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Foro Económico Mundial en Davos

Comenzó la fiesta del capitalismo

Fuentes: APM

En Suiza se encuentran lo popes de las potencias, de las finanzas y de las empresas. Dicen que buscan un crecimiento sostenido y equitativo, luchar contra el calentamiento global y el acceso a fuentes de energía. En la ciudad suiza de Davos comenzó ayer el Foro Económico Mundial con el eje puesto en la seguridad […]

En Suiza se encuentran lo popes de las potencias, de las finanzas y de las empresas. Dicen que buscan un crecimiento sostenido y equitativo, luchar contra el calentamiento global y el acceso a fuentes de energía.

En la ciudad suiza de Davos comenzó ayer el Foro Económico Mundial con el eje puesto en la seguridad en Medio Oriente, el cambio climático inducido por la producción industrial y la generación de energía en un mundo que consume -y se consume- cada día más. Además, los representantes de los países con mayor peso económico prevén destrabar la parálisis en que se encuentra la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC) debido a la negativa de las potencias a reducir los subsidios agrícolas así como el acceso a sus mercados para las naciones menos desarrolladas.

El encuentro puede definirse como el ámbito donde el capitalismo mundial se expresa a favor de más capitalismo, expone algunos mea culpa y se prometen acciones que nunca se van a cumplir. También sirve para que personalidades mediáticas pidan por la paz en el mundo y, cada vez con mayor vigor, se obtienen contactos para hacer más negocios o para conspirar.

En Davos participan más de 2.400 líderes de todo el mundo, y la canciller de Alemania, Angela Merkel, fue la encargada del discurso de apertura, donde pidió explotar los aspectos positivos de la globalización (?) y fijó como una de las prioridades internacionales la lucha contra el cambio climático y el acceso y abastecimiento de energía.

Según la prensa internacional, Merkel habló en favor del desarrollo económico sostenido. Pero advirtió que «junto con el éxito económico aumenta la responsabilidad«. Dicha responsabilidad, dijo, acarrea la necesidad de «permitir a otras regiones que compartan la paz y la prosperidad, y mantengan nuestro planeta vivible (sic) durante las próximas generaciones«.

Se puede criticar a la canciller teutona como líder de una potencia que no cumple con estos preceptos enunciados, pero puede dársele la derecha por el hecho de haberse puesto como prioridad en su rol de presidenta rotatoria de la Unión Europea (UE) y del Grupo de los 8 (G8) sacar del pantano en que se encuentran las discusiones para liberalizar el comercio internacional en el marco de la OMC.

Es que este es un de los ejes a ser debatido por los participantes y donde también se encuentran citados las esperanzas para que no termine el fracaso la Ronda de Doha, lo cual es casi imposible de evitar. Tanto Estados Unidos como la UE no muestran disposición a reducir sus subsidios a la producción agrícola interna, principal barrera para que el comercio les sirva a los países menos desarrollados.

Entre los invitados que representarán a 90 países, hay 24 jefes de Estado y de gobierno, 85 ministros, dirigentes de organismos internacionales y de numerosas multinacionales, estudiosos, responsables de los medios de comunicación más importantes y de la sociedad civil. Por América Latina van a decir presente el presidente mexicano, Felipe Calderón, y su homólogo brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, que aprovecharán para presentar las prioridades para sus recién estrenados mandatos. Lula adquirió un peso importante al representar al bloque del Mercado Común del Sur (Mercosur, integrado además por Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela) dentro del Grupo de los 20 países mayores productores agrícolas.

Hay programadas 17 sesiones centradas en el cambio climático. En ellas se incidirá en los aspectos que pueden ayudar a que las empresas y los gobiernos pongan en marcha cambios políticos para reducir las emisiones contaminantes y a que los rentabilicen. Y para que contaminar menos sea rentable para las corporaciones.

Los representantes comerciales de 30 de las principales economías del mundo van a mantener conversaciones mano a mano antes de reunirse el sábado. Esperan decirle a la OMC que están preparados para reanudar negociaciones formales «serias», dijo el comisionado de comercio de la UE, Peter Mandelson. Las negociaciones fracasaron en julio pasado, después de que la UE y Estados Unidos rechazaran la petición de países como Brasil e India de que recorten sus generosos subsidios agrícolas. «Hemos llegado al final del juego», dijo el martes Mandelson en Bruselas (Bélgica) ante una audiencia de empresarios y lobbystas. «Les corresponde a la UE y a Estados Unidos mostrar su liderazgo», agregó.

El comisionado europeo propone un recorte del 54 por ciento en los aranceles a las importaciones agrícolas. Francia, el mayor productor agropecuario europeo, sólo quiere reducir sus aranceles hasta un 39 por ciento y no cede nada. Sin París no hay acuerdo, ya que Mandelson necesita el apoyo unánime de los 27 miembros de la UE para alcanzar un acuerdo de comercio mundial. Por su parte, los subsidios agrícolas estadounidenses suman cerca de 20.000 millones de dólares anuales, por encima del máximo de 17.000 millones solicitado por los europeos.

Los representantes comerciales quieren tener un boceto del acuerdo para junio, cuando vence la denominada autoridad de «vía rápida» del presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Esta autoridad requiere que el Congreso apruebe o rechace los acuerdos comerciales en su totalidad, sin analizarlos artículo por artículo, lo que haría de la negociación internacional un objetivo prácticamente imposible.

Una extensión de la vía rápida para Bush parece poco probable. Aunque muchos legisladores importantes se pronuncian a favor de la conclusión favorable de la Ronda de Doha, resulta difícil que quieran darle más poder comercial a Bush en un momento en el que tantos estadounidenses están perdiendo puestos de trabajo en los sectores industriales.

De estos encuentros sólo queda para la posteridad algunas frases altisonantes, pero muy pocas veces la retórica se convierte en hechos concretos. El capitalismo está de fiesta, y la cita es en Davos.