El presidente venezolano, Hugo Chávez, inició hoy su décimo año de gobierno en un proceso de revisión, rectificación e impulso que pone a prueba su afirmación que como estratega se siente cómodo en el contraataque. Chávez asumió la Presidencia el 2 de febrero de 1999, luego del triunfo electoral con algo más del 50 por […]
El presidente venezolano, Hugo Chávez, inició hoy su décimo año de gobierno en un proceso de revisión, rectificación e impulso que pone a prueba su afirmación que como estratega se siente cómodo en el contraataque.
Chávez asumió la Presidencia el 2 de febrero de 1999, luego del triunfo electoral con algo más del 50 por ciento de los votos y la propuesta de una sociedad más justa en el rico estado petrolero aquejado por la pobreza de la mayor parte de la población.
En opinión del mandatario, lo que comenzó entonces fue el desmontaje de un neo coloniaje dado por la existencia de una minoría súper enriquecida convertida en peón de Estados Unidos.
Esa oligarquía, dijo Chávez en un discurso a toda la nación con motivo de cumplirse los nueve años de su gobierno, se apoderó de todos los poderes de la nación y jugó el papel de peón del imperio norteamericano siguiendo sus mandatos.
Como resultado, pese a las enormes riquezas de Venezuela (quinto exportador mundial de crudos), el país que recibió en 1999 expresaba diferencias extremas como el 50,2 por ciento de la población en la pobreza y 42,5 por ciento en la miseria.
Nueve años después la miseria se redujo a 9,4 por ciento (50 por ciento menos) y la pobreza se estima en 33,7 por ciento, para una disminución del 30 por ciento.
En opinión del mandatario, ello fue posible no sólo por los ingresos petroleros, sino porque esos recursos, gracias a la política de recuperación de la soberanía se quedan ahora en el país, en su mayor parte, en lugar de ir a manos de las transnacionales.
Otra causa es el enfoque social de las políticas estatales, que permitió emprender numerosos programas sociales, las denominadas misiones, para llevar salud y educación gratuita a millones de venezolanos, entre otros resultados.
Uno de los mitos utilizados por la oposición para intentar disminuir esos avances es el argumento del incremento de los precios petroleros.
Ciertamente, admite Chávez, el precio del petróleo nacional se incrementó de 10 dólares el barril en 1998 hasta 65 dólares en la actualidad como promedio.
Sin embargo, estadística y matemáticamente ese salto es menor al de los años 70 que fue de dos a más de 30 dólares (15 veces), pero el país no registró un avance de la magnitud correspondiente.
¿De que serviría ese incremento si se lo hubiese llevado el imperio y las transnacionales? Ahora el 90 por ciento se queda aquí y no sólo se queda, es que se maneja en los intereses del pueblo, expresa Chávez.
Pese a los avances, entre los cuales se cuenta la erradicación del analfabetismo, el presidente venezolano reconoce que también se cometieron errores, los cuales llevaron a la derrota en referendo de su propuesta de reforma constitucional el pasado diciembre.
Ese resultado, primero adverso en una decena de comicios desde 1998, llevó a Chávez a poner en marcha su proyecto de las 3R, revisión, rectificación y reimpulso, en medio de una dura campaña opositora por desconocer cualquiera de los logros del gobierno.
Hemos cometido errores, estamos en el epicentro de las 3R producto de la autocrítica, pero que nadie se deje influir por la campaña que el gobierno es ineficiente, se regala el dinero, no se atiende al pueblo, es incapaz y corrupto, expresó Chávez.
En su opinión, pese a deficiencias que llevaron a reestructurar el gabinete ministerial, es importante continuar el camino hacia lo que define como una sociedad justa, socialista, cristiana, bolivariana (de simón Bolívar), igualitaria y con justicia social.
La alternativa, alerta, es el viejo proyecto capitalista perverso, anticristiano, inhumano y salvaje, que abandonó al pueblo, se adueñó de la mayor parte de los recursos y permitió su salida hacia exterior.
Para ello, el mandatario cuenta con su contraataque de las 3R, una especie de alto en el camino, del cual dependerá en gran medida el resultado de los comicios para gobernadores y alcaldes del próximo noviembre.
A esas elecciones, con una oposición eufórica por su pasado triunfo, irán los partidarios del cambio en Venezuela a una prueba de fuego para su unidad, capacidad de comprensión y de recuperación.