El camarada Presidente Hugo Chávez, en cadena nacional de radio y tv anunció: «Siempre hace falta la interpelación seria, pero eso requiere que los canales públicos le den cabida a la protesta popular», expresó el Mandatario, durante el acto de lanzamiento del Gran Polo Patriótico, efectuado en el Palacio de Miraflores. El Jefe de Estado […]
El camarada Presidente Hugo Chávez, en cadena nacional de radio y tv anunció: «Siempre hace falta la interpelación seria, pero eso requiere que los canales públicos le den cabida a la protesta popular», expresó el Mandatario, durante el acto de lanzamiento del Gran Polo Patriótico, efectuado en el Palacio de Miraflores. El Jefe de Estado pidió igualmente a los movimientos y colectivos sociales inscritos en el Polo Patriótico exigirle eficiencia a los gobernantes. «Al Gran Polo Patriótico les pido que sacudan a los gobernantes, que nos estremezcan, que nos exijan mucho más, que nosotros estamos, queremos y podemos dar mucho más», aseveró el Presidente, durante el evento…» (Aporrea, 07-10-11). Con ello, alertaba el camarada Presidente sobre una práctica generalizada en los medios de comunicación públicos, quienes se han dedicado a invisibilizar la protesta popular, peor aún, en algunos casos satanizarla, con el argumento de adjudicarla a la oposición; sí, así como suena, demonizar la protesta popular con el argumento simplista de estar dirigida por la oposición. Práctica, muy común en tiempos de la cuarta república; tiempos en que, el pueblo no tenía acceso a los medios de comunicación de la burguesía ni expresarse libremente.
El caso del accidente de trenes ocurrido, días atrás, en el ferrocarril de los Valles del Tuy, «Ezequiel Zamora», es una muestra más que evidente, de lo expresado líneas arriba. En ese hecho, que causó la muerte de un camarada trabajador del IFE, una vez que el sindicato revolucionario en que se han organizado los trabajadores/as de dicha institución, comenzó a decir sus verdades sobre la mala gestión de mantenimiento de dicho ferrocarril, la gerencia organizó en un dos por tres, unos supuestos Consejos de Trabajadores, coaligados con los/las gerentes, en seguida, nuestra televisora VTV, comenzó a mostrarlos en sus cámaras para desacreditar las denuncias del sindicato, enfrentando así, trabajadores/as contra trabajadores/as, matando con ello, la posibilidad de que nuestro pueblo pudiera enterarse de las verdaderas causas que motivaron el fallecimiento de un camarada trabajador del ferrocarril de los Valles del Tuy; papel que, ni Globovisión lo hubiera hecho mejor.
Llama poderosamente la atención que, este anuncio del camarada Chávez, dirigido expresamente a los medios de comunicación públicos, no haya tenido el eco suficiente para resaltar las palabras del Jefe del Estado, por fortuna las expresó en cadena de radio y tv, de no haber sido así, muy pocos/as nos hubiéramos enterado de lo expresado por el camarada Presidente Chávez. Basta una mirada objetiva a las páginas digitales de los distintos medios de comunicación y, con la excepción de Aporrea, que le dio titularidad en su parrilla central, en todo el conjunto de los medios de comunicación públicos y revolucionarios, esa exhortación del camarada Chávez, casi fue «censurada».
En entrevista para La Noticia, VTV, Eleazar Díaz Rangel explicaba las razones por las cuales el diario por él dirigido contaba con amplia receptividad entre nuestro pueblo, señalaba: «Siempre damos las dos versiones de los problemas más importantes, sobre todo aquellos de conflictos sociales o políticos», indicó el director de Últimas Noticias. Consideró que ese hecho ha convertido a Últimas Noticias en referencia del periodismo venezolano y que haya incrementado su circulación de manera sensible…» (Correo del Orinoco, 15-09-2011). Si dar cabida a las dos versiones de un hecho, para que sea, al fin de cuentas, el lector quien decida cuál es la correcta; es la razón del éxito del diario dirigido por el camarada Díaz Rangel, le preguntamos, camarada Izarra: ¿por qué no permitir a otras voces expresarse libremente?, y no precisamente, estamos hablando de la oposición, que bastantes medios tiene para expresarse, nos referimos es, al pueblo, ese, que se mantuvo invisibilizado en la cuarta república, y que hoy no se le ve en las cámaras de nuestra televisora estandarte.
Hoy, las cámaras de VTV se han convertido en un espacio de comunicación, en que nuestro pueblo no tiene cabida, las voces que allí se expresan no son las voces del pueblo. Peor aún, en algunos de sus programas se satanizan las luchas que libra nuestro pueblo por mejorar sus condiciones de sobrevivencia, ejemplo de ello, es el bombardeo que se hace, desde programas relevantes como La Hojilla, contra los trabajadores/as universitarias, a quienes se les han convertido, desde dicho programa, en el enemigo público número uno de la Revolución, sólo por movilizarse en función de resguardar sus derechos laborales y contra las políticas neoliberales que, desde el minppeu se impulsan en función de desmontar sus derechos logrados a través de sus luchas históricas. Lo mismo, ocurre en Dando y Dando, a lo que debemos agregar que, en los espacios noticiosos no tienen cabida aquellas jornadas de lucha en que trabajadores/as, estudiantes, campesinos/as, valga decir, nuestro pueblo, confronte, en defensa de sus derechos que les otorga la Constitución Bolivariana, contra la tecnoburocracia gubernamental.
El oposicionismo apátrida, en contraposición, ha sido más hábil en ese sentido; Globovisión no pierde espacio en que nuestro pueblo se manifiesta para expresar su descontento, ya sea por fallas en los servicios públicos, trancas de vías, protestas obreras, de médicos/as, vecinales, entre otras muchas. Habilidosa como es, la oposición apátrida no solo se contenta con llegar a nuestro pueblo reflejándolo en sus pantallas, sino que en muchas barriadas caraqueñas, ante la imposibilidad de que sus agentes políticos puedan ser oídos por nuestro pueblo, la radio ha sido el mecanismo que utilizan para hacerles llegar sus mensajes de odio y desacreditación de la obra del gobierno revolucionario. Si el pueblo no viene a nosotros, vamos por ellos; es el lema oposicionista. Así vemos a taxistas y camioneteros en nuestros sectores populares, que votan por Chávez, pero que venden parte de «su» espacio de trabajo para difundir vía radio el mensaje venenoso que dimanan de los programas de clara tendencia opositora. En otras palabras, mientras los medios de comunicación revolucionaria le cierran sus puertas al pueblo; los de la burguesía buscan desesperadamente abrírselos. El mundo al revés.
Este, no es el primer llamado que hace el camarada Chávez, públicamente, a los medios de comunicación revolucionarios para que permitan que el pueblo se exprese a través de ellos; de esas exhortaciones, viene el «Contragolpe del pueblo», sección que introdujera en su programa de las 9 pm, la camarada Vanessa Davies, noble experiencia, ya en el olvido. Dejar en manos de los medios de comunicación de la burguesía a la clase trabajadora, nuestros campesinos, estudiantes, mujeres, homosexuales, malandros, y demás expresiones de nuestro pueblo, ese que se avocó a votarlo en 1998 y llevarlo a la presidencia de la República, ese que el 12 de abril bajó de sus casas, ranchos y bloques, en marcha sublime hacia Miraflores para rescatar su Presidente que, en ese entonces, estaba secuestrado por las bandas fascistas de la oposición apátrida, es actuar con la torpeza de aquel compatriota que habiéndose ganado un premio millonario de lotería, abandona su pareja de toda la vida por otra que, en cuestión de semanas, lo deja limpio y pobre de nuevo, no quedándole otra alternativa que buscar nuevamente a su pareja de toda la vida, so riesgo de que ésta no le perdone el daño sentimental que le causó su separación.
Nuestros medios oficiales actúan igual que ese compatriota, corriendo el riesgo del no perdón, del desamor, ya que, desde los mismos se le agrede y desacredita. Actúan, poniendo en riesgo la Revolución Bolivariana, al invisibilizar a nuestro pueblo. Eso, lo ha percibido el camarada Chávez quien, gracias a su enfermedad, ahora dispone de más tiempo para apreciar su obra de gobierno, ver el juego desde fuera, como el mirón del dominó o el ajedrez, apreciar sus fortalezas y debilidades; siendo ésta, una de las debilidades más pronunciadas, de allí su llamado desesperado al pueblo venezolano y a sus colaboradores/as inmediatas: «Siempre hace falta la interpelación seria, pero eso requiere que los canales públicos le den cabida a la protesta popular (…) les pido que sacudan a los gobernantes, que nos estremezcan, que nos exijan mucho más, que nosotros estamos, queremos y podemos dar mucho más».