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Entrevista a Heinz Dieterich

«Chávez y Lula conducen al Mercosur, Kirchner ha perdido la hegemonía del proceso argentino»

Fuentes: Perfil (Argentina)

¿Qué lineamientos de su concepto de «Socialismo Siglo XXI» considera que está llevando a cabo el presidente venezolano Hugo Chávez y hacia donde lo conduce? Heinz Dieterich Steffan: La liberación de América Latina solo será exitosa bajo dos condiciones: 1) que proceda sobre dos macrodinámicas político-económicas sincronizadas, y 2) que se base en la alianza […]

¿Qué lineamientos de su concepto de «Socialismo Siglo XXI» considera que está llevando a cabo el presidente venezolano Hugo Chávez y hacia donde lo conduce?

Heinz Dieterich Steffan: La liberación de América Latina solo será exitosa bajo dos condiciones: 1) que proceda sobre dos macrodinámicas político-económicas sincronizadas, y 2) que se base en la alianza estratégica entre los pueblos y los gobiernos integracionistas.

La primera macrodinámica se deriva del desarrollismo estatal alemán-japonés, enriquecido con las experiencias del desarrollismo histórico latinoamericano (Perón, Getulio Vargas, Lázaro Cárdenas, etc), y adecuado a las condiciones de la economía mundial actual. La segunda macrodinámica se refiere a la introducción de los elementos claves de la economía del socialismo del Siglo XXI, que son la contabilidad del valor y la democratización de las decisiones económicas. En cuanto a la segunda condición, se trata de la alianza estratégica entre los pueblos y gobiernos progresistas, única fuerza capaz de neutralizar a la alianza estratégica entre oligarquías y el imperialismo estadounidense y europeo.

El presidente Chávez ha tenido que dedicar la mayor parte de su tiempo a la primera tarea, concentrándose en: a) la creación de un Estado y movimiento venezolano capaz de instrumentar el Nuevo Proyecto Histórico de la Patria Grande -desarrollismo-socialismo del Siglo XXI- dentro de su país; b) la creación de un Bloque Regional de Poder (BRP) latinoamericano, es decir, un Estado regional, un mercado regional y una identidad regional, y c) la defensa de ambos flancos contra los desestabilizadores.

Esta política ha sido muy exitosa, de tal manera que permite a partir de este año, darle más peso a los componentes del Socialismo del Siglo XXI.

Chávez asumió un nuevo mandato con la proclama «Patria, socialismo o muerte». ¿Considera que están dadas las condiciones en Venezuela para sostener esta afirmación?

El presidente es muy creativo y muy expresivo. Y muchas veces, cuando desarrolla un discurso, aparecen nuevas ideas, paradigmas, etcétera. Siento que es la tarea de los intelectuales populares, estéticos, políticos y, sobre todo, científicos, interpretar las implicaciones de estos nuevos paradigmas e ideas, para que haya una retroalimentación para el liderazgo político y la nación entera. La intelectualidad venezolana, por sus privilegios y cultura de clase, ha estado en contra del proceso bolivariano, y por eso no se había generado este proceso de aprendizaje colectivo en los últimos años. Se trata, en términos teóricos, de un problema de vanguardia. Por suerte, empieza a cambiar positivamente este panorama, no solo en Venezuela, sino en toda América Latina y el mundo.

En lo referente a la consigna que cita. «Patria o Muerte» es un concepto que es parte de la existencia humana desde la formación del Estado, es decir, desde hace 3.000 a 5.000 años atrás. Antes, inclusive, existe como «etnia o muerte», porque fuera del colectivo étnico no había sobrevivencia posible. En este sentido, es casi una constante cultural antropológica y vale prácticamente para todas las sociedades. Inclusive, podrías trazarla más atrás hacia nuestro sustrato biológico, en cuanto al sentido de pertenencia local de los animales y, entonces, sería una constante biológica del homo sapiens. Los conceptos de feudalismo, capitalismo, socialismo, en cambio, se refieren a modos de producción temporales y nunca tendrán la misma fuerza telúrica. Creo, que la consigna pretende marcar un rumbo, pero, quién sabe si vaya a calar hondamente.

¿Por qué considera que para Chávez es necesaria la promoción de la reelección indefinida y el otorgamiento por parte del Parlamento de poderes especiales para gobernar, principales cuestionamientos de la oposición?

Son dos cosas distintas. La reelección indefinida es el principio imperante en las democracias burguesas clásicas, como Inglaterra, Estados Unidos y Francia, entre otras. Detrás de este precepto está la idea de que el pueblo es el único depositor de la soberanía política y, por lo tanto, el único que debe decidir si quiere continuar con un presidente o no. De hecho, es una idea plebiscitaria, mucho más democrática que la norma pragmática de la limitación que se impone después en algunos países. Chávez, quien está con la democracia participativa, simplemente reclama esta idea clásica y la gente va a decidir si le parece o no. Y esto no depende de un artículo constitucional sino de la calidad de gestión del gobierno. Todas esas cosas se deciden en la correlación de fuerza real, no en el papel. Fernando de la Rúa, Yamil Mahuad y Alberto Fujimori pueden explicar esto muy bien.

En lo referente a las Leyes Habilitantes. Este es un mecanismo del poder público que existe en muchas Constituciones, por ejemplo, en la venezolana de 1961. Su ámbito estaba suscrito a lo económico y financiero y en estas materias fueron otorgadas también a los mandatarios de la Cuarta República por las mayorías socialdemócratas (AD) y demócratacristianos (COPEI). La Constitución de 1999 expande este ámbito y permite al parlamento autorizar el uso de este instrumento con las tres quintas partes de sus miembros. En el caso del presidente Chávez, se le autorizará por 18 meses. Todo esto está dentro de la Constitución.

Semejante es el instrumento de los Decretos Ejecutivos. Todos los gobiernos neoliberales recientes han abusado sistemáticamente de los Decretos Ejecutivos, pasando por alto el tormentoso camino del procedimiento parlamentario, sobre todo en sus políticas económicas. Menem en la Argentina, Cardozo en Brasil y Salinas de Gortari en México son buenos ejemplos. John Locke había sustentado el Decreto Ejecutivo como una prerrogativa del poder ejecutivo, pero, pensando posiblemente, que la ética impidiera su abuso. El presidente Chávez es un hombre ético y, por eso, en los siete años de sus gobierno no ha habido abusos de poder desde su investidura. No creo que los vaya a haber en el futuro.

Si la oposición se siente incómoda con este procedimiento, es su propia responsabilidad, porque no participó en las elecciones parlamentarias respectivas. Pensó que ganaría más con el boicot y el saboteo, y se equivocó. Ahora paga sus penas.

¿En que radica la estrategia del cambio de vicepresidente con la partida de un actor clave del mandato anterior, José Vicente Rangel, y la asunción de Jorge Rodríguez?

Con las elecciones de diciembre 2006 terminó una etapa histórica del proceso, caracterizada por la asunción democrática de Chávez al gobierno de un Estado burgués neocolonial (1999) y la defensa exitosa contra los intentos subversivos de las fuerzas neoliberales nacionales e imperialistas de Estados Unidos (Bush, Miami) y Europa (Aznar, Havel, Polonia). Estas agresiones subversivas, como el golpe militar, el petrolero y la «guarimba» (NdR: sabotajes, acciones violentas en las calles, boicot, etc), no tenían nada que ver con el socialismo del Siglo XXI. Se dirigieron contra el proyecto desarrollista-nacional de Chávez que ponía en peligro las tasas de explotación de las empresas transnacionales de Occidente. El conflicto no fue ideológico, sino económico.

Ahora, el presidente se concentrará en el avance del Bloque Regional de Poder (BRP) latinoamericano, apoyado por Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, etc., y en la construcción del Socialismo del Siglo XXI en Venezuela. Un nuevo proyecto de esta dimensión requiere otra institucionalidad y otros operadores. A eso se debe el cambio de ministros. Por supuesto, siempre es un proceso de «trial and error», y veremos más cambios en el futuro.

¿Qué incidencias tendrá el Socialismo Siglo XXI, promovido por Chávez, en la relación con la Argentina? ¿Y en el seno del Mercosur?

Para América Latina, depende de la institucionalizad concreta hacia la cual vaya evolucionando. El denominador común compartido hoy día, con matices, por Rafael Correa, Fernando Lugo, Evo Morales, Hugo Chávez, Tabaré Vázquez, Lula, Daniel Ortega, Raúl Castro y Néstor Kirchner, se compone de cuatro elementos: justicia social, identidad latinoamericana, soberanía latinoamericana y desarrollismo. Con estos elementos proporciona una cohesión ideológica y hasta una mística suficiente para integrar a las mayorías de la Patria Grande, excluyendo el único sector inmune a esta mística, que es la gran burguesía criolla transnacional y sus plumíferos.

Nada de esto es nuevo en América Latina, de hecho, es el proyecto histórico de los próceres progresistas de la Independencia, como Bolívar, Moreno y Artígas, contra los neoliberales de entonces, como Rivadavia, y sus baluartes oligárquicas. Es el eterno conflicto latinoamericano entre el desarrollismo y el neocolonialismo neoliberal, pero, hoy como hace doscientos años, es la única plataforma para salir de la barbarie neoliberal.

Salir de la barbarie de la economía de mercado es un cuento muy diferente. Es probable que muy pocos de estos gobiernos participarían en la construcción del socialismo del Siglo XXI. El proceso en América Latina dependerá mucho de las iniciativas que tomará Hugo Chávez este año, y en las cuales es decisivo si empieza a introducir la economía de equivalencias, que es el paso clave hacia el postcapitalismo. Lo mismo vale para Cuba.

Sin embargo, el capitalismo es un sistema planetario y su sustitución también lo será y, en este sentido, va a ser de enorme importancia el desarrollo de los movimientos del Socialismo del Siglo XXI en Europa, Estados Unidos y China. Hay también, otros imponderables, como la guerra nuclear preventiva de Bush contra Irán, que tendrá lugar en los próximos meses y que llevará un mensaje directo para Venezuela y las fuerzas bolivarianas. Tocar hoy la Doctrina Monroe en una zona de recursos energéticos estratégicos significa exponerse a una agresión nuclear.

Argentina es un subsistema del proceso latinoamericano. Dentro de este subsistema el proyecto de Kirchner ha perdido la hegemonía. La oligarquía ya lo tiene en sus garras y si él decide no ser candidato en las próximas elecciones, lo más probable es que el gobierno sea de centroderecha.

De todas formas, con Kirchner o sin él, el siguiente gobierno estará más a la derecha que éste y tal constelación reforzará la posibilidad de la reacción internacional y nacional de friccionar el proceso progresista que vivimos.

¿En la actualidad, hacia donde cree que se perfila el rol de la Argentina en el marco del llamado «eje progresista del Atlántico»?

La parálisis de la hegemonía de Kirchner, debido a una combinación de microgolpes de la oligarquía, la habitual desorientación de «la izquierda» argentina, la fragmentación del débil movimiento obrero y popular y la ausencia de un proyecto estratégico, han hecho desaparecer virtualmente a la Argentina como factor de poder de la política latinoamericana y mundial, últimamente. La ausencia de Kirchner en la Cumbre Sudamericana en Cochabamba, en las tomas de posición de Correa y Ortega, al igual que la prepotente y, al mismo tiempo, ridícula posición frente al conflicto con Uruguay, son reflejos de esa debilidad. El resultado es, y Cochabamba lo dejó muy claro, que hoy día solo hay dos centros de gravitación en el «eje progresista del Atlántico»: Brasil y Venezuela.