La paciencia es uno de los rasgos tradicionales del pueblo chino, pero parece que se está acabando. Cansados de las presiones de EE.UU. para que revalúen el yuan y frente a la posibilidad de que el Congreso estadounidense adopte una ley para sancionar a China comercialmente si no lo hace, dos miembros del Partido Comunista […]
La paciencia es uno de los rasgos tradicionales del pueblo chino, pero parece que se está acabando. Cansados de las presiones de EE.UU. para que revalúen el yuan y frente a la posibilidad de que el Congreso estadounidense adopte una ley para sancionar a China comercialmente si no lo hace, dos miembros del Partido Comunista de Beijing amenazaron esta semana con recurrir a lo que llaman la «opción nuclear».
Esta opción no consiste en atacar el territorio norteamericano con armas de destrucción masiva, pero el efecto sería igualmente devastador. La idea sería vender parte de los 900.000 millones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense que tiene el Banco Central Chino para hacer colapsar el dólar.
Bush calificó a la amenaza de «insensata», mientras que el secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, de visita en Beijing, reconoció que había tensiones entre los dos países. «Tenemos que manejar las tensiones por ambas partes (…), pero en general nuestros dos países están comprometidos en relaciones económicas constructivas», dijo.
En Beijing no todos comparten esa visión. El jefe del Centro para la Investigación del Desarrollo, Xia Bin, fue el que tiró la primera piedra diciendo que China tendría que usar sus reservas como una moneda de negociación con Estados Unidos. He Fan, uno de los miembros más prominentes de la Academia de Ciencias china, fue aún más lejos. «China ha acumulado una gran suma de dólares. Y dicha suma, de la cual una parte importante la forman bonos del Tesoro, contribuye a mantener la posición del dólar como una moneda de reserva. Rusia, Suiza y otros países ya han comenzado a reducir sus reservas de dólares. Probablemente, China no seguirá sus pasos si el tipo de cambio del yuan es estable en relación al dólar. Pero si el yuan se aprecia, el Banco Central chino se verá obligado a vender dólares, lo que podría conducir a una depreciación masiva del dólar.»
Las declaraciones de He Fan fueron publicadas en el China Daily, lo que indica que el gobierno chino sabía que las iba a hacer y muy probablemente las alentó. «Este tipo de palabras son alarmantes, no dejan lugar para la ambigüedad. Contienen una amenaza política muy clara y pueden tener consecuencias serias en un momento en que los mercados de crédito ya tienen miedo del contagio de los problemas inmobiliarios», dijo Simon Derrick, un estratega del Banco de New York Mellon al diario londinense Daily Telegraph.
La situación es complicada porque en plena campaña electoral el conflicto comercial con China forma parte de la agenda de todos los candidatos a presidente. Al mantener el valor del yuan en un nivel bajo, el gobierno chino tiene una ventaja competitiva en el enorme mercado estadounidense. Esto explica por qué las tiendas estadounidenses están inundadas de productos «made in China» de todo tipo, mucho más baratos que los nacionales. De hecho, el déficit comercial bilateral alcanza actualmente los 232 mil millones de dólares a favor de China.
Pero eso no es todo. Un yuan devaluado favorece también la migración de empresas americanas hacia China, lo que provoca un aumento del desempleo. Las empresas se instalan en el territorio chino, donde la mano de obra es mucho más barata debido en parte al tipo de cambio. Esto ha contribuido sustancialmente al aumento de la desocupación en el territorio norteamericano, un tema al que los candidatos demócratas le están prestando mucha atención.