Los dados están echados en Venezuela: el 14 de abril habrá elecciones en las que se enfrentarán el heredero designado por Hugo Chávez, Nicolás Maduro, y el representante de la oposición unida, Henrique Capriles. Será la primera sin Chávez desde 1998, y marcará el inicio de una nueva etapa en el país, sea cual sea […]
Los dados están echados en Venezuela: el 14 de abril habrá elecciones en las que se enfrentarán el heredero designado por Hugo Chávez, Nicolás Maduro, y el representante de la oposición unida, Henrique Capriles. Será la primera sin Chávez desde 1998, y marcará el inicio de una nueva etapa en el país, sea cual sea el resultado. En las páginas que siguen Brecha dialoga en Buenos Aires, con el analista venezolano Modesto Emilio Guerrero. Desde la publicación de su libro «¿Quién inventó a Chávez?», Guerrero se convirtió en un referente para entender el papel del fallecido líder, su manera de construir poder, su relación con los movimientos sociales y el impacto de la nueva Venezuela en la región. Sobre esos temas, y sobre el legado del comandante, la peripecia de Maduro y sobre cómo es el chavismo sin Chávez, abunda en esta entrevista.
-¿Qué podemos esperar ahora en Venezuela sin Chávez?
-Primero superar el duelo por un vacío, por la presencia gigantesca de un vacío generado por su muerte. Se ha producido un fenómeno psicopolítico o de efectos sentimentales cuyo único precedente que encuentro es el de Eva Perón. Ya está siendo superado ese duelo. Quienes se acercaban al féretro de Chávez no iban para sufrir ni llorar, sino que hacían un duelo activo. Alguien lo llamó un duelo politizado. Se acercaban y hacían la venia militar. Una actitud activa.
-Algo así como ocurrió con los funerales de Néstor Kirchner.
-Claro, el de Kirchner fue un fenómeno que politizó a la juventud como no se había logrado con los hechos de 2001 (las protestas populares que derivaron en la salida del gobierno del presidente Fernando de la Rúa). En Argentina ese duelo produjo a La Cámpora y otros grupos juveniles menores que tienen peso. En Venezuela no se crearon nuevas organizaciones sino que se trata de la expansión política del fenómeno sentimental por la pérdida. La gente asume este duelo de Chávez como un desafío político. ¿Cuál es la consigna? «Todos somos Chávez», «ahora somos Chávez» y «con Chávez y Maduro el pueblo está seguro».
-Nicolás Maduro fue ungido como el sucesor por el propio Chávez en sus últimas semanas de vida. ¿Cómo es que llega este hombre al círculo íntimo del chavismo?
-Maduro militó en un grupo llamado Ezequiel Zamora cuando se separó de la Liga Socialista, allá por los años ochenta. Ese era un grupo pequeño de izquierda y nacionalista. Pero el partido en el que Maduro se formó políticamente, la Liga Socialista (ls), fue el tercer partido de la izquierda venezolana. Estaban el mas, el mir y la Liga Socialista. Era un partido grande, muy heterogéneo, difuso y caótico orgánicamente, porque creció mucho, pero era un partido de izquierda. La ls fue el principal partido de la izquierda radical por muchos años. Llegó a tener varios diputados. Algunos estaban presos y los sacamos con el voto, porque allá en Venezuela se podía sacar de prisión a una persona con su candidatura a diputado y su posterior elección. Su principal líder era el padre del alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, guerrillero torturado y asesinado en una comisaría policial. Su hijo es ahora jefe de campaña de Nicolás Maduro y lo fue de Chávez. La ls era un partido político con un ala armada. De ahí viene Maduro, formado por la izquierda radical.
-Es un chavista de la primera hora, entonces.
-Exactamente, porque cuando surge el chavismo conspirativo, a fines de los ochenta, Maduro era el enlace entre una parte de la izquierda y los comandantes conspiradores. Era el hombre de confianza de los militares activos del intento de golpe de Chávez en 1992. Sobre todo después de ese año, cuando depositan en él confidencias que sólo las puede guardar gente de suma confianza dentro de la intimidad de un proceso político.
-¿Y a quién responde esa versión interesada en mostrarlo como enfrentado a militares, en especial a Diosdado Cabello, el presidente de la Asamblea Nacional?
-Es una campaña sistemática iniciada en setiembre de 2011, cuando Carlos Montaner y Andrés Oppenheimer dieron al chavismo por derrumbado. Lo mismo que sostiene Mario Vargas Llosa. Porque se manejan con la misma lógica conceptual que Estados Unidos: muerto el cacique se dispersan los indios. Nosotros no somos sujetos para ellos sino borregos con un caudillo que nos une religiosamente.
-¿Cómo se gestó esa idea de «hoy todos somos Chávez»?
-En Venezuela hay un 35 por ciento de la población totalmente antichavista. Y el 65 por ciento restante se divide en dos: chavista la mayoría, y una franja menor que fluctúa con desinterés político y alcanza un 10 o 12 por ciento de los votos. Un 35 por ciento es el chavismo duro y no los mueves sino a tiros. Y los antichavistas duros son entre 12 y 15 por ciento. La traducción de eso da 14 millones de chavistas, entre ellos 9 millones de votantes activos que ganaron cuatro elecciones presidenciales, 13 parlamentarias y regionales. No existe registro en la historia electoral de América Latina de un personaje que haya gobernado cuatro veces continuas con el mismo movimiento.
-En su libro ¿Quién inventó a Chávez? usted dejó planteado el interrogante acerca de si Chávez podría salir de esa imagen de caudillo y legar un sistema de gobierno, un aparato que funcione. ¿Lo ha logrado?
-Sí. Está a prueba y en transición. Hace 17 meses que Chávez no gobierna en forma directa y permanente. De ese período, mientras estuvo en Venezuela gobernó más o menos de cinco a seis meses. Y eso reposó sobre un equipo que contenía a Nicolás Maduro como canciller y luego como vicepresidente. Desde el 8 de diciembre hasta el 5 de marzo, el país fue gobernado sin Chávez. El chavismo sin Chávez fue emergiendo poco a poco del poder y la sociedad con maduración. La derecha usó esa idea de que sin Chávez todo era frágil en el gobierno. Pero el mismo dato visto desde la izquierda sirve para entender lo bueno de poder gobernar sin Chávez. Si a eso le agregas que Chávez tuvo la hidalguía que no tuvo ningún caudillo como él en la historia del siglo xx de delegar en vida… El 5 de marzo terminó un sistema político en Venezuela con Chávez. Él se lo llevó. Un sistema que se estructuró alrededor de su figura. Y nace un nuevo sistema político en construcción que no se estructura ni ordena alrededor de la figura de Maduro, aunque lo tenga a él como una superestructura destacada o de primera fila. Es el heredero elegido pero no es el líder del movimiento, es el presidente. Puede llegar a ser el líder pero para eso tiene que pasar pruebas de la vida social y política.
-En esta transición y continuidad ahora sin caudillo, ¿hay una tradición de la cultura de izquierda, o es un logro exclusivo de este movimiento nacido a fines de los ochenta?
-Venezuela no tuvo, como Argentina, Uruguay o Chile una tradición de izquierda de raíces marxistas. Tuvo, al revés, una tradición donde el marxismo llegó tarde y mal porque lo hizo a través del Partido Comunista. Y ese es el camino equivocado para llegar al marxismo en América Latina. Pero el problema es que el chavismo empalmó con una corriente de la izquierda venezolana no ligada al Partido Comunista. El pc lo tuvo preso a Chávez en 1992, 93 y 94. Eran parte del gobierno que lo tuvo preso. Había tres ministros en el gobierno de Rafael Caldera que eran del pc, por lo tanto integraban el elenco oficial que encarceló a Chávez. Pero el chavismo empalmó con un sector de la izquierda no stalinista donde se encuentran la Liga Socialista, el pst (trotskista) y Causa R, un partido laborista venido de la guerrilla. Con ellos comienza la construcción de lo que hoy llamamos chavismo. De esta forma, el chavismo absorbió y borró del mapa político a 22 partidos y organizaciones. La guerrilla Bandera Roja se partió en dos, una parte se fue con Chávez y la otra con la derecha.
-¿Cuál es el rol de los movimientos sociales dentro del chavismo?
-El chavismo es una ecuación entre el líder, los movimientos de masas y el partido militar con las fuerzas armadas. Entre ellos gira el Partido Socialista Unido de Venezuela (psuv). Los procesos los definen los militares y los movimientos de masas. Ellos garantizan la seguridad, el trabajo, los planes de gobierno y la defensa. Los movimientos sociales tienen en Venezuela un poder social acumulado en grandes organizaciones de masas con capacidad de construcción en las comunas socialistas, en los movimientos vecinales y los dos movimientos campesinos nacionales. En dos centrales obreras bolivarianas, una más grande y otra más pequeña. En los movimientos barriales, que son muchos. Y en el movimiento más grande y novedoso que surgió en estos últimos años, el Movimiento Nacional de Pobladores, que se ocupa de los damnificados por lluvias, desastres naturales, de la construcción de viviendas, de la construcción de las comunas socialistas, una experiencia urbana basada en valores contracapitalistas, contra el consumo y en favor de una vida urbana construida alrededor del ser humano y no del shopping. Es un grupo chavista exlusivamente urbano que mantiene relaciones con el gobierno pero sin ser una instancia oficial del Estado.
-Chávez parece haber sido el presidente que mejor entendió en este siglo xxi la importancia de los medios de comunicación como factores políticos y de la comunicación para sí. ¿Usted qué opina?
-Y del poder popular. Las dos cosas. La aparición del diario digital Aporrea, del programa televisivo Aló presidente y de las escuelas de comunicación fue central. Todo eso nunca había existido antes del chavismo. Surgió por acumulación de experiencias de grupos culturales y sociales de izquierda que siempre estuvieron en el tema y otros grupos de base cristiana. Lo que hizo Chávez fue potenciarlos. Los medios comunitarios eran cinco o seis y se diseminaron con su apoyo. Abrió el juego de tal manera y con un impulso democrático que creó el Sistema Nacional de Medios (snm) en el país. Hay 530 medios organizados como sistema de poder mediático. Entonces hay tres patas mediáticas: los medios estatales, los que integran el snm y los privados. En 2001 Chávez dijo que la falla tectónica de su gobierno era la falta de prensa propia, de comunicación propia. El diario más leído del chavismo, sin ser estatal, es Aporrea (www.aporrea.org) por lejos. No es comercial, no se imprime en papel.
-¿Cómo es el panorama de la derecha y su candidato Henrique Capriles de cara a las elecciones?
-Tienen graves problemas porque están muy debilitados. El potenciamiento místico y religioso de Chávez muerto les ha sacado base social y están muy desmoralizados. Casi cometen un suicido cuando el jueves pasado Capriles quiso patear el tablero durante la conferencia de prensa, diciendo que se iban a desacatar en la jura de Maduro como presidente. Desacatar implica no asistir a la jura y si no lo hacen no tienen derecho de participar en las próximas elecciones presidenciales, según la ley electoral. Lo frenaron sus propios socios en la oposición, que no querían pasar por una experiencia similar a la que ya habían vivido antes, cuando se negaron a participar en elecciones legislativas y el parlamento quedó en poder total del chavismo.
-¿Qué se puede esperar de Maduro y su relación con Wa-shington, la Unión Europea y América Latina?
-No hay manera de saberlo hasta que el hombre no empiece a tomar medidas de gobierno. Por ahora es un espacio abierto. Estados Unidos envió al pastor Jesse Jackson porque quiere negociar. Y el gobierno venezolano tiene interés en no ser atacado, de modo que le interesa negociar. Pero las razones no entienden las intenciones. Estados Unidos no soporta soberanías en términos políticos. No quiere estados soberanos. No están descartados asedios ni presiones por parte de Estados Unidos.
-¿Da como un hecho el triunfo de Maduro el 14 de abril?
-Los dos estudios que se publicaron hasta ahora en el país indican que es muy posible que saque más votos que Chávez.*
-¿Cómo observa al resto de los gobiernos progresistas latinoamericanos en un escenario sin Chávez?
-Estarán esperando hacia adónde irá el gobierno de Venezuela.
-La carta de Lula recordando a su amigo Chávez parece bastante moderada…
-Lula es del Foro de San Pablo y es la moderación institucionalizada de una política socialdemócrata. Son ex izquierdistas radicales. Y la carta es coherente con esa línea. Va a depender de qué haga Venezuela, el grado de tensión que reciba el nuevo gobierno para ver cómo va a posicionarse el resto de los gobiernos latinoamericanos. No son de izquierda, ni socialistas como el gobierno de Venezuela. El Estado venezolano es capitalista pero el gobierno es socialista. No hay burgueses en el gobierno del país. Habrá un juego de presiones para que Maduro se modere. Como le decían a Chávez: vas muy rápido. Es que ustedes van muy atrás, apúrense, les respondía Chávez. Pero eso podía replicarlo sólo él. Maduro no tiene esa autoridad moral. Habrá que ver qué hace Cuba y que hacen Cristina (Fernández), Dilma (Rousseff), (Rafael) Correa…
-Y Pepe Mujica…
-Pero Mujica es más que nada un símbolo moral. Durante los funerales lo aplaudieron como a casi ninguno. Fue el que más aplausos arrancó, sobre todo porque besó el féretro de Chávez. Y la gente eso lo ve. Pero Pepe es tan moderado, tan modosito en sus posturas políticas de Estado que le podrá pedir a Maduro que haga tal cosa pero no tiene autoridad geoestatal para pedirle mucho más. No veo al Pepe actuando sobre Venezuela. Más bien veo al revés, Venezuela actuando sobre Uruguay.
-¿Cuánto puede durar esa prueba para Maduro y su transición?
-Meses. En poco tiempo va a recibir poderosas presiones internas y externas, y muchas demandas del movimiento chavista. Allí habrá que probarse. Los grandes personajes surgen de grandes acontecimientos. Maduro tendrá que pasar por acontecimientos que lo prueben. Tiene condiciones personales para ser un líder.
-¿Hay otros nombres para continuar el proceso chavista en Venezuela?
-Claro, Cabello, José Vicente Rangel, Elías Jaua, Jorge Arreaza, Aristóbulo Istúriz y muchos otros. El gobierno está lleno de hombres y cuadros políticos. Pero no podían lucir con luz propia. No hay internas feroces entre ellos porque han decidido sostener al gobierno para que no se agriete a favor del enemigo. No quieren rifar los logros de estos años en salud, educación, alfabetización, propiedad de la tierra, propiedad obrera. Chávez inauguró una nueva forma de caudillismo, sacando lo malo que esa palabra tiene, y lo hizo apoyándose en el poder popular. Eso es lo novedoso. n
* Un sondeo difundido la semana pasada, apenas muerto Chávez, pero realizado antes de su muerte, daba a Maduro una ventaja de 14 puntos sobre Capriles, tres más que la que obtuvo el ex presidente en octubre.