Cada cinco de junio la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente retrotrae las buenas intenciones de mejorar las condiciones de cuidado de nuestro planeta ante el acelerado desgaste. La agenda internacional visualiza soluciones globales con una perspectiva hegemónica que dilata responsabilidades en el cuidado y la restauración planetaria. El Norte Global, principal responsable de la crisis ambiental y ecológica, busca establecer prioridades desde los cimientos causantes: las relaciones de dominación de la naturaleza: humana y no humana.
En las prácticas «amigables» con el medio ambiente que intenta imponer el Norte Global sobre la base de la instrumentalización de la naturaleza subsiste la relación de dominación -presente en las distintas esferas de la vida social- propia del modo de reproducción del capital. Si bien el planeta es un hogar conjunto, en las acciones para mitigar y contener el impacto sobre la naturaleza persisten la sostenibilidad “ecológica” del capital y las estructuras hegemónicas del modo de vida “imperial”.[1] Para los países del Sur Global, las propuestas de “sustentabilidad” de un capitalismo reverdecido conservan los principales problemas ecológicos de un modelo económico de alta entropía, saqueo y rapiña de especialización productiva de materias primas. En ambos polos subyacen problemas ambientales diferenciados que intentan homogeneizaste en la agenda internacional sin contemplar las relaciones de dominación subyacentes en la dinámica global de reproducción social que amenaza aceleradamente la naturaleza; cada uno responde a compromisos ambientales desde condiciones asimétricas constituidas por la ecología-mundo[2] y la lógica de reproducción de capital.
El
capitalismo verde impulsado desde la agenda del Norte Global perpetua
la dominación, control y reificación de lo humano y no humano al
considerar a la naturaleza como medio, instrumento o eslabón para la
reproducción de capital y encubre el modelo económico de crecimiento
infinito y agotamiento biofísico del planeta que amenaza el umbral de la
vida humana y no humana. Más allá del discurso ambiental es
imprescindible repensar nuestra relación con la naturaleza para
despojarnos del velo de apropiación desmedida, sustentada en el dominio
de los seres humanos y no humanos, los cuerpos y los territorios para
transitar hacia nuevas formas de relacionamiento social-natural
cimentadas en la reproducción de la vida y no del capital.
[1] Ulrich Brand y Markus Wissen, «Crisis socioecológica y modo de vida imperial. Crisis y continuidad de las relaciones sociedad-Naturaleza en el capitalismo», en Alternativas al Capitalismo/Colonialismo del Siglo XXI, 2013, 445-70.
[2] Jason Moore, El capitalismo en la trama de la vida. Ecología y acumulación de capital Madrid: Traficantes de sueños, 2020.