Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre (Leon Tolstoi) La cartilla de racionamiento fue establecida en España el 14 de mayo de 1.939, y duraría trece años, hasta el 1 de junio de 1.952. Debido a las consecuencias inmediatas de la guerra sobre […]
Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre (Leon Tolstoi)
La cartilla de racionamiento fue establecida en España el 14 de mayo de 1.939, y duraría trece años, hasta el 1 de junio de 1.952. Debido a las consecuencias inmediatas de la guerra sobre todos los eslabones de la cadena de producción y distribución de los alimentos; debido a la política económica de Franco basada en la autarquía; y al aislamiento internacional en que sumió a España el fascismo franquista y su estrecha relación con la Alemania nazi; se recurrió a este sistema de distribución de los productos de primera necesidad. Para mercadeo de los productos de prioridad secundaria, incluso los de lujo, el régimen fascista disponía de todo un ejército de vagos y maleantes que lo controlaba en su nombre y beneficio.
Mediante la cartilla de racionamiento se llevaba el control de las raciones asignadas a cada persona de cada producto básico disponible. Las condiciones de escasez llegaron a ser tan duras que el hambre reinó por encima de cualquier prejuicio, llevando a algunos a límites insospechados, como por ejemplo utilizar la cartilla de un familiar fallecido, cuya muerte se ocultaba a las autoridades mientras era posible. 1
Para que se hagan una idea de la escasez, en la zona controlada por el gobierno legítimo de la República, en los últimos meses de la guerra se radiaban recetas ingeniosas que hacían posible soñar una tortilla de patatas (aunque no llevara ni huevo ni patata), o con una chuleta de cordero (aunque no llevara nada de carne) 2 .
Ante la escasez de alimentos: cartilla de racionamiento.
En la España actual aún no escasean los alimentos, y digo aún. Lo que escasean, de momento, son los medios con que adquirirlos. Y cada vez más. Y cada vez a más personas.
Según el consenso existente en la Unión Europea que define como pobreza: aquella situación en la que la persona vive con menos del 50% de la R enta D isponible N eta (Rdn), en España existen en torno a 8 millones de pobres., aproximadamente un 17%. Supera ya el millón y medio la cifra de «pobres extremos», esto es, lo que han de vivir con menos del 25% de la Rdn, aproximadamente un 3%.
Este descalabro social, el suspenso social en esta asignatura, no es exclusivo de España. En Europa, según Cáritas, la cifra de pobres alcanza los 80 millones. En Estados Unidos la cifra alcanza ya los 43 millones, algo más del 14%. Esta pequeña tabla muestra la distribución de la pobreza por grupos de población:
PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN EN POBREZA (*)
- Entre hispanos: 23,2% al 25,3%
- Entre negros: 24,7% al 25,8%
- Entre blancos: 8,6% al 9,4%
- Entre niños (menores de 15 años): 19% al 20,7%
- Entre trabajadores (18 a 65 años): 11,7% al 12,9%
(*) Variación de 2008 a 2009
Del tercer mundo es ocioso hablar, por algo lo llaman tercer mundo. Se puede decir que la pobreza es la seña de identidad del tercer mundo. Donde lo raro es lo contrario. Zambia tiene la pobreza extendida en un 86% de su población, la franja de Gaza en un 81%, Zimbabwe, Chad, Etiopía o Haití en un 80% (Ver, «los 10 países más pobres del mundo«). Estas cifras se aproximan a lo que sería el negativo de las cifras en el mal llamado «primer mundo».
Pero es imprescindible puntualizar algo muy importante. No es lo mismo un pobre del primer mundo que un pobre del tercer mundo. Un pobre del primer mundo es un multimillonario en el tercer mundo. Mientras que un pobre del tercer mundo en el primero resultaría, sencilla y cruelmente, intolerable. Simplemente las infraestructuras más básicas en los países más desarrollados dan pie a cubrir necesidades que el pobre del tercer mundo solo puede soñar. Por otra parte, el poder adquisitivo del pobre del primer mundo, y por eso es pobre, es mucho menor en ese primer mundo debido al mayor coste de la vida.
Parece pues, que todo es una cuestión de consensos, en función de cómo sean los límites que unos señores ricos consensúen para determinar qué es pobreza y qué no lo es, así habrá más o menos pobres en el mundo. Podemos llenar la mesa de cifras y tablas de estadísticas, pero la pobreza en el mundo seguirá siendo el mismo, lo llamemos pobreza, pobreza severa o miseria. Y cada segundo que pasa aumenta la distancia que separa al pobre de una vida mínimamente digna, porque al otro lado de la cuerda se encuentran intereses privados que tiran con gran fuerza, y que estamos dejando que prevalezcan sobre la propia dignidad del ser humano.
Ante la escasez de dignidad: Cartilla de razonamiento.
Razonen ustedes, razonemos nosotros, razonemos todos y hagamos entrar en razones a los más poderosos. Puede que solo sea una impresión mía, pero creo que los más poderosos tienen el sistema auditivo ubicado más cerca del bolsillo que del corazón, lo que sin duda les impide escuchar el mensaje con claridad.
Sirva éste como primer cupón de la cartilla de razonamiento, para que quien puede cambiar esto, entre en razón y empiece a cambiarlo.
Si no:
Volverán las oscuras cartillas
en sus páginas los cupones a colgar…
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1 Juan Eslava Galán «Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie»
2 Juan Eslava Galán «Los años del miedo»
Fuente: http://impresionesmias.com/2010/10/03/1121/
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