Recomiendo:
0

Chile: ¿buenos vientos económicos?

Fuentes: Argenpress

Indudablemente la economía chilena está viviendo un momento de rápida expansión económica. Durante el presente año la tasa de crecimiento del producto, si se mantienen, las actuales tendencias, podrá crecer a algo más del 6 %, porque a pesar de que la economía mundial no crecerá al mismo ritmo, mantendrá la gran demanda de materias […]

Indudablemente la economía chilena está viviendo un momento de rápida expansión económica. Durante el presente año la tasa de crecimiento del producto, si se mantienen, las actuales tendencias, podrá crecer a algo más del 6 %, porque a pesar de que la economía mundial no crecerá al mismo ritmo, mantendrá la gran demanda de materias primas que sostuvo la gran expansión de las exportaciones del año que recién termina.

En este escenario el Banco Central subió la tasa de interés para dejarla en un 2,5 %. Esta decisión se encuentra en consonancia, a pesar del IPC negativo de diciembre pasado y la baja inflación proyectada para el primer bimestre de 2005, con la expansión ya citada.

No obstante esto en el escenario interno y a pesar del fuerte incremento de la inversión, en alza desde el segundo trimestre de 2004, no hay una conversión de esta expansión en una clara reducción reducción de la tasa de desempleo. Esto es explicado por los economistas del sistema en el acelerado aumento de la fuerza de trabajo producto de la recuperación de la baja expansión -inferior a 1 % – registrada durante los primeros cuatro años del gobierno de Lagos. Si bien esta explicación es correcta, no es a nuestro juicio, el nudo central de la explicación que sólo puede serlo por la existencia de un diseño económico capitalista, que centra el esfuerzo económico en un crecimiento hacia fuera sustentado en productos con un mínimo valor agregado, es decir sin tecnología, sin innovaciones de carácter nacional. Este desarrollo exportador cuya dinámica es empujada al máximo por empresas transnacionales que incorporan a sus procesos tecnología de punta que no contemplan y no van a contemplar, como líneas de acción sustentables en el largo plazo, un desarrollo que tenga que ver en lo esencial con un nuevo orden económico que resuelva problemas claves como el desempleo o una distribución del ingreso más equitativa. No debemos olvidar que la tasa de desempleo del primer quintil de ingreso es 40 puntos porcentuales más baja que la del quintil de más altos ingresos.

El crecimiento de la inversión, que en términos monetarios es importante, y hace sacar a los gestores neoliberales cuentas alegres en función del crecimiento de sus cuentas bancarias personales, no muestra el faranduleo financiero que ocultan estas cifras. No hay crecimiento real , como sería la creación de nuevas empresas en el 2004; las fusiones y adquisiciones de empresas crecieron un 33 %. Los inversionistas no crean nuevas empresas así Telefónica Móvil en Chile fue adquirida por Telefónica España y Chilesat por Telmex de México, en operaciones del orden de los mil quinientos millones de dólares. En el sector industrial inversionistas ingleses se introdujeron, reemplazando a inversionistas españoles, en IANSA. En la minería se vendió Ventanas a Codelco, Soquimich concretó un traspaso accionario a capitales europeos. En el comercio se produjo el traspaso del paquete controlador de Almacenes París a Quiñenco (de la familia Lucsic) y Consorcio Financiero, la compra de los supermercados Montecarlo y Las Brisas por Cencosud y de San Francisco por Falabella. En el sector financiero se vendió seguros La Construcción a Bicecorp y de la filial chilena de Dresdner Bank al Banco Security. Todos esto movimientos financieros alcanzaron alrededor de 3.900 millones de dólares. Estos movimientos revelan la permisividad y facilidades con que cuenta dentro del país el capital financiero tanto nacional como extranjero y el grado de liquidez del mercado, que hace que el movimiento desatado tras las ganancias de corto plazo que la historia económica ha mostrado una y otra vez son preludio de grandes desastres si no se les pone coto. Es claro que algunas de las colocaciones mencionadas para aumentos de capital tuvieron demandas que superaron largamente los montos ofrecidos. Esta ‘inflación’ de las colocaciones ha llevado, por ejemplo, a las AFP, a comprar más acciones a precios más altos, con el consiguiente deterioro de los fondos de los trabajadores. En muchos casos esta sobredemanda no tiene ningún respaldo monetario real de las millonarias compras. Obviamente el gobierno caminando una vez más detrás de los acontecimientos recién está laborando una normativa a través de la Superintendencia de Valores y Seguros, para fiscalizar a verdaderos delincuentes que están operando sin ninguna sujeción en el sector.

La tasa de desempleo, al igual que el nivel de inflación reflejan, dadas las características metodológicas de estos indicadores, la real condición de los asalariados del país.

Hemos señalado también la dramática situación del sistema previsional chileno, que un reciente informe del Banco Mundial ha venido a refrendar, en términos de la crisis que muestran todas las informaciones provenientes del sector.

El precio que se les cobra a los trabajadores por la administración de los fondos está muy por encima de los costos efectivos de las empresas administradoras de los fondos de pensiones, mostrando una vez más que una de las condiciones centrales de la viabilidad del mercado como mejor asignador de recursos, dada la falta de competitividad, en la práctica, y como se observa prácticamente en todos los sectores de la economía no existe. En el mismo sentido se mueven los efectos de la precariedad e informalidad del empleo y los bajos salarios que muestran sus resultados en la baja densidad de las cotizaciones. Esta realidad hace que las personas no contribuyan a su cuenta de ahorro previsional y por tanto no podrán acumular fondos suficientes para acceder a una pensión.

En otro plano la matriz energética del país se ve sometida a nuevas tensiones toda vez que al parecer no podrá contarse con los volúmenes presupuestados de gas argentino.

Urge por tanto una definición energética de largo plazo que permita asegurar energía en el país, cuestión clave si es que permanecen las tasas de crecimiento proyectadas.

Gas natural licuado, energía eólica, nuclear, hidroeléctrica, son algunas de las alternativas que deberán escogerse en el corto plazo. Sin embargo, un tema que nadie menciona es la reincorporación a la matriz energética del carbón, elemento abundante en el país y que a la luz de información reciente proveniente de Estados Unidos y China sigue mostrando una vitalidad e importancia extraordinaria, llegando a cifras históricas de producción. Mostrando la política criminal dirigida a este recurso que bajo la presión de los intereses ligados a las transnacionales del petróleo prácticamente hicieron desaparecer de la economía nacional. Debe recordarse que Chile debe importar casi todo el petróleo que consume.

Algunas de los temas reseñados, sin duda atemperan y dan cuenta de diversos elementos que constriñen el exitismo y falso esplendor del modelo neoliberal. Son cuestiones claves, no resueltas, y frente a los cuales los gestores del modelo no tienen solución.