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Bush se rearma para ganar la pelea comercial en Latinoamérica

Fuentes: Américaeconomica.com

El presidente de EEUU quiere prorrogar el fast track otros dos años para intentar imponer el ALCA

El presidente de EEUU, George Bush, tiene muchas ideas fijas en la cabeza; varias de ellas tienen que ver con sus vecinos de continente, como la de imponer su proyecto de integración regional, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), un plan que le permitiría ejercer su dominio comercial sobre 34 países latinoamericanos y que se encuentra actualmente estancado. Pero el mandatario estadounidense no se resigna y se ha rearmado para conseguir su objetivo: tiene un nuevo hombre, y muy duro según dicen, al frente de la política comercial, ha vuelto a acercarse a Brasil tras comprobar que Lula no era tan temible como parecía, y acaba de pedir una prórroga de sus ‘poderes especiales’ para poder negociar sin interferencias de la Cámara baja.

Todo ello para lograr controlar los flujos comerciales de una de las regiones emergentes más prometedoras del mundo y garantizar a las empresas estadounidenses el libre acceso a un mercado en el que se concentra el 7% de la población mundial y que cuenta con importantes reservas de petróleo y gas, además de una contundente capacidad de importación que irá creciendo al ritmo que lo haga su economía. Es un tesoro que no se le puede escapar a Bush y por el que merece la pena luchar.

Con este propósito, tras vencer de nuevo en las últimas elecciones presidenciales, inició su rearme. Hay prisa. Las negociaciones comenzaron en 1995 y tenían que haber concluido a finales de 2004. Ese era el plan inicial. Pero han pasado muchas cosas desde entonces. Una de ellas es que los países latinoamericanos, capitaneados por Lula y Kirchner, han unido sus fuerzas y parecen estar dispuestos a hacer valer en las negociaciones su poderío comercial. Los acuerdos bilaterales y regionales se suceden en la región a espaldas de EEUU y los coqueteos con Europa, que tampoco llegan a cuajar, son una amenaza para los planes norteamericanos.

Bush necesita darle un impulso a las negociaciones del ALCA y no está escatimando esfuerzos. El miércoles 30 de marzo, el mandatario estadounidense pidió al Congreso que le extienda durante otros dos años la autoridad de promoción comercial, conocido como fast track , un mecanismo que permite al mandatario norteamericano gozar de ‘poderes especiales’ para cerrar acuerdos de libre comercio sin posibilidad de que el Congreso introduzca ninguna enmienda. La Cámara baja puede aprobar o rechazar los proyectos, pero no modificarlos. Con esta decisión, Bush pretende no perder una de sus principales armas para imponer el ALCA.

El actual fast track fue aprobado por el Congreso y el Senado de EEUU en diciembre de 2001 a petición de Bush y vence el próximo 1 de julio. Si las dos cámaras acceden a la petición de Bush y no optan por su rechazo, la renovación será automática por otros dos años. Parece que no habrá problemas en que el Parlamento acceda a su solicitud.

Antes de tomar esta decisión, el presidente estadounidense ha comenzado a preparar el terreno para el inicio de las conversaciones, unas negociaciones que siempre se estancan en el mismo punto: EEUU quiere una apertura comercial a lo grande pero se niega a renunciar a las ayudas que concede a los productores agrarios estadounidenses, tal y como le exigen los países latinoamericanos. Las dificultades han provocado el bloqueo de las negociaciones varias veces y en los últimos tiempos surgió la idea impulsada por Brasil de conformarse con un ALCA light .

Con el objetivo de intentar superar estos escollos no hace ni 15 días que el mandatario estadounidense organizó una cumbre en su rancho de Texas (EEUU) entre el presidente mexicano, Vicente Fox, y el primer ministro canadiense, Paul Martin, con la integración regional como el principal punto de la agenda a discutir. EEUU, México y Canadá, los integrantes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) reactivaron en esa reunión su proyecto para extender el Tlcan a todo el subcontinente.

Antes de esa cumbre, Bush reanudó los contactos con Brasil, el país latinoamericano que dirige Lula da Silva, quien se ha erigido como el ‘jefe’ de la región. Y entre medias de estos dos acontecimientos, el presidente estadounidense nombró a un halcón como representante comercial de EEUU en sustitución de Robert Zoellick.

El nuevo hombre que está a cargo de las negociaciones para la firma de los tratados de libre comercio en el subcontinente es el congresista republicano por el Estado de Ohio, Rob Portman, un hombre que tiene fama de ser bastante más duro que Zoellick, y que tiene como principal misión poner en marcha el ALCA, el que será (si se consigue) el «mayor acuerdo comercial del mundo», según palabras del propio Bush.

Pero antes de que el ALCA deje de ser una aspiración para convertirse en una realidad hay que cerrar unos cuantos acuerdos pendientes y conseguir que se aprueben definitivamente otros ya concluidos. Este es el caso de las negociaciones del tratado de libre comercio (TLC) entre EEUU y Centroamérica y República Dominicana. El pacto ya se ha rubricado, pero el Congreso estadounidense aún no lo ha aprobado. Las audiencias comenzarán la próxima semana.

Entre los acuerdos pendientes aún de firma se encuentra el TLC con los países andinos y otro con Panamá. Se espera que este último se cierre este mismo mes.

Estos pactos bilaterales están destinados a convertirse en el embrión del ALCA, aunque conseguir este objetivo, no va a ser fácil. Una muestra, y muy reciente, de las graves dificultades que existen para la integración comercial del continente americano es el informe que circula estos días por el Congreso estadounidense.

En la Cámara baja se está analizando con detenimiento un estudio que pretende ser la base de una guía para los funcionarios de EEUU que tengan la responsabilidad de negociar acuerdos internacionales que puedan afectar a las empresas estadounidenses. En él aparecen 58 países que se consideran como «centros de importantes barreras comerciales» que afectan al sector manufacturero, a la agricultura y a la industria; de ellos 18 son latinoamericanos.