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Comunidad Andina

Chávez inicia presidencia a paso ruidoso

Fuentes: IPS Noticias

«La integración debe ser independiente de cualquier poder», dijo el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, a IPS en un pasillo de la sede del gobierno de la capital peruana, dando por muerto al ALCA impulsado por Estados Unidos.

En medio de un tumulto de agentes de seguridad y tras asumir la presidencia temporal de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), Chávez había asegurado segundos antes que su iniciativa de crear una Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) era más viable que el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).

El mandatario venezolano, ya en el plano de la CAN, comentó que lo que necesitaban sus países miembros era «un acción social conjunta» para que no quedara sólo en palabras y tuviera impacto concreto en la vida de las personas lo resuelto en cumbres como la XVI Reunión del Consejo Presidencial Andino, realizada en la víspera en Lima.

Pero su propensión a salirse del protocolo lo llevó a mantener un breve altercado verbal con el vicecanciller colombiano, Camilo Reyes, apenas se hizo cargo de la conducción del bloque andino, conformado por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.

En su extensa disertación, Chávez destacó la apertura informativa que tendrá Telesur, la flamante cadena de televisión latinoamericana que impulsa, recordando como muestra de ello un programa en el que aparece el líder histórico de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Manuel Marulanda, alias «Tirofijo».

Esa referencia provocó la reacción airada de Reyes, quien señaló que «esa imagen había sido muy triste para 44 millones de colombianos».

Chávez respondió el comentario «en nombre de la libertad de expresión» y calificó de «absurda» la reacción, pero al ser consultado al respecto por IPS morigeró sus palabras al sostener que «los caminos de la integración eran diversos y que hay distintos puntos de vista». Aún así, su presencia en la presidencia de la CAN avizora un tiempo tempestuoso.

De hecho, Venezuela fue el país que más propuestas presentó en la cumbre que culminó con la llamada Acta de Lima, un documento que con el título de «Democracia, Desarrollo y Cohesión Social» aborda los temas de política exterior, sociedad, gobernabilidad democrática, lucha contra las drogas e integración física y desarrollo.

A la reunión asistieron, además de Chávez, los presidentes Álvaro Uribe, de Colombia, Alfredo Palacio, de Ecuador, y el anfitrión, Alejandro Toledo, mientras que en representación del gobierno de Bolivia participó su canciller, Armando Loayza.

A ellos se agregaron en parte de la jornada delegados del Mercado Común del Sur (Mercosur), integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay que son desde el 7 de este mes miembros asociados de la CAN, así como de Chile, México y Panamá en calidad de observadores.

Respecto de las cuestiones de integración física, el gobierno de Chávez presentó la propuesta de creación de Petroandina, una corporación de firmas de hidrocarburos del bloque. «No se trata de una fusión de empresas, sino de una alianza estratégica», explicó el mandatario proponente.

Caracas también intenta promover Petrosur, con Argentina, Brasil y Uruguay, y Petrocaribe, con los miembros de la cuenca caribeña, esfuerzos todos tendientes a fortalecer la independencia energética. Chávez declaró en la reunión que de ese modo busca poner la riqueza petrolera de su país «a disposición de Sudamérica y el Caribe».

La palabra «alianza estratégica», además, había cobrado ciudadanía cuatro días antes, cuando la comisaria de Política Exterior de la Unión Europea, Benita Ferrero-Waldner, utilizó también en Lima la misma expresión para referirse a las negociaciones entre el bloque que representa y la CAN, por un lado, y el Mercosur por otro.

Hugo Cabieses, un economista que integra el Foro Peruano de Relaciones Internacionales, explicó a IPS que la presencia en Perú en días previos a la cumbre de la CAN de Ferrero-Waldner era algo inusual y revelaba que había un interés particular de la UE en lograr acuerdos en la región, un hecho que podría causar no poco escozor en Washington.

«Los norteamericanos (estadounidenses) pueden sentir que se están metiendo en su patio trasero», comentó Cabieses, lo que, sumado a la presencia de Chávez en la presidencia temporal de la CAN, configura un panorama movido en los próximos 12 meses, para los cuales el mandatario venezolano ha anunciado numerosos planes, reuniones y contactos.

Las perspectivas de acuerdo de la UE con la CAN y el Mercorsur, cuyo próximo avance en las negociaciones tendrá un nuevo capítulo en marzo en Viena, tienen, por supuesto sin quererlo, un parecido tenor con las ideas adelantadas por el mandatario venezolano, como son alianzas que vayan más allá de lo comercial y responsabilidades compartidas.

Mientras, la cuestión del narcotráfico, muy presente en esta cumbre de la CAN, es otro ejemplo de cómo empieza a asomar una nueva forma de encarar problemas que antes parecían tener una sola interpretación. El consenso del bloque esta vez es luchar contra el flagelo de manera «sostenible», no sólo con represión y sustitución de cultivos ilícitos.

Como señaló en repetidas ocasiones, el canciller de Perú, Manuel Rodríguez Cuadros, entiende que se trata de promover «una mayor competitividad en el sector agrícola», a fin de que las zonas afectadas por el narcotráfico puedan salir de la exclusión social, y así lograrse un enfoque «equilibrado, integral y sostenible» en esta lucha.

Lo central, sin embargo, fue incorporar al lenguaje común de la región andina la expresión «responsabilidad compartida», plenamente aceptado por la UE en sus conversaciones previas, pero esquivo en las innumerables, e infructuosas hasta ahora, tratativas con el gobierno de Estados Unidos para llevar cabo planes de erradicación del tráfico de drogas.

Todas esas referencias al ámbito agropecuario se dieron cuando, simultáneamente, comenzaba en Miami una nueva ronda del tratado de libre comercio que negocia Washington con Colombia, Ecuador y Perú, y en el que el asunto del comercio del sector es la principal traba para el avance de las conversaciones.

Cabieses ve en esto una «notable coincidencia», mientras que Alejandro Deustua, otro analista de asuntos internacionales consultado por IPS, sostuvo que, evidentemente, una negociación como el tratado de libre comercio parcial es una «distorsión» en el curso integracionista andino, pues complica diversos acuerdos comerciales dentro de la CAN se compliquen.

Ante eso, Chávez irrumpió, ya como presidente de la CAN con su propuesta del ALBA, que incluso en las calles de Lima recibía un ruidoso apoyo proveniente de sindicatos que han venido oponiéndose al tratado con Estados Unidos y que, mediante volantes repartidos en las cercanías de la sede de la cumbre, invitaban al mandatario visitante a un mitin para recibirlo.

La propuesta fue presentada como contraste entre el tratado comercial con Estados Unidos de Colombia, Ecuador y Perú y el «éxito», según los partidarios en el exterior de Chávez, de las «misiones», el programa social del gobierno venezolano que fue puesto en la agenda de la cumbre como una forma de promover la «cohesión social», según el Acta de Lima.

Así, y en medio de otro tumulto por la nueva presencia del mandatario venezolano, un periodista preguntó: «¿entonces se va a tratar de ‘cubanizar’ la Comunidad Andina?».

Una integrante de la comitiva venezolana respondió que no, pero que las misiones bolivarianas, «basadas en la experiencia cubana», habían cambiado a su país.

También en la clausura de la cumbre, el presidente Toledo bromeó con Chávez diciendo que, al entregarle la presidencia de la CAN, le incluía la hoz y acaso también el martillo para que trabajara. La metáfora sonó exagerada, pero para algunos insinuaba turbulencias en el bloque.

Un nuevo periodo presidencial del bloque que, por estos indicios, Chávez tratará de convertir en escenario para impulsar sus ideas «bolivarianas». Los otros presidentes no se mostraron muy sobresaltados, aunque, sintomáticamente, Uribe se fue antes de finalizar la cumbre.