El gobierno de Brasil pretende impulsar el desarrollo de la agricultura orgánica del país mediante un reglamento de ley para el sector. La dirigente de la Sociedad Nacional de Agricultura, María Beatriz Costa, dijo que la medida será complementada con la etiqueta formal de producto orgánico (sin agroquímicos) por parte de la Cámara de Comercio […]
El gobierno de Brasil pretende impulsar el desarrollo de la agricultura orgánica del país mediante un reglamento de ley para el sector.
La dirigente de la Sociedad Nacional de Agricultura, María Beatriz Costa, dijo que la medida será complementada con la etiqueta formal de producto orgánico (sin agroquímicos) por parte de la Cámara de Comercio Exterior (Camex).
La ventaja de los orgánicos es que el productor no sale en busca del mercado, los consumidores buscan al productor, aseguró el vicepresidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, José Augusto Castro.
Brasil cuenta con casi dos decenas de empresas certificadoras que garantizan la calidad de los productos orgánicos, o sea aquellos cuyo cultivo no utiliza fertilizantes ni insecticidas.
El comercio global de productos orgánicos alcanza 27.000 millones de dólares y tiene como principales mercados a Europa occidental y Estados Unidos, y como mayor productor mundial, a China.
Como puntos de partida para esta producción especializada, Brasil cuenta con cinco millones de hectáreas de biosistemas nativos, en los que se practica de forma incipiente la agricultura orgánica, a pesar de poseer una base tecnológica considerable.
Desde 2000, la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), estatal, mantiene el programa Sistemas Orgánicos de Producción Agropecuaria con Base Ecológica.
Bajo la coordinación de Embrapa Agrobiología, el programa está a cargo de 250 investigadores de 16 unidades de la empresa estatal y 45 instituciones asociadas, que han certificado la calidad orgánica de cultivos en 800.000 hectáreas.
El ingeniero agrónomo José Carlos Polidoro, de la división de suelos de Embrapa, consideró posible que en 10 años Brasil se convierta en uno de los mayores exportadores de productos orgánicos del mundo, aproximándose a China.
La no utilización de sustancias químicas en los cultivos, así como medidas que certifiquen el origen es benéfico para los consumidores conforme al futuro reglamento, explicó Polidoro.
No se trata simplemente de sustituir insumos industrializados por orgánicos, sino de adecuar la producción, de forma participativa, a las condiciones tropicales, en las que Brasil tiene ventaja competitiva, dijo el agrónomo.
Otro de los aspectos básicos del programa de Embrapa es que admite la participación tanto de los grandes productores con estructura empresarial como de los pequeños agricultores e incluso de los recolectores de la región amazónica.
Las exportaciones brasileñas de vegetales orgánicos se concentran especialmente en frutas y hortalizas por un valor anual de entre 100 millones y 200 millones de dólares.
La imprecisión de las cifras, señaló el vicepresidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, José Augusto de Castro, se debe a que no existe un registro específico, en el que conste que se trata de productos orgánicos.
Con la adopción por parte de la Camex de ese registro, será posible cuantificar con mayor exactitud el peso de los productos orgánicos en el comercio exterior nacional y adecuarlos a las exigencias de los más restrictivos mercados, con apoyo oficial.
Así como el agronegocio brasileño se desarrolló con economías de escala, en el caso de los cereales y oleaginosos, lo mismo puede hacerse con productos orgánicos para mayores cosechas en el sector, observó Castro.
Según Castro la ventaja del comercio de orgánicos es que el productor no sale en busca del mercado, sino que los consumidores buscan al productor.
Si unido a ello los productos de Brasil asumen una marca única de exportación, que se vuelva conocida entre los principales consumidores, los cultivadores orgánicos incrementarán sus exportaciones en forma considerable en corto plazo, apuntó.