los «autonomistas», que consideran que el Poder Popular: «no es un poder institucional, es un poder constituyente e insurreccional en el sentido propio de la palabra»

Más allá de mis particulares criticas a la concepción autonomista del poder y la concepción postmoderna de «multitud» y «redes», es notoria la negación por parte de estos grupos a «institucionalizar» el poder popular, es decir a incluirlo en el carril de la burocracia. Y ello radica en la praxis a la delimitación y castración legal bajo una angosta «ley orgánica del Poder Popular» o algo de naturaleza aún más burguesa, donde existan representantes de dicho Poder que sean nombrados a dedo, se profesionalicen en sus cargos, remuneren 20 o 30 veces más que un obrero calificado, se empotren en sus oficinas, atiendan a miles de personas como si fueran números y sólo vivan para cuidar su puesto y emolumentos. Dicho de forma más elegante: «Incluir el poder popular como un poder institucional más, pacificado y burocratizado, soporte de la paz impuesta por el Estado, es herirlo por el pecho, cosificarlo y alienarlo de su propia naturaleza» Sumergirlo en la turbia ciénaga de la distribución de subsidios, créditos, asistencias por medio de un complejo baremo de necesidades superficiales del Estado-nación republicano importado en el proceso de colonización y probadamente estéril como generador de revolución socialista.

La reelección infinita del comandante

Esta es una de las lanzas más puntiagudas que empuñan contra la reforma. La posibilidad de que Chávez sea presidente por unos 37 años o más es una pesadilla frecuente en el imaginario reducido y holywoodense de la derecha criolla. Sin embargo, a simple vista como dice un ideólogo que no es de mi agrado:»La reelección indefinida es en el fondo una forma democrática, por eso la tenemos en las democracias burguesas más antiguas» y obviamente los pueblos deberían tienen el derecho de elegir las veces que quiera a quienes más y mejor trabajen por cumplir sus propósitos ofrecidos alguna vez en los programas eleccionarios.

Lo anterior suena bien, lo extraño es que ese mismo criterio sólo se aplique al Presidente de la República, a más nadie. Lo que contradice la justificación anterior y nos hace pensar en la excesiva condensación de deberes en una figura y nos suponer que sin un presidente como Chávez por 30 años será imposible hacer revolución alguna, es decir, todo depende de Hugo.

Si se va a sembrar la semilla del socialismo debe romperse con la imagen alienada y caudillesca de la figura todo-poderosa-presidencial inoculada desde finales del siglo XIX. Es necesario quitarle poder al Estado Burgués y a su clase, esa es la tarea de las masas y su vanguardia, no es desde la deificación a una figura del mismo Estado, como se rompe el molde que asfixia y abruma.

En mi modesta opinión la reelección infinita y la utilización del erario público para consolidarlo es una manifestación contraria incluso al nivel más básico de la transición al socialismo. Ernest Mandel solía decir que: «para acabar con la burocracia todos debemos participar en el Estado (de los trabajadores) en cualquier función, aunque sea un día». Evitar la profesionalización estadal y la eternización de figuras en los cargos debe ser tarea de una revolución, que como dijo el Che «si la revolución no es socialista, es caricatura de revolución». El estado proletario, debe incluir a todos en las tareas de administración y gestión, debe ser transparente y estar al alcance de quienes quieran apoyar el proceso desde allí. La reelección infinita hace presumir que sólo dentro del Estado (burgués) y con un buen presidente se hace revolución, cuando esto jamás ha sido así.

Entre los pececitos burgueses que revolotean en la CRBV y nadie habla

Entre las múltiples aristas que simula a un «tratado de libre comercio» se destaca el artículo 301, que dice:»…La inversión extranjera esta sujeta a las mismas condiciones que la inversión nacional…» Si esto es cierto, el Estado no podría defender la industria pública, a las cooperativas y ni siquiera a la burguesía nacional ante la inundación de mercancías súper-subsidiadas (Europa-EEUU) o sangrientamente baratas, fruto de la más salvaje explotación (sudeste asiático). Al rebajar la jornada de trabajo y seguir mejorando las condiciones del trabajador los precios de las mercancías serán menos competitivos que el de los países que utilizan mano de obra semiesclava, o súper defienden sus industrias de alta tecnología. Impedir la quiebra de nuestra producción es sobrevivir. El artículo 301 debe fenecer.

El 303, que tampoco se ha propuesto modificar, viene con algo similar con respecto a PDVSA que según Luís Britto: «Si se permite que las filiales, asociaciones estratégicas, empresas y cualquier otro ente que cree PDVSA no estén sujetas a su control accionario, ésta podría desintegrarse en multitud de filiales dominadas por intereses distintos de los de la República. Se la privatizaría mediante la participación de capitales privados en dichas filiales y asociaciones» El artículo debe reformase y evitar que de ningún modo se pierda control de cualquier filial o empresa que vaya a trabajar en asociación con el corazón económico del país.

En cuanto a la materia tributaria y su necesaria progresividad retoza una vieja deuda con quienes incluso desde la izquierda más conservadora abogan por impuestos que tiendan a mejorar la distribución de la riqueza social. En este ámbito el artículo 316 tampoco se ha reformulado y aún tiene carencias como la ausencia del planteamiento de la territorialidad, que comulga abiertamente con los lesivos tratados de doble tributación, que permiten a las compañías transnacionales extraer las cuotas de plusvalor más grandiosas, y expoliar las riquezas de nuestra nación olímpicamente y sin tan siquiera pagar impuestos importantes en la nación. Este mecanismo de neocolonización no se puede mantener impune, ni siquiera en un proceso de liberación nacional progresista.

Sobre la molesta autonomía del Banco Central (con respecto a los intereses de la nación) es loable el esfuerzo que se plantea en la reforma del artículo 318. La política monetaria y su ámbito global estará ligado al plan de desarrollo nacional, las ingentes reservas internacionales y otras prerrogativas ahora estarán:»bajo la administración y dirección del Presidente de la república, como administrador de la Hacienda Nacional» lo que afianza la figura del presidente copará todos los espacios del poder efectivo.

El creación del término reservas internacionales excedentarias para aplicarlas a las reservas que sobren a las reservas «necesarias» (reforma del artículo 321) hasta ahora es para mi ininteligible. Lo que luce aún más extraño es: «…….las reservas excedentarias, las cuales se destinarán a fondos que disponga el Ejecutivo nacional para inversión productiva desarrollo e infraestructura, financiamiento de las misiones…..» Dicho esto, la discrecionalidad del gasto podría llegar a límites nunca antes visto, usar las reservas para gastos que el ejecutivo «disponga» lo hace disponedor del erario público, cuando en realidad sólo debe ser la expresión de las necesidades de la población y su administración evocada a suplirlas. Si se quiere hacer socialismo, dejemos al pueblo decidir que se gasta, que se compra y que no, y que el mismo ejecute. Todo ello se condimenta con la terrible falta de información y transparencia que atenta contra todo principio socialista y colectivo.

Indudablemente que: «Uno de los grandes problemas de este proceso es que se ha entronizado una visión dicotómica o binaria del país que reduce el debate y la lucha política al maniqueísmo de una supuesta disputa entre chavistas y escuálidos, desapareciendo las clases sociales como por arte de magia» En este escrito sólo se presenta un corte diverso de la situación, un enfoque que surge de las necesidades más sentidas del proletariado, que ve los grandes cambios del proceso de liberación nacional bolivariano con mucha alegría, pero que se enfurece con las de ganancias groseras, explotación, ráfagas de represión policial y la permanencia de la pobreza en medio de una bonanza económica sin precedentes.

La obligación de cambios radicales no es un capricho, es una necesidad científica, debemos luchar contra el capital con toda la urgencia y el vigor que nos demanda un planeta que se destruye por un sistema genocida y salvaje. Dejar atrás la sociedad burguesa, como la prehistoria de la humanidad es una tarea no de hoy, ni de ayer, lleva al menos 150 años de atraso, vacilar es perderse. Que la crítica dura sea el impulso de la disciplina y el más serio compromiso revolucionario. Los bufones y aduladores que aplauden a rabiar los triunfos y callan los fracasos, jamás en la historia han dejado, legado alguno.

Manuel Sutherland ([email protected]). El autor pertenece a la Asociación Bolivariana de Economistas Socialistas (ABES).