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Carta abierta a Carlo Frabetti

Fuentes: Rebelión

«Pero podemos hacer algo para evitarlo, algo más eficaz que romper los cajeros automáticos y los escaparates de la sociedad de consumo. Podemos unirnos, como se unieron, en un Frente Popular, las fuerzas «antisistema» de hace tres cuartos de siglo; como se unieron poco después los escritores y artistas de izquierdas en una Alianza de […]

«Pero podemos hacer algo para evitarlo, algo más eficaz que romper los cajeros automáticos y los escaparates de la sociedad de consumo. Podemos unirnos, como se unieron, en un Frente Popular, las fuerzas «antisistema» de hace tres cuartos de siglo; como se unieron poco después los escritores y artistas de izquierdas en una Alianza de Intelectuales Antifascistas. Tenemos la Red y tenemos la calle, y somos muchos y muchas, cada vez más, y mucho mejores que nuestros enemigos, los enemigos de los pueblos del mundo. Ellos tienen la segunda arma más poderosa, que es el dinero; pero nosotros tenemos la primera, que es la razón» (El arma más poderosa» http://www.rebelion.org/noticia.php?id=59124)

Carlo, claro que podemos hacer algo, lo que sucede es que ese algo no sabemos como hacerlo. Cuando dices nosotros tenemos la razón es de entender que nos quieres decir que tenemos claro cual es la razón y cual es el camino para acabar con la mala razón.

Hubo un tiempo donde había como hoy muchos grupos, cada uno lleno de razón, pero como hoy, también se encontraban divididos y atomizados. Hasta que hubo una cabeza intelectual con la capacidad de sintetizar la razón que unía a todos. Se planteó por donde empezar para un qué hacer verdaderamente objetivo que fuera más allá de las bellas palabras solidarias. Supo comprender que sin cohesión ideológica es imposible que surja un proyecto organizativo alternativo al sistema de la sinrazón que domina el mundo. Ello no se consiguió en una charleta, o en un panfleto movilizador. Pero que hacemos nosotros los cargados de razón que vaya más allá de alguna acción movilizadora, en la que gastamos nuestras escasas energías a través de esas convocatorias «amparada» por multitud de «Sopa de Siglas» poco representativa, que como la que convocó la concentración en la Puerta del Sol en Madrid el 9 de noviembre, la asistencia no supero las quinientas personas. Todo ello después de intensas reuniones donde la que la Sopa debatía cómo realizar la «gran» concentración y la elaboración del comunicado. En una de las reuniones consciente de los resultados que se iban a producir, propuse por qué no mejor que esa convocatoria, entre los grupos asistentes convocáramos un programa de debates sobre «Por qué triunfó y por qué cayó la revolución rusa», algo que tan falto de debate hasta ahora, nos sirva para apreciar lo positivo de aquella grandiosa experiencia, comprender y superar los errores que se produjeron, que nos ayuden hoy a sacarnos de la confusión en que vivimos.

El acabar con la dispersión de tanto grupo superrevolucionario y antisistema es una tarea compleja que requiere tiempo, máxime cuando el desarrollo tecnológico-mediático tan potente en manos del gran capital oligárquico e imperialista impone su ideología y la forma de vida tan superficial y absurda que vivimos, sobre todo en gran parte de la juventud, los que por su edad más energía disponen y más protagonismo antisistema deberían tener, que la derrochan en falsos escapismos consumistas como son la patria futbolera, o los botellones de fines de semana donde esa juventud se siente y manifiesta el sentir social que en los humanos forma parte de nuestro ser material, de alguna forma esos jóvenes manifiestan su sociabilidad mediante la borrachera o la droga colectiva, aunque muchos de los grupos que asisten no se conozcan entre ellos y acabada la fiesta cada uno vuelva a su angustia personal hasta el siguiente fin de semana.

Hemos olvidado algo que intentamos hace no tantos años en el Laboratorio de la calle Amparo, con aquellos reuniones de debate sobre los temas que desde nuestras limitaciones cada uno tratábamos de trasmitir a los demás, en ese ánimo que manifiestas de imponer nuestra razón colectiva. Recordarás tu propuesta de realizar la edición de un libro con las intervenciones de todas las ponencias habidas, cosa que no llegó a realizarse. También recordarás los intentos de la AIA, para intentar generar debates sobre los diferentes aspectos de la ideología alternativa con la que poder combatir al enemigo. Ello tampoco cuajó, deberíamos preguntarnos por qué. Personalmente me atrevo decir el por qué. Los intelectuales que mejor preparación académica tienen, les falta la preparación ideológico-política objetiva necesaria y adaptada a la actual realidad con la que poder contrarrestar a la dominante oligárquica e imperialista. Y los que tenemos poca preparación académica pero si una experiencia de vida política bastante intensa, no podemos exponerla con la claridad y frescura con la que poder convencer a los intelectuales y unidos poder combatir al «perfeccionismo» intelectual burgués arropado por el gran capital. Se me ocurre, que si tal vez surgiera algún intelectual con esa capacidad y sencillez de escuchar a los que tenemos poca cultura, algo aprenderían de nosotros y entre todos nos ayudaríamos a sintetizar el pensamiento colectivo, o como dijera Gramsci, forjar el intelectual colectivo, con el que poder generar una organización alternativa verdaderamente revolucionaria. Ello requiere entrega y paciencia, saber administrar nuestros escasos recursos de forma que esa pequeña bola de nieve en su desarrollo se convierta en una gran bola que arrase el pensamiento dominante. Medios donde reunirnos, debatir, editar, sabes donde los tenemos, lo que hace falta es voluntad y dedicación continuada para aprovecharlos de forma objetiva y convertirlos en la gran bola de nieve, o mejor dicho en la gran bola de fuego que acabe con la miseria a la que hemos sido conducidos.

Aprendamos también de enemigos como aquel Gelabert, miembro de la Brigada Político Social franquista cuando decía. A los comunistas como a los ratones hay que mantenerlos en un saco en constante movimiento, que no se paren a pensar, porque si lo hacen encontrarán el agujero por donde escapar y entonces crearnos problemas. Las acciones de la Sopa de Siglas es el saco práctico inducido por el moderno gelaberismo.

Un abrazo

Malime