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Capoeira

Fuentes: IPS

Una riqueza original de diversos pueblos africanos que los esclavos brasileños protegieron de sus explotadores disfrazándola, según la circunstancia, en danza y juego

La capoeira, tan brasileña como la samba, es reconocida como Patrimonio Cultural local. Mezcla de lucha y danza, fue creada por los esclavos africanos como una forma de resistencia y ahora es una de las expresiones artísticas de este país que más fronteras cruzó. La aprobación del gubernamental Consejo Consultor del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan) reconoció en su decisión del pasado 15 de julio un saber que nació oculto y sólo varios siglos después salió a la luz como una de las artes más típicamente brasileños.

La fórmula parece simple: una rueda integrada por luchadores que realizan movimientos ágiles y armónicos al ritmo de los sonidos de los instrumentistas. Pero por detrás pasa la complejidad de la historia de la esclavitud y sus formas de sobrevivencia.

Gui Alcantara, que es profesor de capoeira en Salvador de Bahía del proyecto Axe, define esta disciplina como «una lucha, una danza, una cultura», pero sobre todo como «una manifestación del pueblo africano creado en suelo brasileño y fruto de varias manifestaciones».

«Los pueblos africanos traídos a Brasil en condición de esclavos provenían de diversas culturas y naciones africanas», explica Alcantara a IPS.

Entre otras manifestaciones culturales, trajeron consigo danzas, luchas y juegos que «aquí se juntaron y formaron la capoeira», sintetiza. Una riqueza original de diversos pueblos africanos que los esclavos protegieron de sus explotadores disfrazándola, según la circunstancia, en danza y juego.

«Acostumbramos a decir que la capoeira es como el camaleón. Cambia de acuerdo a la situación», ilustra Alcantara, «mestre» o maestro de ese arte.

Como todas las manifestaciones creadas por los esclavos eran combatidas y consideradas ilegales, en el momento en que llegaba alguien, éstos transformaban la lucha en danza o juego. Pero en verdad, el «verdadero objetivo de la capoeira era crear una lucha para liberarse de su condición de esclavos», agrega el profesor.

No es casual que la capoeira se haya diseminado con mayor fuerza en Salvador de Bahía y otras regiones aledañas. Un territorio donde según Ubiratam Castro de Araujo, profesor de historia de la Universidad de Bahía, es «singular en lo que respecta a la resistencia esclava».

En primer lugar por ser la ciudad donde se concentraba la mayor cantidad de esclavos, y también porque era el depósito de esclavos recién llegados antes de ser distribuidos a otras partes de Brasil», lo cual le daba una presión demográfica negra y africana muy fuerte», explica Castro de Araujo en dialogo con IPS.

La «rueda de capoeira» se forma por adolescentes pobres de la ciudad de Salvador de Bahía y su periferia. La mayoría muchachos de origen africano que hoy escuchan esa historia como parte de un proyecto para revalorizar sus costumbres y orígenes.

«El pueblo brasileño es una formación del indígena, del negro de África, de los europeos. En Salvador hay cerca de 90 por ciento de negros y mestizos. Precisamente la capoeira trae a tono esa historia contada desde nuestro punto de vista y no del punto de vista del colonizador», subraya Alcantara.

Al ritmo cadenciado de los instrumentos, los adolescentes despliegan una ronda de acrobacias y coreografías sincronizadas utilizando piernas, brazos, manos, pies, cabeza y hombros, con un perfecto conocimiento del espacio en donde giran y giran uno a apenas milímetros del otro.

El berimbau, un instrumento de percusión considerado el alma de la música instrumental de la capoeira, guía el ritmo de la lucha y los movimientos armónicos de la cintura, caderas y piernas. Hoy el berimbau, hecho con un arco, una calabaza pintada de varios colores y una cuerda de las que se desprenden varios matices de sonidos, es justamente un símbolo de la reivindicación cultural afrobrasileña a la que alude Alcantara.

Calificado recientemente por un profesor de la Universidad Federal de Bahía como un instrumento de «quien tiene pocas neuronas», este instrumento traído por los africanos a Brasil, fue centro de una controversia racial que culminó con la destitución de ese catedrático.

Pero la capoeira trasciende polémicas, siglos y hasta los prejuicios de quien todavía en Brasil la consideran una lucha menor, en relación a otras conocidas como las artes marciales de origen oriental.

Y hoy se ha difundido entre alumnos de más de 150 países por «mestres» brasileños que recorren el mundo para mostrar su arte. Un «camaleón» de varias fronteras.