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Capitalismo 1679 – 2065

Fuentes: Rebelión

Este es el título del último libro de Santiago Niño-Becerra (desde ahora SNB) en el cual augura el colapso del capitalismo entre 2060-2070. SNB es doctor en economía, catedrático de Estructura Económica de la IQS School of Management, y uno de los principales divulgadores españoles en asuntos económicos.

En otras palabras, forma parte del establishment económico en España y todo occidente, por lo cual, su diagnóstico y opinión viene dada por un economista no marxista. Hasta hace no mucho, leer o escuchar sobre la crisis final del capitalismo como sistema formaba parte del diagnóstico que solo leíamos en libros y artículos de corte marxista, los cuales en caso de argüir fechas, siempre resultaron errados por lo que llegados a un punto la opinión generalizada dentro del discurso oficial (focalizados en facultades universitarias, círculos empresariales y gubernamentales) ha apostado por una versión opuesta en 180º, afirmando que este sistema será eterno pues viene a representar el máximo desarrollo del ideal humano en su afán por realizarse.

El análisis de SNB incluye un barrido histórico del sistema capitalista, el cual, continuamente se ha reconfigurado adoptando diferentes modelos para perpetuar su existencia superando con ello diferente crisis, estos modelos van sucediéndose hasta que llegamos a la crisis de 2008, la cual, ha marcado la pauta de los siguientes 10 años dominados por la austeridad y los estímulos. En la actualidad la crisis y la pandemia en la que nos encontramos sumidos viene a representar la última gran crisis del capitalismo en su relato.

En palabras de SNB, “Suponiendo que la actual crisis tenga una duración equivalente a la que tuvo la Depresión (y todo apunta a ello, según las previsiones que los organismos internacionales llevan publicando desde 2018), la actual crisis finalizará definitivamente entre el 2024 y 2025, momento en que podrá darse por completamente implantado el nuevo modelo”. ¿En qué consistirá este nuevo modelo? Seguimos inmersos en un sistema capitalista, pero diferente.

  • En primer lugar, la inestabilidad y la incertidumbre irá desapareciendo.
  • En segundo lugar, la regulación establecida a partir de las tecnologías de identificación redefinirá los conceptos de libertad, privacidad e intimidad.
  • En tercer lugar, la eficiencia y excelencia (productividad) serán el leitmotiv que moverá al nuevo modelo. En aras de lograr este objetivo, la introducción de nuevas tecnologías como la robótica, la inteligencia artificial será creciente

En este sentido, el primer gran cambio que hará prever el fin del capitalismo será manifestado en la medida que ideas como propiedad e individuo se van diluyendo a la par que los usos del quehacer económico vayan dejando de estar vinculados a criterios personales y pasen a una dinámica de regulación.

Siguiendo,

“A lo largo de la década de 2030 la tecnología, en cualquiera de sus manifestaciones: Inteligencia Artificial, robótica, redes neuronales…, lo habrá invadido todo. No es exagerado suponer que el dinero fiduciario habrá desaparecido completamente de la actividad económica y que la propiedad individual no tendrá ningún sentido práctico, por lo que el pago por acceso al uso será la fórmula habitual para disponer de bienes y servicios, con todo lo que supone la dinámica operativa del día a día.”

De tal modo, la competencia como se entiende hoy será superada. Las corporaciones, constituidas como integración vertical y horizontal de actividades, configurarán oligopolios en un entorno productivo-financiero. Pymes, pequeñas y medianas empresas irán desapareciendo o se convertirán en satélites de las corporaciones.

En este escenario, la libertad capitalista de <<yo hago lo que quiero porque me responsabilizo de las consecuencias>> dejará de tener sentido pues el referente pasará a ser el bien común y colectivo entendido como un todo. Con el paso de los años la sociedad se dividirá entre los Insiders y los Outsiders, quienes, aun siendo parte del mismo conjunto estarán divididos por muros tecnológicos como ocurre hoy en China con sus controles biométricos. El trinomio Social que asegurará esta estructura social será: renta básica y universal, marihuana legal y ocio gratuito para todo el mundo.

Hacia los años de 2040 una guerra internacional de carácter mundial, una guerra entre potencias o una revolución popular no es una opción posible en el planteamiento de SNB.

¿Cuál será el gran cambio que dé muerte final al capitalismo? La desaparición del Estado y la consecuente sucesión de un conjunto planetario de Corporaciones. A este punto la cooperación social tendrá una estructura similar a Un mundo feliz de Huxley:

“En él, cada uno sabe cuál es su lugar. También se producirá esta nueva institución en un contexto en el que la tecnología habrá alcanzado un nivel tal que podrá velar por la seguridad de todo el conjunto y desempeñará el control operativo de la vida.”

Análisis crítico

La visión que nos aporta Santiago SNB es clave pues representa una perspectiva novedosa que viene dada desde el mismo seno de la economía burguesa. No es novedosa en sí, ya que la premisa fundamental (el fin del capitalismo) existe desde antes que Marx elaborase El Capital, pero dentro del marco de la evolución en el pensamiento económico viene a tener el mismo valor que las críticas realizadas contra la Iglesia Católica antes de la Reforma de Martín Lutero.

Ahora bien, esta lectura es en extremo lineal y por lo tanto carece de muchas variables y datos que pueden ayudarnos a dilucidar las opciones que tenemos hacia el futuro, así, para SNB el devenir vendría ser una evolución mecánica del capitalismo a un sistema diferente en el que muchos derechos terminarán caducando. Además, niega cualquier efecto que la confrontación de intereses pueda tener en el futuro (esto es, lucha de clases) descartando una revolución de la ecuación, tampoco profundiza en la mecánica detrás de cambios tan relevantes como la disolución de los Estados.

Hace poco menos de 4 años se desarrolló en este blog un artículo de similar temática. En éste se indica que “en un período de entre 50 y 150 años, el sistema actual capitalista dejará de existir y dará paso a uno o varios sistemas diferentes”, los factores centrales de esta afirmación eran dos: 1) una reducción de las posibilidades del sistema mismo a expandirse según sus propias reglas, 2) un incremento de la automatización a niveles no experimentados en la historia.

Ambos factores en su conjunto llevarían al capitalismo a una crisis final de la cual solo un nuevo sistema con otras reglas podría mantenerse.

En este sentido parte del diagnóstico coincide con el trabajo de SNB -especialmente lo concerniente a la automatización del trabajo como desarrollo que llevaría al fin del sistema-, pero no puedo asumir a priori que sus conclusiones sean correctas por los siguientes motivos:

  1. Niega sin mayor profundización el papel que puede jugar la lucha de clases al momento de determinar la construcción de un nuevo sistema
  2. Esboza muy pobremente las características de la superestructura de este nuevo sistema, y, en consecuencia de ello, establece un relato con ideas poco coherentes
  3. Lo anterior cobra sentido si asumimos que la visión de SNB no contempla la importancia del valor como fruto del trabajo mismo.

Partamos de lo básico, el capitalismo se acabará. Los factores como he dicho concuerdan entre mi posición y la de SNB: una mayor automatización llevará a un aumento constante de la tasa de paro internacional, en este proceso pocos trabajos se mantendrán.

SNB indica que este cambio llevará al establecimiento de su “Trinomio Social” por un lado, y la desaparición del Estado por otra. ¿Por qué? No lo explica.

Por mi parte establezco que este cambio no tiene que generar necesariamente tal resultado, de tal modo que la renta básica universal solo se establecerá en caso de que haya interés en establecerla. Al contrario, puede ocurrir que esta no sea vista como óptima o favorable. Todo dependerá de los intereses de la clase propietaria -hasta ese entonces capitalista-, y es que otras opciones son también viables.

Es cierto que también puede existir el interés por implementar una renta básica universal con el objetivo de prevenir cualquier forma de revuelta o revolución, pero en tal caso, ¿cómo se puede suponer que el Estado desaparecerá y será suplantado por diferentes corporaciones (llámese empresas)? ¿Cómo se definirá el nivel básico de esta renta? ¿Lo decidirán las corporaciones? ¿O lo harán las corporaciones con el resto de los habitantes? En este aspecto lo central es recordar que las motivaciones no vienen dadas por el bien común general ni por el procedimentalismo ético, sino que por los intereses de clase. En este sentido, las dos opciones posibles para mantener un clima favorable a los intereses de la clase propietaria son, o bien un Estado mundial que representes los intereses de la clase propietaria y establezca un nuevo orden muy segmentado de la sociedad bajo criterios fuera de los que hoy mantiene el capitalismo, o un mundo sin Estados donde las grandes empresas sean quienes asuman el orden. Aunque podrían coexistir en diferentes regiones.

La posición de SNB mantiene elementos de ambas, lo cual a mi modo de ver vendría a ser un punto intermedio poco coherente, pero de todas formas una opción más.

Se hace pertinente entender cómo operan los sistemas históricos. Si nos ceñimos a Wallerstein, un sistema histórico hace referencia a una realidad empírica como el imperio romano o mogol. Este se basa en una estructura económica caracterizada por sus relaciones sociales de producción, donde el factor clave es la relación entre clases sociales materializado en su posesión sobre medios de producción y su fuerza de trabajo.

De lo anterior podemos desprender que;

  1. Un esclavo no tiene posesión sobre los medios de producción ni sobre su fuerza de trabajo
  2. Un siervo tiene posesión sobre parte de los medios de producción y parte de su fuerza de trabajo
  3. Un proletario tiene total posesión sobre su fuerza de trabajo mas no sobre los medios de producción
  4. Un productor independiente tiene total posesión sobre los medios de producción y su fuerza de trabajo

De esta situación podemos agregar las siguientes opciones posibles dentro de una estructura económica:

  • Trabajador que no posee propiedad sobre su fuerza de trabajo y sí posee algo de propiedad sobre los medios de producción
  • Trabajador que posee parte de propiedad sobre su fuerza de trabajo y nada sobre los medios de producción
  • Trabajador que posee totalidad de propiedad sobre su fuerza de trabajo y parte sobre los medios de producción

Todas estas combinaciones son posibles en nuestra realidad. De las mismas necesitamos desprender el modo de producción el cual manifiesta tres dimensiones: 1) Su propósito, 2) La manifestación del plustrabajo, 3) El modo de explotación.

El propósito puede expresar las siguientes formas:

  1. Producción para uso
  2. Producción para cambio sin valor de cambio
  3. Producción para cambio pero sin un valor máximo del cambio
  4. Producción para un valor de cambio máximo sin acumulación del capital
  5. Producción para un valor de cambio máximo con acumulación del capital

Con 1 hablamos de por ejemplo un campesino que siembre y cosecha solo para su subsistencia. Luego comenzamos con manifestaciones de intercambio, 2 puede ser representado con trueque donde la importancia estriba solo en el intercambio de valores de uso, 3 ilustra un productor que busca valor de cambio pero limitado, por ejemplo una economía de campesinos que ya no solo necesitan valores de uso sino también la moneda con tal de poder acceder a mercados distantes u otra cartera de bienes y servicios, 4 puede ser un productor autónomo que para sobrevivir busca el valor máximo de sus mercancías y que recibe un ingreso suficiente para mantener sus medios de producción y un restante para su consumo personal, el 5 representa al proceso capitalista mismo (D-M-D’).

La manifestación del Plustrabajo también varía. En una sociedad esclavista aparece como la porción que producto del trabajo que se queda el amo luego de aprovisionar al esclavo. En una sociedad feudal este plustrabajo se manifiesta en prestaciones de trabajo, pagos en especie, rentas en dinero, pago por el uso de ciertos monopolios y otros costos ocasionales. En el capitalismo el plustrabajo se manifiesta como una cantidad sobre el valor de cambio revelándose solo como la ganancia sobre la inversión del capital.

La forma de explotación se puede resumir entre extraeconómica (por ejemplo, durante el esclavismo y feudalismo) y económica (capitalismo).

Teniendo claro lo anterior, podemos entender las diferentes estructuras económicas que han existido en la historia, y podríamos prever las posibles combinaciones que pudieran existir en un futuro.

En una situación en la que el 50% de la población no sea necesaria en el mercado laboral como consecuencia inevitable de la automatización nos plantea un nuevo escenario ya que directamente estamos excluyendo a una gran parte de la sociedad mundial de la creación del valor.

La primera interrogante sería saber qué tipo de estructura económica podría manifestarse para el 50% de la población que sí está integrada. Las opciones son las siguiente:

  1. Posesión sobre los medios de producción y sobre la fuerza de trabajo por parte de este 50%
  2. Sostenimiento de la relación jerárquica heredada del capitalismo.

El 50% restante puede,

  1. Ser excluido de la generación de valor
  2. Ser integrado en igualdad de condiciones
  3. Ser integrado en desigualdad de condiciones

Tanto a como b pueden manifestar diferentes relaciones. Una exclusión puede llevar a la generación de diferentes estructuras económicas independientes. Una integración puede también converger en diferentes relaciones, pero básicamente estas pueden ser o equitativas o desiguales.

Por otra parte la organización política puede tomar las siguientes formas:

  1. Una salida Estatal
  2. Una salida no estatal

I a la vez puede dividirse en un Estado mundial o en un sistema interestatal.

Ahora, combinando las opciones;

  • 1 + a + i: Aquí estamos en un escenario con uno o varios Estados, donde, el 50% de la sociedad posee propiedad sobre los medios de producción, pero excluye al restante 50%. Llamaremos a esta opción como Colectivismo Nacionalista.
  • 1 + a + ii: Similar a la opción anterior pero sin Estado, una salida muy cercana al planteamiento anarquista pero igualmente excluyente. Llamaremos esta opción Anarquismo Nacionalista.
  • 1 + b + i: Aquí tenemos los mismos elementos que el Colectivismo Nacionalista, pero sin exclusión. Llamaremos este modelo como Socialismo Internacionalista.
  • 1 + b + ii: Similar al Anarquismo Nacionalista pero con integración de toda la sociedad. Aquí estaremos frente a un Anarquismo Internacionalista.
  • 1 + c + i: Este escenario incluye elementos del Socialismo Internacionalista, pero con una integración en desigualdad de condiciones, es decir, este 50% se encontraría excluido de buena parte del ingreso generado por el 50%. Llamaremos a esta opción Colectivismo cuasi internacionalista.
  • 1 + c + ii: Similar al caso anterior pero sin Estado. Estamos frente a un Anarquismo cuasi internacionalista.
  • 2 + a + i: Escenario en el que el 50% de la población incluida dentro de la generación de valor mantendrá relaciones desiguales excluyendo al 50% restante. Hablamos de un Neofascismo.
  • 2 + a + ii: Como el caso anterior pero sin Estado. Este modelo lo denomino Anarcocapitalismo Nacionalista.
  • 2 + b + i: Esta opción es inviable, la suma de variables da un resultado irracional.
  • 2 + b + ii: Lo mismo que el caso anterior.
  • 2 + c + i: Este modelo incluye elementos del Neofascismo pero con una integración desigual del 50% restante. Hablamos de un Neocapitalismo.
  • 2 + c + ii: Anarcocapitalismo global.

En otras palabras, los modelos potenciales a futuro son: el Colectivismo Nacionalista, Anarquismo Nacionalista, Socialismo Internacionalista, Colectivismo cuasi internacionalista, Anarquismo cuasi internacionalista, Neofascismo, Anarcocapitalismo Nacionalista, Neocapitalismo y Anarcocapitalismo global.

Sumando y restando, todas estas posibilidades se engloban en tres posibles fórmulas sociales en las recetas de los sistemas históricos:

Una primera es un neofeudalismo que reproduciría un modo equilibrado dentro de un mundo en desorden. Un mundo dividido en soberanías autónomas, parceladas, autárquicas y jerarquías locales. Los modelos anarcocapitalistas y anarco nacionalistas y cuasi internacionalistas encajan en esta posibilidad.

Una segunda opción es un fascismo democrático que implique la división del mundo en dos estratos -o castas-. La casta de arriba podría disfrutar de un nivel mayor de igualdad y podría tener la fuerza suficiente para mantener al restante a raya. El Colectivismo Nacionalista, Colectivismo cuasi internacionalista, el neofascismo y neocapitalismo.

Una tercera opción podría ser un orden mundial igualitario, democrático y basado en la libertad y justicia. Un modelo más utópico pero no imposible considerando el nivel tecnológico presupuesto. El socialismo y anarquismo internacionalistas caben aquí.

En las primeras dos opciones la superestructura político-legal muy posiblemente estará a su vez justificada por una moral que represente el retorno a la creencia de las jerarquías naturales, ¿de qué otra forma se justificaría la exclusión de la mitad de la humanidad o el sostenimiento de esta con una “renta básica”?  La tercera opción por el contrario, podría basarse en una verdadera meritocracia justa y democrática.

Conclusión

Toda esta crítica la he desarrollado estableciendo que, tras el desmoronamiento de un sistema histórico el resultado ha dependido de las principales fuerzas que han intervenido en el proceso mismo. Cuando el feudalismo se desmoronó los resultados variaron en Inglaterra, Francia y la zona oriental de Europa: mientras en Inglaterra los campesinos escaparon de su servidumbre y perdieron sus tierras, en Francia los campesinos consiguieron propiedad sobre sus tierras, y en Europa del este los campesinos fueron sometidos a una dura servidumbre, estos tres supusieron un alivio económico a la crisis feudal, en Inglaterra mediante el arrendamiento de tierras, en Francia a través de la fiscalidad del Estado absolutista, y en el este mediante una intensificación de las cargas feudales.

SNB asume que el capitalismo será sucedido por un neocapitalismo o anarcocapitalismo global, y esto solo será cierto si obviamos la lucha de clases en el análisis. Es una posibilidad patente ciertamente, pero solo una de muchas. Quizás es la más lógica si pensamos desde un punto de vista economista en el marco del pensamiento burgués más apologista, pero si salimos un poco de esa caja otras opciones pueden parecer más lógica.

Pero el hecho es que incluso en su sistema neocapitalista las fallas estructurales del capitalismo se intensifican. Mantener la acumulación, la explotación del hombre por el hombre en pro de la maximización de la ganancia del capital significa sostener una permanente situación en la que la clase trabajadora ocupada sigue pauperizada en términos relativos (esto con o sin un ingreso mínimo universal). En un sistema socialista sin explotación ni búsqueda de ganancia capitalista donde el trabajo fuera tanto un derecho como una obligación social (tema que abordaré en otros artículos), este 50% de la sociedad excluida por la automatización no sería un problema, tan solo bastaría planificarse para mantener elevadas tasas de ocupación pero con una mejor distribución horaria (en este ejemplo las horas trabajadas por día se reducen a 5 y los días laborables al año 190, es decir 160 días de vacaciones, más de 5 meses).

Cualquiera que sea el devenir histórico dependerá de la lucha de clases, lo que no puedo afirmar desde un punto de vista científico es que uno de esos caminos sea el único a seguir. Tampoco se puede sostener que los problemas estructurales sean corregidos solo mediante el reformismo distributivo, esto no funcionó en el capitalismo ¿qué nos debería llevar a pensar que funcionaría en un futuro sistema que mantiene la misma lógica?