Lo del año nuevo 2.013 cristoista: papistas, ortodoxos, protestantes o de la teología de la liberación (o también llamado de «nuestra» era) es una mera convención protocolaria… Así como el 5.772, de los hebreos / judíos; el ya próximo 4.711 ´caballo` del calendario chino; o el maya que desde sus orígenes y al cambio lo […]
Lo del año nuevo 2.013 cristoista: papistas, ortodoxos, protestantes o de la teología de la liberación (o también llamado de «nuestra» era) es una mera convención protocolaria… Así como el 5.772, de los hebreos / judíos; el ya próximo 4.711 ´caballo` del calendario chino; o el maya que desde sus orígenes y al cambio lo sitúa en el 3.114; sin olvidar el 3.102 de los hindúes de la India. Todos ellos a. de c.. También otros como el babilonio, egipcio, etíope, las «calendas graecas», etc; sin olvidar los de los ancestrales animistas del continente -mayoritariamente- negro (y a sus pobladores al que hipócritamente los m. de c. les apodan ´sub-saharianos`) repartidos por los vastos entornos desde los grandes ríos Níger, Nilo, Congo, Cubango, Zambeze o Limpopo hasta los cauces más modestos que riegan Suráfrica.
O tener en cuenta -d. de c.- otros guarismos como el vecino mahometano: 1.434 y otros de menor calado festivo -¿el guanche? ¿el más improbable romaní?- en nuestros lares.
O el más reciente y científico ´encuentro` entre Iberia ( Castilla ) y América (en kuna: Abya Yala ) en el antaño 1.492 lo que supondría celebrar el 520 aniversario de haber completado el mapamundi (a ser posible con la proyección Arno Peters , ¡por favor!). Y eso tras ningunear las celebraciones de aimaras, aztecas, mapuches, quechuas, y demás ´naturales` u originarios de las tierras colonizadas o esclavizadas entre el Atlántico y el Pacífico.
Además: ¿será igual el año entrante para los habitantes de los equinoccios que los que restan en los polos árticos? Y será próspero ¿Para los ´soberanos` y también que para los ´intervenidos`? ¿Para los explotadores y los explotados? ¿Para los ahítos de comida y viajes de placer y/o para los hambrientos que por no tener no tienen ni dónde caerse muertos? Y de los parados y excluidos… ¿qué?
¿Cuándo deberían empezar a contar sus nuevos años los seguidores del calendario republicano francés, el ruso /soviético -festejado en sus nueve zonas horarias o para conmemorar sus viajes al cosmos- o los cubanos fieles a Martí, el Ché o Fidel? ¿Y desde cuándo habrían de celebrar sus años nuevos los agnósticos y ateos? (¡Ojo! a estos últimos, – seguidores de la iglesia «patólica» de Leo Bassi incluidos-) que como muy bien advierte Raúl del Pozo deberían actuar con mucho tiento, pues corren el peligro que los neo-con-lib les arrebaten la mayoría de sus días libres basados en las siempre bienvenidas pero escasas festividades religiosas). O desde cuándo deberían fechar el origen del calendario ¿solar?, ¿lunar? ¿antropoide? los partidarios del materialismo dialéctico y todo otro tipo de laicos seguidores de los solsticios de invierno y verano tanto en el Norte como en sus antípodas.
¿Y desde cuándo podrán contar felizmente -y con salud- sus días primigenios en Bhopal, Chernobil, Fukusima? ¿O en Hiroshima, Nagasaki, Dresde, Vietnam, Belgrado, Afganistán… Guantánamo? ¿O Sabra y Chatila o en Palestina: Gaza y Cisjordania? ¿O en Falulla y el resto de Iraq, Sahara Occidental, Somalia, Sudán, Siria y otras docenas de ejemplos más?
¿Año nuevo? Sí, pero antes habrá que poner fin a esta prehistoria humana -globalizada- para iniciar una ´buena era` -mundial- en que todos los ciudadanos de esta nave tierra, con el debido respeto ecologista, tengan cubiertas sus necesidades materiales y cognitivas. Y donde un organismo político democrático y transcultural proporcione las debidas garantías para que los individuos del género humano gocen de los derechos inherentes a un verdadero pasaporte universal (¡nada que ver con la visa platino!).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.