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Carta de un gran estudioso del grupo literario de 1950 sobre Francisco Fernández Buey

Fuentes: Rebelión

Recordado amigo Salvador, la muerte de nuestro admirado Paco ha significado para mí un tremendo shock. Meses atrás, charlando con él cerca de la Pompeu Fabra -vivo a pocos metros de esta universidad- me dijo que había sufrido, a lo largo de estos últimos años, graves dolencias físicas. No obstante, parecía muy animado y, como […]

Recordado amigo Salvador,

la muerte de nuestro admirado Paco ha significado para mí un tremendo shock. Meses atrás, charlando con él cerca de la Pompeu Fabra -vivo a pocos metros de esta universidad- me dijo que había sufrido, a lo largo de estos últimos años, graves dolencias físicas. No obstante, parecía muy animado y, como siempre, lleno de ideas y proyectos. Desde, aproximadamente, 2001 nos intercambiábamos mensajes electrónicos, que conservo como oro en paño. Solía regalarme -con dedicatorias muy cálidas- sus libros o separatas de artículos suyos. Siento muchísimo su muerte.

Para mí Paco fue persona sabia, con un pensamiento riquísimo en matices, y abierta siempre ante el interlocutor: sabía escuchar. En ocasiones, incluso, parecía dubitativo ante planteamientos o ideas que, sin embargo, formaban parte de su visión del mundo, la historia y la condición humana. ¡Es tan difícil encontrar entre nosotros interlocutores autocríticos y dubitativos! La duda, creo, invita siempre al diálogo y permite hilar, en consecuencia, conversaciones a la vez fluidas y densas, libres por fortuna de cualquier rigidez mental (no sé si me explico bien: la duda, además, enriquece sobremanera las propias creencias). Me temo que nunca supe yo agradecerle verbalmente su elegancia moral, su sutileza mental, su apertura a mis propias ideas u opiniones, tan discutibles por supuesto.

Apertura: otra palabra clave en Paco. En una ciudad tan difícil, tan áspera como Barcelona, donde la gente se «refugia» en grupos doctrinarios, políticos o profesionales siempre herméticos, Paco te abría, al contrario, las «puertas» intelectuales y te invitaba incluso a colaborar con él: recuerdo vivamente, ahora, sus invitaciones a participar en sus seminarios de doctorado [1], colaborar en mientras tanto [2] u ofrecer alguna conferencia en simposios académicos dedicados al maestro Manuel Sacristán. Bueno, concluyo, Salvador: repito no sé si me he expresado bien [3].

Estaremos en contacto. Tengo una deuda contigo, ya antigua: te prometí diversas separatas mías. Te las enviaré a comienzos de septiembre. Desde hace unos tres años estoy en una situación un poco rara: siendo profesor emérito y, en teoría, con mucho tiempo libre, me encuentro una y otra vez agobiado con artículos, conferencias, trabajos relacionados con mi trabajo como hispanista, en ocasiones sobre nuestro grupo literario de 1950 y, en otras, al contrario, sobre la narrativa y la prosa de ideas del siglo XIX (Zola, Galdós, el krausismo, Leopoldo Alas, el joven Rafael Altamira, Narcís Oller, Josep Yxart…). Todo ello me aísla en exceso de mis amigos: ¡y solo se vive una vez!

Abrazos afectuosos en estas fechas tan tristes, Laureano Bonet.


Notas editor:

[1] Laureano Bonet participó en el curso de doctorado que Francisco Fernández Buey impartió sobre la obra de Manuel Sacristán en la Facultad de Económicas de la Universidad de Barcelona en el curso 1994-95. Se conservan apuntes y materiales de aquel curso.

[2] Laureano Bonet publicó varios estudios sobre el Sacristán del grupo Laye y la Enciclopedia Argos-Vergara y editó voces escritas por Sacristán para la citada enciclopedia en mientras tanto, como, por ejemplo, «Libertad», «Personalismo» o «Simone Weil».

[3] Laureano Bonet dictó una excelente conferencia sobre Sacristán como crítico literario en las jornadas que en su honor y recuerdo se celebraron en la UB en 2005, con ocasión del vigésimo aniversario del fallecimiento del traductor de Heine y Brecht y autor de Lecturas

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