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Brutal presión sobre el Papa Francisco

Fuentes: Rebelión

Un importante hecho acaecido a fines de la pasada semana, refleja dos cosas: una, la notable capacidad de presión que demuestra la ultraderecha nacional e internacional, entregada en cuerpo y alma a la conspiración contra Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana; otra, cómo la estupidez puede ser considerada un arma política por sus perpetradores, sobre […]


Un importante hecho acaecido a fines de la pasada semana, refleja dos cosas: una, la notable capacidad de presión que demuestra la ultraderecha nacional e internacional, entregada en cuerpo y alma a la conspiración contra Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana; otra, cómo la estupidez puede ser considerada un arma política por sus perpetradores, sobre todo cuando va dirigida a sus fanáticos seguidores, tanto o más estúpidos que ellos. El hecho en cuestión es la suspensión del viaje del presidente Maduro a Roma.

La razón que esgrimió el Presidente fue que el médico le prohibió volar debido a una fuerte virosis que le habría afectado. Nosotros no tenemos por qué no creerle, aunque tampoco podemos estar seguros de que sea esa la causa, ya que en política decir toda la verdad no es siempre lo más conveniente.

Ahora bien, mucho menos plausible es el estúpido argumento de la oposición de que Maduro no viajó a Roma porque tenía miedo de lo que podía decirle el Papa. Esto es una ofensa sobre todo para el Pontífice, a quien ponen como un hombre de tan poco tacto y tan aberrada condición política como los mastodontes de la jerarquía católica criolla. El Papa Francisco ha demostrado sobradamente que es un hombre tolerante de las ideas ajenas y además que entiende bien la discreción que merece su investidura. Es claro que la reunión con Maduro iba a ser privada, sin declaraciones oficiales del Vaticano, como suele suceder.

Distintos voceros de la derecha coincidieron en la señalada estupidez. Vicente García, uno de dos concejales fascistas que montaron un show de «huelga de hambre» en Roma en vísperas del viaje presidencial, declaró que «Tenemos muy claro que Nicolás Maduro tiene miedo al Papa y es por eso que ha decidido no asistir, inventándose un virus que llamamos el virus de la libertadMaduro está ahora mismo sacando una excusa para no afrontar la realidad y que el Papa le diga su verdad en la cara«.

Por su parte, el secretario general de la MUD, el inefable Chuo Torrealba, expresó que la suspensión del viaje «es un nuevo fracaso diplomático de un régimen tóxico e impresentable, aislado y desprestigiado. Cuesta mucho creer que un hombre tan ‘patacaliente’, que se la pasa montado en un avión para ir a La Habana, Moscú o la Muralla China, esgrima excusas tan lamentables… Si fue por miedo a lo que se iba a encontrar allá, o miedo por lo que iba a dejar aquí, la suspensión del viaje retrata a un régimen precario«. Por cierto, qué mala pata la de estos señores: cada vez que dicen que Venezuela está aislada, hay un hecho contundente que los desmiente: el sábado, los miembros de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EuroLat) no consiguieron aprobar una declaración política unitaria, que sería remitida a los líderes de ambas regiones en la cumbre UE-CELAC de esta semana, debido a las discrepancias respecto a Venezuela. Los parlamentarios latinoamericanos no aceptaron incluir ninguna mención a Venezuela en el texto político y los europeos rechazaron firmar una declaración sin hacer referencia a nuestro país, razón por la que no pudo concluirse el texto, según explicaron en rueda de prensa los copresidentes de Eurolat, el español Ramón Jáuregui y el salvadoreño José Leonel Vázquez Búcaro.

Mientras que la mayoría de los parlamentarios europeos (que son declaradamente de derechas) quieren presionar al Gobierno del presidente Nicolás Maduro en torno al tema de los «derechos» humanos», los miembros latinoamericanos de Eurolat defendieron el principio de no injerencia de los poderosos en los asuntos internos del país.

Según Lilian Tintori, » Queda claro que Su Santidad el Papa entiende la crisis de Venezuela y que le iba a pedir a Maduro que liberara los presos políticos, por eso no fue «.

Mientras que Freddy Guevara, coordinador nacional adjunto de Voluntad Popular, el partido fascista de Leopoldo López, afirmó que » Así sería de fructífera la petición de Leopoldo López y Daniel Ceballos con la huelga de hambre, que Maduro no asistió a su reunión con el Papa Francisco porque sabía que le iba a pedir que liberara a nuestros presos políticos «.

Ahora bien, si acaso hubo la suspensión de la reunión en Roma por petición de una de las partes, esa sería la parte del Vaticano, dada la brutal presión que se pretendió ejercer sobre el Papa para que condenara a Venezuela. El «Vicario de Cristo» tenía muchas más razones para estar preocupado que Nicolás Maduro.

Las presiones sobre el Papa vinieron de factores de esta gran conspiración tanto internos como externos. En Venezuela hubo las declaraciones del Cardenal Urosa poniéndose abiertamente del lado de los fascistas, además de que los fariseos de la Conferencia Episcopal enviaron a Roma al canallesco cura Roberto Lückert, como una avanzada para calentarle los oídos al Papa contra Maduro. Entretanto, Tintori y compañía ensayaban vigilias y beaterías en alguna iglesia caraqueña. También el decadente Henrique Capriles Radonski escribió su «Carta a Su Santidad» para denostar al presidente Maduro y a la Revolución. Y ya señalamos a los dos concejales fascistas que están en «huelga de hambre» en la capital italiana.

Se pronunció igualmente el Club de Madrid, muy activo últimamente contra Venezuela. La organización injerencista conformada por 107 ex presidentes neoliberales y pro imperialistas, afirmó que el papa Francisco, «en su enérgica defensa de la dignidad humana», tenía que pedir al presidente venezolano Nicolás Maduro «la liberación de los presos políticos» durante el encuentro que se realizaría el domingo. El Club dijo esto en una misiva que envió al Papa, en la que además pidió al Pontífice que » esta oportunidad histórica» sirva para «impulsar la reconciliación» en defensa de los derechos humanos y para la «democracia en Venezuela».

Por su parte, el conocido parapeto imperialista conocido como Human Rights Watch pidió al Papa que durante la reunión que sostendría el fin de semana con el presidente de Venezuela en el Vaticano, intercediera por los «presos políticos» y exigiera su «liberación inmediata e incondicional». En una carta firmada por el director para las Américas de HRW, el rabioso antichavista José Miguel Vivanco, la organización comunica al papa su «profunda preocupación» por la situación de los «derechos humanos» en Venezuela y el «arbitrario encarcelamiento» de opositores políticos. En la misma misiva, Vivanco añadió que » En el último año, las autoridades venezolanas han utilizado abusivamente el sistema judicial para detener y perseguir penalmente de forma arbitraria a importantes opositores políticos». Vivanco solicitó también al Papa Francisco que durante la reunión con Maduro le planteara otros asuntos como «la ausencia de rendición de cuentas, la falta de independencia judicial o la crisis en el sistema de salud«. Además, el puñetero sujeto asevera en su comunicación que

HRW considera que «el Gobierno debería disponer la liberación de todos los presos políticos, llevar ante la justicia a los responsables de abusos contra manifestantes pacíficos y adoptar medidas para restablecer la independencia del poder judicial» y también que «las autoridades venezolanas deberían adoptar medidas para garantizar un suministro suficiente de medicamentos e insumos básicos para atender las necesidades inmediatas de la población y supervisar su distribución«. Esta es, de pe a pa, la agenda de la oposición venezolana.

Como se ve claramente, si alguien estaba en serios aprietos para esta reunión, era el Papa y no Nicolás Maduro. La derecha no pudo lograr que el Papa terminará condenando a Maduro, pero tal vez sí alcanzó otro posible objetivo: que ante todas estas presiones, Francisco se sintiera entre la espada y la pared, y decidiera solicitar al Presidente, por vías diplomáticas, que le hiciera el favor de suspender la reunión ¿Cómo iba a hacer el Papa para pasar por debajo de la mesa tras la reunión con Maduro, después de todas estas presiones? ¿Cómo habría de actuar para no acabar con su imagen de líder conciliador, tolerante, imparcial y discreto? ¿Y cómo podía rayarse ante la unanimidad de Latinoamérica (su región de origen) en su respaldo a Venezuela?

Ahora, si es cierto lo de la gripe presidencial, entonces el virus le hizo tremenda gauchada al acosado Para Francisco.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.