Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos George W. Bush pronunció públicamente una duras palabras sobre los gobiernos de Bolivia y Venezuela: «Permítanme decirlo sin rodeos: estoy preocupado por la erosión de la democracia en esos países que usted ha mencionado», contestó Bush a una pregunta sobre Venezuela y Bolivia. «Voy a seguir […]
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
George W. Bush pronunció públicamente una duras palabras sobre los gobiernos de Bolivia y Venezuela: «Permítanme decirlo sin rodeos: estoy preocupado por la erosión de la democracia en esos países que usted ha mencionado», contestó Bush a una pregunta sobre Venezuela y Bolivia. «Voy a seguir recordando a nuestro hemisferio que el respeto a los derechos de propiedad y los derechos humanos es esencial para todos los países», añadió.
Mientras que la hostilidad de Bush hacia Hugo Chávez de Venezuela es bien conocida, sus comentarios críticos acerca de Bolivia producen cierta sorpresa ya que Evo Morales sólo lleva cuatro meses ejerciendo como el primer presidente indio del país y no ha hecho nada para frustrar el proceso democrático. Como señala el ministro de Asuntos Exteriores boliviano David Choquehuanca: «Estamos creando una democracia participativa, y el mundo lo sabe. No comprendo por qué Estados unidos afirma que la democracia se está deteriorando…».
La verdadera agenda de Bush se refleja en este llamamiento a «respetar los derechos de propiedad». En América del Sur Se está produciendo un cambio puesto que Morales y Chávez están dando pasos para ejercer un mayor control sobre sus fuentes de energía y desafían los planes estadounidenses de una zona hemisférica de libre comercio. Como indicaba el presidente del senado boliviano, Santos Ramírez: «Bolivia y América Latina ya no son serviles democracias que toleran la pobreza y renuncian a su soberanía».
A principios de mayo Morales anunció que iba a nacionalizar sus fuentes de energía, especialmente sus exportaciones de gas natural. Aunque no iban a ser en absoluto expropiadas, Morales dejó claro que «se ha terminado el saqueo de nuestros recursos naturales por parte de empresas extranjeras «.
Morales está trabajando al mismo tiempo para reestructurar las relaciones comerciales del país, especialmente con Venezuela. Hugo Chávez voló esta semana a Bolivia y declaró que «vamos a concretizar el Tratado de Comercio de los Pueblos», un acuerdo firmado recientemente entre Venezuela, Bolivia y Cuba. Está creado claramente como una alternativa a la Zona de Libre Comercio respaldada por EEUU, una zona de comercio basada en principios neoliberales que facilita la expansión de las multinacionales.
Bolivia y Venezuela han firmado ocho acuerdos referentes a 200 proyectos en relación a la energía, la minería, la educación, intercambios deportivos y culturales. Y lo que es más importante, Venezuela va a invertir más de mil millones de dólares para ayudar a industrializar la producción de gas natural de Bolivia, incluyendo la construcción de un complejo petroquímico.
Venezuela también está suministrando carburante diesel, que Bolivia no produce, a cambio de la venta de soja. Este acuerdo se produce en un momento oportuno para Bolivia ya que la mayor parte de su exportación de soja iba a Colombia que acaba de firmar un acuerdo de libre comercio con EEUU. El acuerdo entre EEUU y Colombia significa que granos estadounidenses baratos y subvencionados van a invadir Colombia y sustituir a los bolivianos..
Cuando estaba en Bolivia, Morales llevó a Chávez a visitar Chipare, la región semi-tropical donde fue encumbrado como dirigente de la confederación de cultivadores de coca. Allí anunció su intención de construir una factoría para procesar las hojas de coca para fabricar infusiones, productos medicinales y cosméticos. Con toda seguridad esto va a suscitar la ira de Estados Unidos que durante años ha seguido la política de forzar la erradicación de la coca en Chipare, con el objetivo de la posible militarización de la región..
La floreciente alianza económica entre Venezuela y Bolivia ayuda también a compensar las dificultades que han surgido con Brasil y Argentina acerca de la determinación de Morales de ejercer un mayor control sobre las exportaciones de gas natural. Ambos países vecinos tienen importantes inversiones en el campo del gas boliviano y ambos importan gas para uso doméstico a precios mucho más bajos de los que hay en el mercado mundial. En un reciente encuentro de dirigentes latinoamericanos y europeos en Viena, Austria, Morales y el presidente Luis Inacio Lula da Silva de Brasil intercambiaron duras palabras en relación a los intentos de esbozar un nuevo acuerdo sobre el gas natural. Mientras que ambos dirigentes se reconciliaban formalmente antes de partir de Austria, hay pocas dudas de que el apoyo de Chávez proporciona a Bolivia influencia en sus negociaciones con sus dos poderosos vecinos.
Venezuela también ha firmado un acuerdo económico cuyo objetivo es reforzar el sistema monetario y bancario de Bolivia. La intención de ello es fortalecer la postura de Morales vis-à-vis EEUU y las instituciones financieras internacionales. A finales de marzo el gobierno boliviano anunció que no iba a solicitar nuevos préstamos al Fondo Monetario Internacional. En las últimas décadas el Fondo ha suscitado una enorme antipatía ya que restringía los gastos socales y forzaba la privatización de las empresas nacionales, especialmente en la industria de las minas de estaño.
La visita de Chávez a Bolivia coincide con la creación de Comercio Justo, un proyecto del Tratado del Comercio de los Pueblos entre Bolivia, Venezuela y Cuba. Empresas de los tres países participan en él con el objetivo de expandir el comercio y compartir la destrezas técnicas. El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, criticó en la feria el régimen comercial neocolonial de EEUU y afirmó: «Los pequeños productores y pequeños empresarios no necesitan subordinarse al capital financiero. Existen otras formas de interdependencia, otras formas de globalización, otras maneras de generar intercambios regionales de productos, de ideas y de necesidades». García Linera concluyó: «Bolivia necesita al mundo y producirá para el mundo».
Roger Burbach es director del Centro de Estudio sobre las Américas (CENSA, en sus siglas en inglés) y profesor invitado en el Instituto de Estudios Internacionales, de la Universidad de California, Berkeley. Junto con Jim Tarbell es coautor de «Imperial Overstretch: George W. Bush and the Hubris of Empire,»; el año pasado publicó «The Pinochet Affair: State Terrorism and Global Justice.«