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Chávez y la unidad del chavismo

Fuentes: Aporrea

El presidente Hugo Chávez ha anunciado su disposición a reunirse con los partidos PPT, PCV, MEP y la UPV de Lina Ron, entre otros, para continuar la búsqueda de escenarios unitarios de cara a las elecciones de noviembre. Este anuncio abre un compás de espera y diálogo para intentar evitar la división electoral en las […]

El presidente Hugo Chávez ha anunciado su disposición a reunirse con los partidos PPT, PCV, MEP y la UPV de Lina Ron, entre otros, para continuar la búsqueda de escenarios unitarios de cara a las elecciones de noviembre. Este anuncio abre un compás de espera y diálogo para intentar evitar la división electoral en las filas bolivarianas.

Aunque el PSUV es la fuerza política principal dentro y fuera del chavismo, no se puede despreciar a los aliados, y muchos menos partir de la premisa de que no son necesarios y pueden sustituidos por las llamadas alianzas sociales. Los partidos que no aceptaron el llamado a fusionarse con el PSUV tenían sus razones, y muy válidas, para no acudir a esa invitación. De hecho, algunos de ellos como la UPV de Lina Ron y el MEP están reconstituyéndose porque no encontraron que el escenario interno del naciente partido brindara garantías suficientes para la incorporación de sus cuadros. Otros, como el PPT y el PCV optaron, por decisión de la mayoría de sus dirigentes y sus bases, mantenerse al margen.

Pese a que algunos líderes importantes del PPT y el PCV se sumaron al naciente movimiento, y ocupan hoy en día posiciones de relieve, la selección de candidatos mediante el mecanismo de primarias sometidas a la revisión del líder y de la dirección psuvista dejó a los aliados en situación de virtual exclusión, y con pocas opciones distintas a las del apoyo incondicional a las candidaturas electas y designadas por el PSUV. Si se hubiese abierto un proceso de primarias con la participación de todos los aliados y no sòlo del naciente partido otra sería la realidad. Pero hoy el escenario plantea el peligro de que las diferencias electorales deriven en diferencias de carácter político que a la larga coloquen en plano de adversarios, aunque a la izquierda, a partidos que, con todo y que son fuerzas pequeñas, aportan diversidad, solidez ideológica y cuadros comprometidos con las luchas populares desde hace mucho tiempo

El otro tema difícil es el de las expulsiones de militantes y dirigentes que han optado por lanzarse como candidatos sin el respaldo oficial del PSUV, y que cuentan con el apoyo de otros partidos, principalmente el PPT o el PCV. Allí entra a jugar el factor tiempo. Si algunas candidaturas oficiales del PSUV no despegan en las encuestas o no son lo suficientemente aglutinadoras lo sensato será revisarlas, y no descartar otras candidaturas, aunque no sean las que originalmente fueron escogidas. Ya existen experiencias similares, como el caso de la negra Antonia Muñoz, en Portuguesa, y Ronald Blanco La Cruz, en Táchira.

Hay que reconocer que ciertos casos resultan complicados de resolver. Muestra de ello es Guárico, un estado gobernado durante ocho años por Eduardo Manuitt, ex dirigente del PPT, quien abandonó sus filas para irse al PSUV, y ahora ha sido expulsado de la organización., después de haber pedido su separación como militante para enfrentar un asunto de carácter penal.

No creo que Eduardo ni su hija Lennys sean contrarrevolucionarios o traidores. Y se que los ex dirigentes del PPT que hoy militan en el PSUV, salvo una que otra excepción, coinciden conmigo en esta opinión. Y en todo caso, habría que definir muy bien qué es un contrarrevolucionario y cómo podemos identificarlo. Y quién sabe cuántos entrarían en esa categoría, se vistan o no de rojo! Lo cierto es que cualquier opción de triunfo en esa región pasa por la unidad. Y el caso Guárico también impacta el conjunto de la Alianza Patriótica.

En resumidas cuentas, el anuncio del presidente Chávez abre una perspectiva de acuerdo unitario, aunque lo prudente es no contar los pollos antes de nacer y esperar que prevalezca el sentido común, una actitud unitaria real y una vocación autocrítica, alejada del sectarismo endógeno que tanto daño ha hecho y sigue haciendo.