El Presidente Hugo Chávez quedó con las pilas bastante recargadas despues del resultado electoral del pasado 3 de diciembre que lo confirmó como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela por otro periodo constitucional más.
No se durmió en los laureles ni se fue de vacaciones, como suele ocurrir con los lideres de la política burguesa. Rápidamente ha puesto en ejecución el mandato otorgado por más de 7 millones de ciudadanos deseosos de profundizar la revolución bolivariana y avanzar en la construcción del Socialismo del Siglo XXI y de la unidad latinoamericana contra la hegemonia imperialista de la secta bushiana que insiste en imponerle al mundo su visión reaccionaria de la sociedad y la globalización.
No hay tiempo que perder, parece ser la consigna del Presidente Chávez. Apurando el paso ha anunciado medidas de hondo calado, y su ejecución son ya un hecho.
Veamos las principales determinaciónes del Jefe de Estado.
La primera es la creación del Partido Socialista Unido -que no único, como lo quieren hacer ver ciertos criticos de derecha e «izquierda»- de Venezuela -PSUV, para organizar y potenciar la nueva subjetividad surgida con el proceso de los últimos 8 años. Los cambios emprendidos necesitan una infraestructura política unida, organizada, clara ideologicamente, ética, fuerte y agil para que impulse con eficacia los cambios en todos los niveles de la sociedad y el Estado. En el campo revolucionario se requiere superar la vieja concepción de partidos y facciones políticas obsoletas. El PSUV debe trascender el paradigma de los partidos y movimientos legados por el siglo XIX y el siglo XX. La multitudinaria emergencia del pueblo, los desarrollos de la democracia participativa, la revolución tecnologica, la revolución de la informática, el enorme papel de los medios de comunicación, la configuración de nuevas subjetividades sociales alrededor de otras preocupaciones sociales (étnicas, ambientales, de genero, culturales, políticas, etc, alrededor de las obreras y campesinas), obligan el diseño de estructuras políticas menos burocráticas, verticales, caudillescas y mas abiertas, fluidas, flexibles, adaptables y con capacidad para la resiliencia. Los revolucionarios no podemos seguir actuando como si nada hubiese cambiado en las sociedades contemporaneas. Seguir con viejos y simplistas discursos es como si prefiriesemos seguir viendo la television en blanco y negro porque la televisión en colores, de alta resolución y con pantalla liquida, la consideramos un invento diabólico. El PSUV requiere de imaginacion, audacia y agilidad para no quedarnos en un debate interminable, mientras la oposición escualida y el toxico mediatico engañan de nuevo con el cuento de las bondades de la democracia liberal, la division de los poderes y las libertades formales del paradigma neoliberal. La voluntad popular debe dar via libre al nuevo partido, sin prevenciones, sin prejuicios, ni talanqueras de estirpe politiquera.
La segunda es la no renovación de la concesión en el espectro electromagnético de la concesión a RCTV, esa casamata del tóxico mediatico escualido e imperialista. El Estado revolucionario no puede darse el lujo de entregarle sus herramientas estrategicas en su relación con el ciudadano, a la miserable y distorsionada visión de las minorias escualidas. La tarea civilizatoria del Estado bolivariano no puede permitir dispositivos de una contracultura que niega y pisotea los valores esenciales del nuevo humanismo socialista promovido por el gobierno constitucional. La determinación presidencial ha sido categórica y definitiva como lo demanda la mayoría de los ciudadanos. En nombre de la libertad de prensa la oligarquia comete los peores desafueros ideológicos, psicologicos y gnoseológicos. Algo que debe considerarse extremadamente grave porque se juega impunemente con la conciencia y sensibilidad popular de una manera arbitraria y absurda. Eso es un crimen que no debe tolerarse asi el discurso de Granier y compañia acuda a una fementida libertad de prensa y opinión, que en el mundo burgues es una farsa como lo podemos constatar con Colombia y otros Estados de dominio oligarquico absoluto. Alli la libertad de opinión es para los instrumentos mediaticos al servicio de intereses minoritarios de elites violentas y reaccionarias. Para los medios alternativos y populares va plomo, carcel, tortura, como lo podemos constatar con el Caso de Fredy Muñoz, de Telesur.
Y la tercera es el cambio de nombre a la Fuerza Armada Nacional para que en adelante se llame Fuerza Armada Bolivariana. Algo que pudiese parecer intrascendente porque alude a una simple formalidad. Sin embargo, estos simbolos estan cargados de un enorme significado político, historico y revolucionario, más cuando todo corresponde a una estrategia que se propone profundizar la alianza pueblo-fuerzas armadas en la tarea de otorgar mas derechos a la mayoría de la sociedad y consolidar la soberania e independencia nacional venezolana.
Estas tres medidas marcan el tono y la dinamica del Presidente Chávez en la nueva coyuntura historica cuando los cimientos del Socialismo del siglo XXI han sido colocados de manera definitiva en la construcción de la Nueva Venezuela, solidaria y soberana.