Será entre las estatales PDVSA y Petrobras. Habrá dos sedes: una en Venezuela, otra en Brasil.
No lo firmaron en papeles, pero lo anunciaron ante la prensa. Tanto Lula da Silva como Hugo Chávez confirmaron ayer que en diciembre se constituirán dos empresas petroleras mixtas entre las estatales Petrobras y PDVSA. Una tendrá sede en el Orinoco, con mayoría del Estado venezolano; la otra fijó domicilio legal en Pernambuco y quien controla la mayoría es el gobierno brasileño.
La iniciativa, desde lo formal, apunta a que las dos grandes estatales concuerden compartir la propiedad de los dos polos de un mismo negocio: la explotación de petróleo pesado del sur venezolano y su refinamiento en una planta gigantesca del nordeste brasileño. Pero que el proyecto se concrete en diciembre próximo, como prometieron ayer Lula y Chávez públicamente, tiene más de un significado. Apuesta a consolidar la presencia de las dos mayores petroleras regionales, que además están entre las más grandes del mundo, como proveedoras fundamentales de las necesidades energéticas en América del Sur.
De alguna manera, Lula lo dijo ayer al señalar en su mensaje ante la prensa que lo escuchaba en Manaos: «Esta sociedad entre Petrobras y PDVSA es estratégica. Y va a ayudar al Mercosur». Según definiciones del decálogo chavista, esto significa «tener una visión presidencial que va más allá».
Tanto Lula como Chávez son conscientes de que lo mejor es hacer acuerdos (de reparto de los mercados sureños) antes que pelear por la presa a dentelladas. Desde ese punto de vista, unificar las empresas en los pozos del Orinoco y la planta de Pernambuco trasciende su sentido económico.
En ese contexto se comprenden otras declaraciones realizadas por Lula y por Chávez, que llegaron a la cita de anteayer para desgranar quejas mutuas y arreglar cuentas. Lula fue preciso: «Queremos que este proyecto funcione en 2010, no en 2020 ni en 2050». Y su canciller Celso Amorim remató: «Cuando se trata de arreglar diferencias, mejor empezar por las cosas concretas. Una vez que estas cuestiones más específicas se destraban, queda el camino despejado para mayores acuerdos».
De acuerdo con el presidente Chávez, en una charla que mantuvo con un grupo de periodistas (entre ellos Clarín) poco antes de volver a su país, en la cita con Lula hablaron de otra cosa significativa: la recuperación del proyecto del Gasoducto del Sur que había quedado casi archivado por «diferencias de criterios». «Yo arreglé cuentas con la burocracia de mis funcionarios», sostuvo el jefe de estado venezolano. «Supongo que Lula hará lo mismo con la suya».
Con respecto al relanzamiento del Gasoducto del Sur, los mandatarios decidieron que será contratada antes de fin de año una empresa de «diseño conceptual» para que establezca todos los parámetros para construir e instalar los tubos que llevará el gas del sur venezolano hasta Buenos Aires y Montevideo, después de recorrer Brasil.
Ambos jefes de Estado acordaron que esa empresa debe diseñar en una primera etapa por dónde debe pasar el tramo que irá de Puerto Ordaz hasta Manaos.
Dejarán para después la llegada a un estado del Nordeste que se presume será Ceará. A partir de allí todo es más sencillo. Entre tanto, Venezuela debe tener tiempo de probar que sus reservas gasíferas son suficientes como para proveer 50 millones de metros cúbicos en forma diaria.
Hubo otro dato significativo de la recuperación de las relaciones entre Brasil y Venezuela. Ayer Chávez recibió en la Isla Margarita una fragata misilística de la Marina venezolana: venía de participar en maniobras conjuntas con la Armada brasileña.