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Comercio, OMC y desarrollo

Fuentes: Rebelión

La participación de los países subdesarrollados en el comportamiento de los flujos de bienes y servicios a escala mundial y las negociaciones comerciales en el ámbito multilateral, ocupan un lugar relevante en la agenda económica internacional. Este tema ha cobrado mayor importancia y actualidad en el contexto reciente de crisis económica global. Como proceso multidimensional, […]

La participación de los países subdesarrollados en el comportamiento de los flujos de bienes y servicios a escala mundial y las negociaciones comerciales en el ámbito multilateral, ocupan un lugar relevante en la agenda económica internacional. Este tema ha cobrado mayor importancia y actualidad en el contexto reciente de crisis económica global.

Como proceso multidimensional, la globalización se expresada en la esfera comercial internacional, como uno de los factores que lo impulsan. Los intercambios de bienes y servicios a escala mundial han experimentado un notable dinamismo, acentuado con la apertura y la liberalización comercial promovidas a nivel institucional por la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Actualmente sobresale la coexistencia de complejas prácticas que restringen el comercio, reflejo de fuertes intereses económicos y políticos; en contraposición a otras que priorizan la apertura comercial. Estas últimas han contribuido a profundizar y diversificar la competencia a nivel nacional e internacional, de manera que se reproducen las históricas relaciones de poder que favorecen a las empresas transnacionales, especialmente de países desarrollados, en detrimento de los que están en vias de desarrollo..

Con una alta dependencia de las exportaciones de productos básicos, no pocos países en desarrollo se han visto afectados por la volatilidad de los precios. De esta forma, se acentúan los problemas estructurales de sus economías que les impiden diversificar exportaciones hacia productos de mayor valor agregado.

La apertura comercial, aunque puede motivar en alguna medida un mejoramiento de la eficiencia económica, al ampliar el nivel de competencia; constituye un elemento que agrava la vulnerabilidad de los países en desarrollo, impidiéndoles una inserción más ventajosa en el comercio internacional.

La promoción del libre comercio por parte de la OMC, ignorando las asimetrías existentes entre los países miembros, resulta incompatible con una aplicación efectiva del trato especial y diferenciado que necesitan los paises en desarrollo. Aunque algunos de ellos han mostrado resultados positivos en su crecimiento económico aplicando políticas comerciales aperturistas, la mayoría no ha tenido experiencias alentadoras. En este aspecto es de especial interés a tener en cuenta en la relación existente entre comercio y desarrollo.

El papel de la OMC y la evolución de las negociaciones comerciales multilaterales ocupan un espacio importante en los debates internacionales. La práctica demuestra las limitaciones de la OMC para hacer valer los intereses y prioridades de los países en desarrollo en el área multilateral, especialmente los problemas referidos a sus condiciones de inserción en el comercio internacional, que limitan su participación y reducen sus capacidades para enfrentar el desafío de la globalización.

El comportamiento de los flujos de bienes y servicios a escala mundial reflejados en sus principales tendencias; la existencia simultánea de prácticas comerciales restrictivas altamente complejas con otras que abogan por la apertura comercial; el papel del sistema multilateral de comercio en relación con las reglas de la OMC; y el impacto que la crisis económica global tiene sobre los intercambios comerciales, constituyen los temas de mayor espacio en el debate sobre el comercio internacional.

Desde la creación de la OMC hasta este momento, se destacan algunos elementos novedosos, como el incremento del núm ero de miembros, la mayoría de ellos países en desarrollo, la creación de varios grupos de trabajo para abordar la relación del comercio con diferentes temas no incluidos anteriormente en Marraquesh, la creación de coaliciones entre los miembros, donde son fundamentales los países en deesarrollo, facilitan la participación conjunta y coordinada en la negociacioón sobre los temas priorizados por cada grupo. Todo esto con la intención explícita de incluir el Desarrollo en el Programa de Trabajo mandado por la IV Conferencia Ministerial de la OMC en Doha.

Entre los aspectos que no han tenido cambios esenciales en la OMC, sobresale el énfasis sistemático y universal en la apertura comercial, y la erosión y alcance limitado de algo tan necesario a los miembros en vías de desarrollo como es el trato especial y diferenciado, asimetrías en los acuerdos multilaterales que no han sido corregidas, y la falta de transparencia y de participación efectiva de todos los miembros en las negociaciones multilaterales.

Hay un conjunto de situaciones que motivan inquietud y preocupación acerca del funcionamiento de la OMC, como la falta de consenso en las negociaciones de la Ronda de Doha para el Desarrollo, atrapada en el tema agrícola, en la que se evidencia un alto grado de condicionalidad entre los miembros. Las coaliciones, en ocasiones, se han visto debilitadas, poniendo en riesgo su estabilidad y fortaleza. A esto se añade que la atención de los miembros, en alguna medida, se ha desviado de las negociaciones de la Ronda de Doha hacia los acuerdos comerciales regionales, como alternativa a la falta de consenso.

Los grupos de trabajo y el programa de trabajo para las pequeñas economías, creados por la insistencia de los países en desarrollo, no son resultado de la comprens ión esencial por parte de los países desarrollados de las necesidades de los países subdesarrollados, sino de la dinámica de las negociaciones a favor de los primeros y de las mayores concesiones obtenidas a cambio de ofrecer otras de menor alcance.

El tema del desarrollo – que debió ser el centro del Programa de Trabajo de Doha- perdió protagonismo, al tiempo que resalta en las negociaciones una mayor preocupación por el acceso a los mercados. Continúan los intentos por apresurar las negociaciones y llegar a la conclusión de la ronda, disminuyendo así las probabilidades de atender las necesidades y prioridades de los países miembros en desarrollo. Es un hecho notorio que las normas comerciales de la OMC no se ajustan a las complejas condiciones en que tiene lugar el comercio internacional en el actual contexto y que la agenda para la ronda de negociaciones comerciales multilaterales no ha logrado articular los intereses diferentes que se expresan en el accionar de los miembros.

Por estos motivos mencionados, crece la incertidumbre sobre la evolución de las negociaciones y disminuye la credibilidad y confianza en el actual liderázgo de la OMC para conducir hacia el desarrollo y la equidad económica internacional.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.