Unos 120 mil niños menores de cinco años murieron de hambre los últimos diez años en América Latina y el Caribe, pese a que la región produjo un tercio más de los alimentos que necesitó, revelan cifras oficiales de los gobiernos de la región. En Haití, Guatemala y Trinidad y Tobago las tasas de desnutrición […]
Unos 120 mil niños menores de cinco años murieron de hambre los últimos diez años en América Latina y el Caribe, pese a que la región produjo un tercio más de los alimentos que necesitó, revelan cifras oficiales de los gobiernos de la región.
En Haití, Guatemala y Trinidad y Tobago las tasas de desnutrición crónica infantil superaron las cifras de África subsahariana, considerada la zona más pobre del mundo. Los infantes, víctimas del hambre, son el rostro más dramático de los 400 mil menores que fallecen cada año, «en gran parte por causas asociadas a la pobreza», dijo Ana Sojo, funcionaria de la división de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Estos decesos, que los gobiernos prometieron bajar a un tercio en 2015, como parte de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas, ocurren especialmente en poblaciones con altas tasas de necesidades básicas insatisfechas.
Es el caso de Bolivia, Guatemala, Honduras y Perú, en los que entre 26 y 55 por ciento de los pobres no tiene acceso a saneamiento, cifra que avanza a casi 80 por ciento en el campo, indican estadísticas gubernamentales.
De hecho, los sectores más golpeados son los millones de indígenas que viven en la región, en especial los pueblos aborígenes de la sierra ecuatoriana, además de los nivacle y mbya de Paraguay, y los quechuas de Bolivia.
En este sector la mortalidad infantil supera los 76 nacidos vivos por cada mil, cifra que duplica los porcentajes de sus países. De todos los pueblos originarios sólo los miskitos de Honduras y los mapuches de Chile presentaron tasas menores que el promedio nacional.
No obstante, el mayor número de hambrientos sigue concentrado en algunas de las economías más poderosas de la región, como Brasil, con 15.6 millones; Colombia, con 5.7 millones; México, 5.2 millones, y Venezuela, 4.3 millones; además de la paupérrima Haití, con 3.8 millones de personas, cuya capacidad de alimentarse depende sólo de la ayuda internacional, sobre todo en el contexto de la crisis global de alimentos, revelan datos de la Cepal.
Lo más complejo es que la expansión económica de América Latina, la mayor en 40 años con una tasa de crecimiento del ingreso per cápita de 3 por ciento anual desde 2003, no está reduciendo la subnutrición global al ritmo esperado, explicó Sojo.
Los mayores logros en el ámbito de la infancia los encabezan México, Jamaica, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Honduras, Chile y Perú.