Una y otra vez se usan las mismas metáforas engañosas para hablar de la política económica. Nos hace falta un nuevo encuadre. ¿Qué piensa la gente que es la economía? ¿Cómo cree que funciona? ¿Cómo creemos que funciona, si es que pensamos que funciona en algo? La New Economics Foundation, en su informe, Framing the […]
Una y otra vez se usan las mismas metáforas engañosas para hablar de la política económica. Nos hace falta un nuevo encuadre.
¿Qué piensa la gente que es la economía? ¿Cómo cree que funciona? ¿Cómo creemos que funciona, si es que pensamos que funciona en algo? La New Economics Foundation, en su informe, Framing the Economy, [Para encuadrar la economía] llevó a cabo cuarenta entrevistas en profundidad en London, Newport, Glasgow, Wolverhampton y Hull, al objeto de encontrar puntos comunes de entendimiento. Aunque cuarenta es una cifra relativamente reducida, los investigadores buscaban imágenes, metáforas, certezas y agujeros negros que aparecían una y otra vez, a lo largo de regiones y demografías.
A partir de estos tropos, han podido trazar de qué modo, desde 2010, la agenda de austeridad del gobierno de coalición (británico, de conservadores y liberal-demócratas) supo jugar tan bien con las esperanzas y temores de la gente; de qué modo el apego del público a ello resultó tan tenaz. De qué manera, aun cuando la política fracasara a la hora de estimular la economía del modo en que se había prometido, todavía resultaba aparentemente resistente al contraargumento. Hasta cuando ya era claro, en todo el país, que tenia consecuencias demoledoras en la experiencia vivida de la gente (los discapacitados se quedaban sin prestaciones y después de semanas de agonía se desahuciaba de sus casas a las víctimas del experimento del crédito universal [sistema introducido en 2013 por los conservadores que substituía a otras prestaciones sociales y acabó teniendo efectos desastrosos]), la noción misma – que teníamos todos que apretarnos los cinturones, y que eso era lo que resultaba responsable hacer – se mantenía curiosamente boyante.