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¿Cómo hacer que el Banco Mundial responda de sus actos ante la justicia?

Fuentes: CADTM

Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino

Dos proyectos iniciados por el Banco Mundial causaron entre 2004 y el 2013 en Marruecos el desplazamiento voluntario o involuntario de 1.700 personas, según las conclusiones de una encuesta llevada a cabo por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) que además refleja que los programas del banco han ocasionado el desplazamiento de 3,35 millones de personas en todo el mundo durante ese período (1). Ante tales hechos es indispensable terminar con la impunidad del Banco Mundial denunciándolo ante la justicia en las jurisdicciones nacionales como ha sucedido actualmente en Marruecos , donde tres investigadores marroquíes han iniciado un histórico proceso en otro caso de violación cometida por esa institución.

El Banco Mundial constituye un importante actor con gran influencia en la determinación de la elección y la formulación de las políticas públicas de la mayor parte de los países considerados en desarrollo. Es una verdad que nadie discute, comenzando por los mismos empleados que allí trabajan o han trabajado en los más altos puestos de responsabilidad, como Joseph Stiglitz que fue vicepresidente del Banco Mundial entre 1997 y 2000. Por lo tanto la responsabilidad que se plantea es la de la institución en relación con las decisiones y los actos que conducen a los gobiernos a adoptarlos en los países en los que interviene. Responsabilidad política, es cierto, pero también responsabilidad jurídica.

La responsabilidad política se origina en los mismos fundamentos de todo sistema democrático digno de ese nombre, que debe basarse en la trilogía: Legitimidad, responsabilidad, deber… Las políticas públicas adquieren legitimidad democrática por haber sido convalidadas en las urnas de acuerdo con los programas del partido (o partidos) que hayan logrado la confianza de los electores. Y son inmediatamente puestas en marcha bajo la total responsabilidad de quienes han sido elegidos para hacerlo. Esos mandatarios deben rendir cuentas de sus actos al finalizar su mandato, responsables de sus políticas y de sus resultados ante los ciudadanos que los hayan elegido.

Podríamos preguntarnos si es realmente útil recordar estas evidencias, pero en el caso del Banco Mundial y aún más de la generalidad de las instituciones financieras internacionales, es lamentablemente más que necesario. La razón es que esta Institución que suele ocupar su tiempo dando lecciones de «buena gobernanza» en todo el mundo, es sin embargo la última en manifestar el menor respeto a estos principios consustanciales con toda profesión de fe democrática.

Entendámonos bien. No nos estamos refiriendo a intervenciones puntuales que pueden justificarse por circunstancias más o menos excepcionales, sino a verdaderas «estrategias de desarrollo» elaboradas y puestas en marcha durante su duración y emanadas de las correspondientes líneas de crédito. Cuando el Banco Mundial se dedica durante décadas a iniciar, elaborar, financiar y acompañar «planes de desarrollo» (bajo formas que evolucionan ciertamente en el tiempo: programas de ajustes estructurales, estrategias de asistencia al país, estrategias de asociación de un país…) es evidente que se está por lo menos frente a una corresponsabilidad, una interna, la de los gobernantes del país «asistido» y la otra externa, la de la organización internacional que determina de punta a punta el proceso en cuestión.

El caso de Marruecos: una implicación cincuentenaria

Tomemos como ejemplo el caso de Marruecos. El Banco Mundial está implicado desde 1964 con ocasión de la primera crisis financiera del país recién independizado. Cualquier observador atento y objetivo de las crisis políticas producidas en este país puede afirmar sin dudas que desde hace cincuenta años hasta ahora el Banco Mundial ha sido en realidad, de una u otra manera, partícipe activo en todas las estrategias, en todos los «planes» (nacionales y sectoriales), todos los «programas» (llamados o no «estructurales»), en síntesis de todas las políticas económicas, sociales y financieras instrumentadas en este país… ¡Con los resultados conocidos! (para decirlo en pocas palabras, es necesario saber que a 60 años de su independencia Marruecos tiene un PBI per cápita que no supera los 3.000 dólares y un índice de desarrollo humano de 0,617 que lo coloca en el puesto 129 de los 180 países clasificados por el PNUD).

¿No es justo, o al menos razonable en estas condiciones, descargar toda la responsabilidad en una institución que ha estado en todas las elecciones y en todas las decisiones? ¿No es acaso responsable, junto a los gobernantes del país, de los fracasos y los sinsabores de su economía? ¿Sería insensato pedir al Banco Mundial que rinda cuenta de sus acciones a la población que tanto ha sufrido las consecuencias? ¿La «buena gobernanza» no exige que el Banco Mundial muestre pruebas de transparencia, humildad y espíritu autocrítico permitiendo al país aprender de una experiencia por lo menos decepcionante y así preparar mejor su porvenir?

La otra responsabilidad es jurídica, incluso judicial. Una responsabilidad que pura y simplemente se niega desde hace mucho tiempo. Estas instituciones, según sus propias afirmaciones, serían organizaciones internacionales que gozan de «inmunidad diplomática» y que por lo tanto no podrían ser perseguidas por la justicia en los países en los que intervienen. Sin embargo esas organizaciones, especialmente las que actúan como operadores económicos y financieros como es el caso del Banco Mundial, realizan permanentemente operaciones de carácter comercial, firman contratos y se comprometen frente a terceros. Como nadie es perfecto ni infalible, ¿no podrían, por una razón u otra, faltar a sus compromisos o incluso ser culpables de faltas o infracciones que produzcan perjuicios a sus socios o a otros terceros? ¿Y qué decir del financiamiento de proyectos que generan desocupación o destruyen recursos naturales? ¿Cómo es posible imaginar que las organizaciones responsables de esos actos puedan no ser justiciables? ¿Cómo aceptar que la «inmunidad diplomática» pueda ser extensiva a infracciones de derecho común? Tan increíble como pudiera parecer es nada menos lo que el Banco Mundial ha hecho prevalecer… por lo menos hasta recientemente.

El Banco Mundial ante la justicia marroquí

Porque es preciso saber que hace poco tiempo, efectivamente, acaba de caer un enorme tabú: el Banco Mundial puede ser llevado a la justicia ante las jurisdicciones de los países en los que mantiene un equipo permanente. ¿Cómo se ha podido llegar a este decisivo resultado?

El problema se remonta a 2010 cuando tres investigadores marroquíes (entre ellos el que suscribe) comprobaron que el «equipo de coordinación» del Banco Mundial en Washington había falsificado totalmente los datos de un estudio que se había realizado en el marco de un programa internacional de investigación llamado Ruralstruc (2). Habiendo rechazado convalidar científicamente los resultados indebidamente modificados los investigadores se vieron boicoteados y despojados del fruto de su trabajo. Peor aún, vieron modificado su informe en aspectos esenciales y luego publicado contra su voluntad. Y todavía más, luego de haber podido apreciar la inutilidad de las instancias llamadas de «ética y de mediación» del Banco Mundial, los investigadores alertaron al Gobierno marroquí y presentaron una denuncia oral sobre el problema en la Cámara baja del Parlamento. Todo ha sido en vano. Todas las iniciativas solo han servido para comprender la enorme influencia del Banco Mundial sobre los gobiernos de los países que, más que nunca, requieren la bendición y los créditos de la institución internacional…

Es necesario pues recurrir a la justicia. Los investigadores, en efecto, habían tomado nota del libro de Eric Toussaint Banco mundial, el golpe de estado permanente (3) en el que el autor dedica un capítulo a explicar que contrariamente a la idea recibida, la Institución de Bretton Woods es perfectamente justiciable en cualquier país en el que tenga una sede, en virtud del artículo 7, sección 3 de sus propios estatutos. Dado que Marruecos mantiene desde 1998 una oficina, los investigadores decidieron presentar una denuncia ante el Tribunal de primera instancia de Rabat por «delito de falsedad; falsificación y uso de documentos falsos y usurpación de bienes y nombres» . Las presiones y las maniobras de todo tipo no han faltado ciertamente durante dos años tratando de rechazar la convocatoria por intermedio del oficial de justicia. El abogado de los demandantes Abderrahim El Jamaï , antiguo decano del Colegio de Abogados, militante por los derechos humanos y presidente de la asociación contra la pena de muerte en Marruecos, debió entonces dirigirse al presidente del Banco Mundial en Washington para informarle de que la «oficina» de su organismo en Rabat no respeta sus propios estatutos ni la legislación del país que la hospeda… sin estar seguro de la relación causa efecto. Hay que señalar que unos meses después se produjo el «milagro»: la oficina del Banco Mundial en Rabat aceptó de repente tomar nota de la convocatoria del Tribunal nombrando asimismo a un abogado para representarla.

Y aquí está lo esencial: una primicia mundial. Por primera vez el Banco Mundial ha admitido que puede ser juzgado, un camino que promete estar sembrado de presiones, maniobras y golpes no muy gloriosos… Pero esa es otra historia y no es ese aquí el objeto de nuestro propósito. El principal mensaje que queremos dejar es el siguiente: Sí, se puede juzgar al Banco Mundial y la brecha abierta en Marruecos puede implantarse en todo el mundo. En todos los países en los que el Banco Mundial tenga una oficina permanente, las personas o grupos de personas que se consideren víctimas de un perjuicio vinculado a la actividad de este organismo internacional pueden demandarlo ante la justicia de su país haciendo valer los propios estatutos del Banco y el antecedente marroquí…

Notas

1 http://www.icij.org/project/world-bank/explore-10-years-world-bank-resettlement-data

2 Vea tres artículos sobre este tema en el sitio CADTM: http://cadtm.org/RuralStruc-le-programme-de  http://cadtm.org/Proces-de-chercheurs-marocainshttp://cadtm.org/Attac-Maroc-s-interesse-a-la-dette

3 Disponible en pdf: http://cadtm.org/Banque-mondiale-le-coup-d-Etat

Fuente: http://cadtm.org/Comment-rendre-la-Banque-mondiale