El ministro británico de Economía, Gordon Brown, abogó hoy por una profunda reforma de la Unión Europea (UE), con la liberalización de los mercados y reducción de la protección social, para afrontar los retos de la economía globalizada.En su discurso anual ante los banqueros de la «City» londinense, Brown expuso la posición que tomará el […]
El ministro británico de Economía, Gordon Brown, abogó hoy por una profunda reforma de la Unión Europea (UE), con la liberalización de los mercados y reducción de la protección social, para afrontar los retos de la economía globalizada.
En su discurso anual ante los banqueros de la «City» londinense, Brown expuso la posición que tomará el Reino Unido ante su próxima presidencia del Consejo Europeo, que comienza el 1 de julio, y no dejó lugar a dudas sobre el modelo de Europa al que aspira.
Privatización, flexibilidad de la mano de obra, liberalización de sectores clave y reforma del Estado de bienestar son los pilares que han de construir la Europa del futuro, indicó el ministro la víspera de que el primer ministro, Tony Blair, comparezca ante el Parlamento europeo.
La presidencia británica quiere promover lo que Brown llamó «un realismo pro-europeo», que favorezca las naciones sobre un gobierno federal, y el mercado libre frente al proteccionismo para lograr una «Europa global» y, por supuesto, «un Reino Unido global».
Europa debe ponerse a la altura del reto que representa el crecimiento de los mercados asiáticos, sobre todo China e India, «con medidas a largo plazo», como invertir en ciencia, educación especializada e infraestructuras.
Brown prometió a los financieros reunidos en la cena anual en Mansión House (Londres), que el Reino Unido, «fiel a su historia», rechazará «cualquier tipo de proteccionismo o parroquialismo» y, en cambio, abogará por el desmantelamiento de las «barreras comerciales entre Europa y Estados Unidos» y la construcción de lazos entre Gran Bretaña y China e India.
Es en interés de todos -afirmó- que Europa esté preparada para el mercado global. Para ello, debe cambiar «del bloque comercial que es hoy a la Europa global que debe ser en el futuro».
En su opinión, la UE debe dejar de subsidiar la agricultura -que «sólo es un 2 por ciento de la economía»-; mejorar sus vínculos con EEUU y «reformar y modernizar el modelo social europeo».
Europa debe ser «más abierta y flexible», y estar «más dispuesta a la reforma» para poder competir en un mundo globalizado, explicó.
Desde su fundación en 1951 como Comunidad del Carbón y el Acero hasta la actualidad, la Unión Europea ha sido un garante de la paz en el continente. Ahora debe «generar prosperidad».
En contra de lo que creen muchos europeístas, la integración económica no tiene por qué conducir a la integración cultural, como, en su opinión, demuestran los «Noes» de los franceses y holandeses a la Constitución europea.
Francia y Holanda apostaron por mantener el diferencial nacional frente a una Europa federal, subrayó.
«La cuestión no es cómo Europa se integra de 15 a 25 (miembros), sino cómo estos 25 se proyectan hacia el resto del mundo», dijo.
El «Chancellor of the Exchequer» considera que Europa debe entrar en su «segunda fase histórica», «la Europa Global», garantizando la competitividad con otros mercados.
Por eso el Nuevo Laborismo de Tony Blair defiende un «realismo pro-europeo».
«Pro-europeo» porque reconoce los beneficios económicos de la cooperación con Europa, que tiene 450 millones de consumidores. Y porque la respuesta al mercado global, desde el punto de vista del Reino Unido, debe tener una dimensión europea.
Pero ha de ser un «pro-europeísmo realista», porque Europa sólo puede triunfar «si adopta medidas ante la nueva realidad global».
Desde la presidencia, Londres apostará por la liberalización del sector de la energía y de los servicios financieros y la consecuente eliminación de los subsidios estatales «que impiden una competencia total y justa», adelantó.
Además de la reforma de la Política Agrícola Común (CAP), Brown defendió la reforma del Estado social, de modo que los gobiernos no se centren tanto en ayudar a la gente a «mantener su último trabajo sino a encontrar el próximo».
El Reino Unido -advirtió- mantendrá su política de mantenerse al margen de la directiva europea que limita las horas de trabajo a la semana.
Durante su presidencia, Londres propondrá la reducción de las inspecciones y la burocracia para facilitar la labor de las empresas y planteará la creación de un organismo independiente que haga oír su voz en los foros europeos.