Preocupa al gobierno que se desate una escalada inflacionaria, porque hubo fuertes aumentos en productos básicos. En Chile, Kirchner fustigó a firmas privadas por los recortes de envíos de gas
Las ventas de la petrolera británico-holandesa Shell cayeron 70 por ciento en Argentina desde el jueves, cuando el presidente Néstor Kirchner impulsó un boicot en su contra por haber aumentado hasta en 4.2 por ciento los precios de la gasolina, indicó este lunes la entidad patronal del sector.
Funcionarios del gobierno respondieron que las pérdidas son »consecuencia del mercado» y que el llamado del mandatario evita recurrir a medidas como el »control de precios».
El presidente de la Federación de Empresarios de Combustibles, Carlos Calabró, informó que en el sector existe »mucha preocupación porque hay muchísimos expendedores de la marca Shell que no pueden cubrir sus gastos, pues están registrando 70 por ciento de disminución de venta».
El boicot »está creando innumerables inconvenientes a muchos expendedores de Shell. Además, hay que tener en cuenta que el accionar de los piqueteros es algo que le puede pasar a cualquier sector. Y creo que hay un rechazo generalizado a este tipo de maniobras», afirmó el dirigente patronal.
Kirchner recomendó el jueves a los ciudadanos realizar un »boicot nacional» contra la petrolera, que maneja el 16.5 por ciento del mercado local de combustibles, con una red de 930 gasolineras.
El llamado provocó que grupos piqueteros (desempleados), aliados del gobierno, ocuparan algunos locales para impedir la venta de combustible.
La medida se extendió a Esso, aunque la petrolera estadunidense recién aumentó sus precios el fin de semana, mientras Repsol YPF, que controla el 50 por ciento del mercado, y la estatal brasileña Petrobras, no se sumaron a los incrementos. Sol Petróleo, controlada por la estatal uruguaya ANCAP, dio marcha atrás en los incrementos por decisión del presidente Tabaré Vázquez, pero anunció que venderá su red de gasolineras en Argentina tras las pérdidas sufridas en 2004 por 26 millones de dólares.
Calabró admitió que »muchísima gente se opone al aumento de precios», pero »no hacen falta reacciones» como las de los desempleados.
El líder piquetero Luis D’Elía, un aliado del gobierno, defendió a su vez los bloqueos a las gasolineras al señalar que »en este país las petroleras han dado golpes de Estado, han puesto dictaduras, han creado hiperinflaciones».
Añadió que los combustibles están en la base de todo cálculo de costo de la economía. »Si uno dispara el precio de los combustibles, dispara el precio del pan, de la carne. Nosotros lo vimos con mucha preocupación, por eso salimos».
Tras las fuertes críticas al boicot de sectores de empresarios y políticos opositores, el gobierno buscó distanciarse de la actitud de los piqueteros y defendió la actitud del presidente Kirchner.
El ministro del Interior, Aníbal Fernández, señaló que el gobierno no da »órdenes como un ejército prusiano» e indicó que »decirle al ciudadano común: no le compre, compre al otro que no aumentó, evita recurrir a instrumentos como el control de precios».
De su lado, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, añadió que la baja en las ventas de las petroleras son »consecuencia del mercado» y no del boicot.
Sin embargo, el fin de semana trascendió que al gobierno le preocupa que se desate una escalada inflacionaria tras los fuertes aumentos en productos de consumo masivo, como la carne, y por la reacción de los productores rurales ante el incremento en el precio de los combustibles, precisamente cuando se acerca la época de la cosecha gruesa, que se estima será histórica.
El presidente de la influyente Sociedad Rural, que agrupa a los grandes productores agropecuarios, Luciano Miguens, dijo que entre la zafra, el almacenaje y transporte a centros de comercialización y puertos, el sector consume unos 4 mil 500 millones de litros anuales de gasoil y advirtió sobre los perjuicios que pueden ocasionarle al campo los aumentos en el combustible.
Tras la polémica en torno a Shell, Kirchner continuó este lunes poniendo en entredicho a las empresas del sector. En su visita a Santiago de Chile, responsabilizó a las empresas privadas por los recortes de los envíos de gas a aquel país.
»Tendrían que haber previsto dichas empresas mantener un nivel de inversión sustentable, que permita abastecer a la Argentina y abastecer a la hermana República de Chile», declaró en Santiago el presidente Kirchner, junto al mandatario chileno Ricardo Lagos.
El año pasado, Buenos Aires dejó de enviar más de un tercio de los 22 millones de metros cúbicos diarios que requieren las industrias chilenas, especialmente las plantas generadoras de electricidad, bajo el argumento de que el abasto local era prioritario.
La decisión tensó las relaciones entre ambos países, que incluso llevaron a que Kirchner postergara en dos ocasiones su visita a Chile, en octubre y noviembre.
Lagos se manifestó contrario a »gasificar» las conversaciones con el mandatario argentino, pese a que estuvo presionado por políticos de derecha a que asumiera una actitud más enérgica para hacer cumplir los protocolos que Argentina firmó con Chile en 1995, que garantizan el abasto de gas natural.