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BRICS, contrapeso geopolítico a Occidente

Fuentes: Rebelión

La fortaleza de las economías es el trasfondo -se acercan al 30% del PIB mundial-. Los motores de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en la geopolítica Rusia y en la economía mundial China, están consolidando paulatinamente el contrapeso a Occidente particularmente encabezado por Estados Unidos de América (EUA) y fortaleciendo la multipolaridad, […]


La fortaleza de las economías es el trasfondo -se acercan al 30% del PIB mundial-. Los motores de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), en la geopolítica Rusia y en la economía mundial China, están consolidando paulatinamente el contrapeso a Occidente particularmente encabezado por Estados Unidos de América (EUA) y fortaleciendo la multipolaridad, y generando alternativas aún dentro de los parámetros capitalistas, pero más blandos, aunque en principio sus activos serán en dólares (un gancho al hígado desde adentro).

Pues bien (valga el paréntesis). Lo que antes del internet era esperar varios días (si retrocedemos en el tiempo los plazos aumentan) para enterarse de los acontecimientos en países lejanos unos de otros, la tecnología los acercó y es al momento que fluyen las informaciones de lo que sucede. Lo único que los retrasa ahora, para un intento de análisis oportuno, es el atropello de los mismos. Ese es uno de los saldos positivos de la globalización que trajo consigo la web. El caso es que estamos informados en cuanto se tienen las opciones de acceso. Y que se aprovechen los canales, desde luego, porque también el éxito de la www radica en la mucha basura que circula; sin olvidar el espionaje, claro está.

Bueno. El caso es que la semana anterior ocurrió en Ufá, ciudad colindante a los Urales en territorio ruso, los días 8 y 9 de julio, sendas reuniones de los socios BRICS y los integrantes de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que componen las exrepúblicas soviéticas Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, Rusia, China -los nuevos India y Pakistán; suman otros tantos como «observadores»-, un terreno propicio para el anuncio de dos nuevas herramientas financieras: el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) y el Acuerdo de Reserva Contingente (CRA), con fondos de hasta 200 mil millones de dólares entrambos. No faltó quien calificara «siembra de pánico para EUA».

Queda claro, con ello, que la decisión pone en jaque -duro golpe al mecanismo surgido en Bretton Woods allá por 1944- al conglomerado económico financiero que encabezan el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y consortes, que controlan en la periferia de occidente (que aumenta gracias al empobrecimiento de más y más pueblos, como sucede ahora en la Unión Europea) los mecanismos neoliberales truculentos de las privatizaciones, los engranes de las impagables deudas, y por encima de todo los recortes de ley a la población trabajadora en todo: trabajo, salario, prestaciones, jubilaciones, etc., etc. Porque los Estados -y los gobiernos desde luego- se convierten en instrumentos del patrón ajeno, y quedan al servicio del poder que encabezan el sector financiero y las corporaciones multinacionales de los «países centrales».

Pues bien, los BRICS, con su solidez económica y la creación de novedosos instrumentos financieros se están convirtiendo en opción para países en jaque neoliberal. Diría Putin, «medidas para prevenir el acoso a los países que no están de acuerdo con algunas de las decisiones de política exterior de Estados Unidos y sus aliados». Más el Acuerdo (CRA) que servirá para «la provisión de liquidez a través de swaps de divisas en respuesta a presiones reales o potenciales de corto plazo en la balanza de pagos». Lo que refleja el compromiso establecido en Brisbane, noviembre 2014, a efecto de reforzar la cooperación inter/BRICS en los ámbitos económicos y financieros; rutas afinadas toda vez que la presunta reforma del FMI prometida para 2010 quedó en los cajones del escritorio en la Casa Oval.

De ahí el consenso y conclusión de estas fructíferas reuniones que, de entrada, representan un reto para el sistema financiero occidental, una contribución a la nueva arquitectura financiera antiglobal y una esperanza para los países «emergentes», porque seguramente tendrán opciones crediticias para financiar el desarrollo. Acontecimientos que consolidan la multipolaridad, le hacen contrapeso geopolítico a EUA y ponen a temblar al dólar. No en balde Stratfor cabeceó: Rusia y China, listos para destruir (léase la mala leche) el dominio de EE.UU. Mas The Guardian: «Rusia y China fundan un nuevo eje de superpotencias mundiales». Stratfor dice una verdad a medias; The Guardian, la verdad.

La debacle Occidental avanza: EUA pierde terreno, la UE se tambalea, la ofensiva militarista buscapleitos en donde no los hay (Ucrania, Yemen, Palestina, Irán, Arabia Saudí…) para justificar los elevados presupuestos sustraídos al Estado y alimentar la industria de la guerra, se privatizan las acciones militares capacitando y armando mercenarios, para ganar arrebatando. La OTAN, brazo armado occidental, se moviliza. No olvidemos la bursatilización de las economías occidentales que se encaminan al desastre.

En tanto los BRICS, ahora con sus novedosas herramientas financieras, más rápido avanzan por una vía alterna incluso dentro del capitalismo. Rusia se fortalece en la geopolítica con Putin; China se expande en la economía global. Dijo el presidente ruso tras la cumbre: «China ha sido y seguirá siendo la locomotora de la economía mundial, a pesar de las dificultades temporales». Ha superado ya en PIB a EUA, más lo que falta.

Luego entonces, con los BRICS los países «emergentes» -como dice Leticia Bárcenas- tendrán mejores opciones, incluida la periferia occidental. La multipolaridad está echando por tierra al hegemón estadounidense. Caerá como gigante con pies de barro. Y no precisamente por las causalidades externas que a todas luces trata de justificar -los vicios de falsa bandera-, sino por las propias. Así se vislumbra, así será. El capitalimperialismo está padeciendo esa suerte de harakiri, o porque sus propias contradicciones cobran vida.

El caso es que los BRICS son ya un contrapeso a Occidente. Desde la geopolítica pueden medirse las consecuencias. Los cambios de eje. La caída de los perdedores.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.