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Túnez-CMSI

Celebración empresarial, desazón social

Fuentes: TerraVivaIPS

La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información concluyó este viernes en Túnez con expresiones de satisfacción empresarial, coincidentes con las de la ONU y los gobiernos. Pero en la sociedad civil reinaba cierta desazón.

 «Éxito y fracaso son palabras muy fuertes para caracterizar la Cumbre», dijo a TerraViva/IPS la directora ejecutiva de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC), Anriette Esterhuysen.

«Digamos que la Cumbre fue valiosa. El impacto aún está por verse», concluyó.

La sociedad civil logró un avance: obtener reconocimiento como «participante» en un nuevo organismo internacional, el Foro sobre Gobernanza de Internet, junto con gobiernos, empresas e instituciones multilaterales, recordó la activista.

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Pero, dada la oposición de Estados Unidos, fracasaron los intentos por trasladar el virtual control del sistema de códigos y números de Internet de una agencia con sede en ese país, la ICANN, a un organismo internacional.

El Compromiso de Túnez, presentado al cierre de la Cumbre, contiene el compromiso de todos los participantes a «construir una Sociedad de la Información centrada en la gente, inclusiva y orientada al desarrollo».

El objetivo es que «personas de todas partes puedan acceder, utilizar y compartir la información y el conocimiento», agrega.

El Compromiso también enfatiza que «la libertad de expresión y el libre flujo de información, ideas y conocimientos son esenciales para la Sociedad de la Información y para el desarrollo».

«Los resultados son muy positivos y equilibrados», dijo a TerraViva/IPS el coordinador del Grupo de Trabajo de la ONU sobre Información, Comunicación y Tecnología, Sarbuland Khan. «Ahora hay un entendimiento claro de que estos asuntos no pueden ser solucionados sólo a través de alianzas.»

Organizaciones de la sociedad civil, en una declaración conjunta, no manifestaron demasiado entusiasmo por los resultados. La definición del Foro propuesto en el Compromiso carece de detalles y tiene un horizonte de funcionamiento de apenas cinco años, sujeto a una extensión, indicaron.

Por otra parte, el Foro se caracteriza mejor por las facultades de las que carece que por aquellas que efectivamente tendrá: el organismo en que cohabitarán representantes gubernamentales, funcionarios internacionales, activistas y empresas no tendrá, por ejemplo, una función de supervisión ni de manejo.

La sociedad civil también lamentó la falta de nuevos mecanismos de financiamiento. Existe un Fondo para el Desarrollo de Internet, pero de participación voluntaria. Sin contar a Francia, hay incertidumbre sobre la procedencia de los aportes.

Otra demanda insatisfecha de la sociedad civil es el establecimiento de una comisión independiente «para revisar las regulaciones nacionales e internacionales en materia de tecnologías de la información y las telecomunicaciones y el cumplimiento de los principios de derechos humanos».

Las celebraciones del sector privado contrastaron con la desazón de la sociedad civil. Las grandes compañías lograron su objetivo de impedir la asignación del manejo de Internet a una agencia multilateral.

Por otra parte, los representantes de las empresas exhibieron sus avances tecnológicos en materia de bienes y servicios informáticos y de comunicaciones, y forjaron contactos que, a su debido tiempo, fructificarán en contratos.

Tras la clausura de esta Cumbre, quedó claro que el sector privado, al que se mantuvo fuera de grandes conferencias internacionales anteriores, está en camino de aumentar su influencia en los asuntos mundiales, mucho más allá del puro campo de los negocios.

La representación empresarial estuvo fuerte y coordinadamente representada por la Cámara Internacional de Comercio y otras instituciones bien financiadas. En cambio, la sociedad civil careció de una estructura unificada.

Al mismo tiempo, las compañías muestra una actitud novedosa. Las multinacionales, otrora objeto de sospechas de la sociedad civil, hoy se asocia en diversos proyetos con gobiernos, la ONU y organizaciones no gubernamentales del Sur en desarrollo.

«Hay una fuerte ansia de involucramiento en el desarrollo», dijo Khan, quien pasó buena parte de la Cumbre en reuniones con ejecutivos de Siemens, Microsoft y otras grandes firmas.

«Finalmente, hay una plena y aceptada conciencia de que el sector privado debería participar en el desarrollo», dijo Gora Datta, presidente de la compañía de programas informáticos estadounidense Cal2Cal.

A las empresas también las beneficia alcanzar a la población de los mercados emergentes mundiales, añadió.