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Colombia: la paradoja del desempleo

Fuentes: Argenpress

‘El oprobio desalienta toda reacción distinta de la resignación mortificada’ Viviane Forrester En el curso del debate, cuando se tramitaba la última reforma laboral, fiel copia de la Ley 50 de 1990, el gobierno le anunció al país que como producto de ella se estarían generando 750.000 empleos; sin embargo, entre septiembre del año anterior […]

‘El oprobio desalienta toda reacción distinta de la resignación mortificada’

Viviane Forrester

En el curso del debate, cuando se tramitaba la última reforma laboral, fiel copia de la Ley 50 de 1990, el gobierno le anunció al país que como producto de ella se estarían generando 750.000 empleos; sin embargo, entre septiembre del año anterior y este se destruyeron 215.000 empleos. Ahora, adicionalmente, entre octubre del año pasado y el de este año desaparecieron 70.000 puestos de trabajo más! Por segundo mes consecutivo ‘…se presentó una caída simultánea en la tasa de desempleo y en la cantidad de puestos de trabajo. Es decir, si bien hay menos desempleados por que muchas personas en edad de trabajar se están retirando del mercado de laboral, también se están destruyendo puestos de trabajo’.

Dicho retiro, según el propio director del DANE, Ernesto Rojas Morales, responde en gran medida al desaliento del desempleado, ‘…es decir aquellos que cansados de buscar empleo, sin encontrarlo, desisten de la búsqueda’ . Ello explica la paradoja de que al tiempo que baja la tasa de desempleo, la tasa de ocupación no sólo no crece sino que baja de 55.2% en octubre de 2003 a 53.8% en octubre de 2004. Ello se refleja también en la tasa global de participación, la cual también se resintió, al pasar del 66% en octubre de 2003 a 63.1% en igual período de este año, perdiendo 2.9 puntos.

El propio Presidente de la República, le increpó a los empresarios que le estaban poniendo conejo a la Ley y se declaró defraudado, a lo que ellos le ripostaron alegándole que la ANDI había realizado una encuesta entre 191 compañías, la cual arrojó como resultado que se han creado 16.752 empleos directos, ‘…lo que representa un crecimiento del 10.26% frente al 2002’ ! Un estudio reciente del Banco Mundial, dirigido por Alejandro Gaviria, ex subdirector del DNP, concluyó que sólo 3% de las empresas consultadas ha creado puestos de trabajo gracias a los incentivos de la Ley. Ninguna de las empresas encuestadas dijo que dicha reforma jugaría un papel importante en las contrataciones futuras de personal. Como lo afirma él, ‘…la reforma tuvo un efecto apreciable sobre la contratación de aprendices y la reducción del subempleo, pero no así sobre la generación de empleo y la formalización del mismo’ .

Asegura la CEPAL, que ‘…las tasas de crecimiento aún son insuficientes para solucionar el desempleo…América Latina debería crecer a tasas entre 5 y 6% durante varios años seguidos, para resolver los actuales problemas de empleo’ . Según el Informe de una entidad muy seria, como lo es Oxfam Internacional, ‘…La Ley 789 de 2002 permitió que se incrementaran las utilidades de las 9.049 empresas colombianas registradas en la Superintendencia de sociedades en un 138%. En contraste, la generación de puestos de trabajo apenas se incrementó en un 0.7% durante el primer año de vigencia de la reforma…’ . No se puede pretender tapar el sol con las manos, la política de empleo del gobierno ha fracasado, así se pretenda dorar la píldora con el tal subsidio al desempleo. Por algo será que en la última encuesta trimestral Gallup Poll muestra que el desempleo continúa siendo de lejos el principal problema para los colombianos(33.6%), por encima de la violencia(16%), en un país tan violento como lo es el nuestro.

La generación de empleo no puede seguir siendo plato de segunda mesa dentro de los propósitos de la política económica; al ser el desempleo una de las mayores tragedias que agobia al grueso de las familias colombianas, el procurar más y mejores empleos no puede seguir siendo un efecto colateral del crecimiento de la economía, sino un objetivo explícito de la misma. No se puede perder de vista que el desempleo y el subempleo conllevan la precarización del ingreso, la cual a su vez afecta el poder adquisitivo y de allí la postración de la demanda, principal freno de la economía. Hay, entonces, que pararle bolas al desempleo, que es pobreza, así no sea por sensibilidad social, la cual brilla por su ausencia, sino sólo por razones de racionalidad económica, pues como afirmó el ex ministro Rodrigo Escobar Navia, un mercado pobre es un pobre mercado!

Amylkar D. Acosta es presidente de la Sociedad Colombiana de Economistas.