En la sesión de apertura del Congreso del PSUV, Chávez hizo un discurso muy radical de izquierda, llamando al establecimiento de una nueva internacional, explicando que era necesario destruir el Estado burgués y sustituirlo con un estado revolucionario, pero también se refirió a la burocracia dentro del propio movimiento bolivariano. Se trataba claramente de un […]
En la sesión de apertura del Congreso del PSUV, Chávez hizo un discurso muy radical de izquierda, llamando al establecimiento de una nueva internacional, explicando que era necesario destruir el Estado burgués y sustituirlo con un estado revolucionario, pero también se refirió a la burocracia dentro del propio movimiento bolivariano. Se trataba claramente de un discurso que refleja la enorme presión de las masas que están cansadas de oir hablar de socialismo, mientras que el avance real hacia un cambio genuino parece ser desesperadamente lento.
El sábado 21 de noviembre, el Primer Congreso Extraordinario del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) comenzó sus sesiones con la asistencia de 772 delegados en camisetas rojas. La mayoría eran trabajadores, campesinos y estudiantes, elegidos por alrededor de 2,5 millones de votantes (¡la militancia total sobre el papel es de siete millones!). El ambiente era de entusiasmo y expectativa.
Después de una sesión de precalentamiento con canciones revolucionarias y un par de discursos de apertura de los dignatarios de Nicaragua y El Salvador, Hugo Chávez abrió el acto con un discurso de cinco horas que terminó poco después de medianoche.
El énfasis principal de la primera parte de su discurso fue la necesidad de establecer una nueva internacional revolucionaria, a la que se refirió como la V Internacional. Chávez señaló que Marx había creado la I Internacional, Engels participó en la fundación de la II Internacional, Lenin fundó la III Internacional y León Trotsky la IV, pero que por diferentes motivos, ninguna de estas Internacionales existía en la actualidad.
Chávez señaló que todas estas Internacionales se basaron inicialmente en Europa, reflejando las batallas de clase en Europa en ese momento, pero que hoy en día el epicentro de la revolución mundial estaba en América Latina, y especialmente en Venezuela. Señaló la presencia en el Congreso de los 55 partidos de izquierda de 39 países, que habían firmado un documento denominado El Compromiso de Caracas, basado en la idea de una lucha mundial contra el imperialismo y el capitalismo, por el socialismo.
Hizo hincapié en esta idea en varias ocasiones en el curso de su discurso, que también contuvo muchas ideas radicales, ataques contra el capitalismo, del que dijo que era una amenaza para el futuro de la raza humana. Refiriéndose a la crisis del capitalismo mundial, condenó los intentos de los gobiernos occidentales de salvar el sistema con fastuosos rescates estatales. Nuestra tarea, dijo, no es salvar al capitalismo, sino destruirlo.
Refiriéndose a la situación en Venezuela, declaró que todavía no habían logrado eliminar el capitalismo, pero que se estaban moviendo en esa dirección. Su anuncio de que iban a tomar siete bancos fue recibido con aplausos entusiastas. Denunció a la oligarquía venezolana como una quinta columna, que se había vendido al imperialismo.
Chávez señaló que el Estado en Venezuela seguía siendo un Estado capitalista y esto era un problema central para la revolución. Agitando una copia de Lenin de El Estado y la Revolución (que recomendó leer a todos los delegados), dijo que aceptaba la opinión de Lenin de que era necesario destruir el Estado burgués y sustituirlo con un Estado revolucionario, y que esta tarea seguía pendiente.
En cuanto al problema de la burocracia, advirtió que él era consciente de que algunos de los delegados presentes habían sido elegidos de forma irregular y que algunas personas sólo estaban interesadas en ser elegidas al Parlamento o como alcaldes y gobernadores, lo cual lo calificó como inaceptable.
En el reciente conflicto con Colombia, reiteró su petición para la creación de una milicia popular, y que todos los trabajadores, campesinos, estudiantes, hombres y mujeres, deberían recibir entrenamiento militar, y que esto no puede quedar en el papel sino que debe llevarse a la práctica.
«Concedo gran importancia a este congreso», dijo Chávez, «y tengo la intención de tomar parte activa en el acontecimiento». Insistió en que el Congreso no debe terminar mañana (domingo), sino que debe seguir reuniéndose periódicamente durante los próximos meses, a fin de debatir todas estas cuestiones a fondo. Insistió en que los debates deben ser democráticos, teniendo en cuenta las diferentes opiniones y que los delegados deben informar a las bases y discutir con ellas las diferentes propuestas y documentos.
El Presidente destacó que el próximo año sería difícil. La oposición hará todo lo posible para ganar las elecciones a la Asamblea Nacional en septiembre de 2010. «Después de eso, van a ir a por mí», dijo. En este punto, uno de los delegados gritó: «¡Van a ir a por todos nosotros!»
Todo esto pone de relieve el problema central. Después de 11 años, hay indicios de que las masas se están volviendo impacientes y frustradas por la lentitud de la revolución. La crisis del capitalismo está teniendo un efecto, y muchos están indignados con la burocracia y la corrupción que ven por todas partes, incluido dentro del propio Movimiento Bolivariano.
Esta frustración a veces se expresa en huelgas. El Presidente expresó su frustración por algunas huelgas, aunque hizo un llamamiento para un diálogo con los trabajadores. Pero detrás de esto hay un sentimiento general de que aquellos en la dirección de la revolución no están al corriente de la realidad y no escuchan a las masas o entienden sus problemas.
Durante su discurso, Chávez tambien enfatizó la necesidad de recuperar las tradiciones del sindicalismo revolucionario, ya que la clase obrera tiene que jugar un papel dirigente en la revolución. «La conciencia de la clase obrera es la clave en la construcción del socialismo», dijo, añadiendo que debe haber una alianza estrecha entre el partido y los trabajadores.
Es evidente que Chávez está tratando de utilizar el congreso para dar nueva vida a la revolución. Esperemos que este será el punto de partida para un nuevo avance de la revolución bolivariana, que sólo tendrá éxito pasando a la ofensiva, rompiendo radicalmente con el capitalismo, golpeando a la oligarquía reaccionaria y estableciendo un Estado obrero genuino, como la condición necesaria para avanzar hacia el socialismo y lanzar una ola revolucionaria en todas las Américas y a escala mundial.
Fuente: http://venezuela.elmilitante.org/content/view/6609/161/